José Muñoz, alcalde del PSN en Burlata, dirigió graves insultos a familiares de los últimos detenidos después de negarles el uso de la palabra y ordenar el desalojo del Pleno. Ocurrió en la sesión extraordinaria convocada a mediodía de ayer por imperativo legal, contra el criterio del primer edil. Tras ello, varios vecinos se colocaron bolsas en la cabeza y Muñoz respondió con expresiones como «hijos de puta».
Ramón SOLA (Gara)
El pleno extraordinario forzado por tres grupos municipales en Burlata (NaBai, izquierda abertzale e IUN) para analizar la represión contra jóvenes de la localidad derivó en una situación inusitada. El alcalde del PSN, José Muñoz, se enzarzó con el público en un crispado enfrentamiento verbal en el que el primer edil llamó reiteradamente «hijos de puta» a los vecinos allí presentes.
La sesión venía precedida por la resistencia del alcalde a convocar el pleno, que finalmente fue llamado por la secretaria, como es norma siempre que lo solicite un tercio de la Corporación. El debate estaba transcurriendo por cauces normales y con serenidad, hasta que justo antes de la votación la concejala de la izquierda abertzale Maite Ezkurra pidió que se diera la voz a familiares para que detallaran la situación de los jóvenes.
Muñoz rechazó esta demanda, argumentando que no constaba en la resolución llevada al Pleno, aunque sí en un escrito anexo suscrito por 747 vecinos. Esta decisión fue censurada desde el público con expresiones como «¿No se os cae la cara de vergüenza?», «¿Vosotros habláis de libertad de expresión?» o «¿Por qué una madre no puede contar lo que le han hecho a su hijo?». Muñoz replicó que no tenía problema alguno en oírlo, «pero no quiero». Al escuchar que alguien del público le espetaba entonces «eres un tirano», se levantó y ordenó a la Policía Municipal desalojar la sala.
«¡Esto le han hecho a mi hijo!»
Entonces, las cosas se alteraron definitivamente. Varias personas se colocaron en la cabeza bolsas negras para simbolizar qué es lo que pretendían denunciar. «¡Esto se lo han hecho a mi hijo, se lo han hecho diez veces!», explicó la madre de un detenido mientras se apretaba la bolsa colocada alrededor de su cuello. «¡Estáis a favor de la tortura!», se oyó también.
El alcalde replicó a ello con expresiones como «Tortura sois vosotros, hijos de puta», un insulto que usó varias veces ante la treintena de personas que ocupaban los bancos del público y los cuatro periodistas presentes. En el guirigay consiguiente, hubo de todo. Por ejemplo, una concejala del PP respondió a una madre: «¿Y qué es lo que quería hacerme tu hijo a mí? ¡Hala, arreando de aquí!».
La sala fue vaciada y la sesión se reanudó con más gritos, ante la perplejidad de los periodistas y con el suelo sembrado de bolsas negras y de copias de las denuncias de tortura hechas por los jóvenes, que varios ediles tiraron al suelo directamente.
Un concejal del PSN recriminó al portavoz de Nafarroa Bai, Joxe Manuel Urrotz, que no les hubiera defendido ante las referencias a la tortura, y el portavoz del PP, José Enrique Escudero, añadió que «esto pasa por convocar este pleno». Antes ya se había declarado muy molesto por tener que tratar este tema «que no interesa» y hacerlo además un sábado.
La moción fue rechazada con los votos de PSN, PP, UPN y CDN. Ya en el exterior, donde se concentraron, los familiares se libraron de escuchar nuevas increpaciones de Muñoz, como la de «son una secta» o «han venido aquí a hacer el teatro con las bolsitas de basura».
20 imputados, 16 detenidos, 10 encarcelados…
Antes de que se desencadenara el incidente, la discusión había girado en torno a si la situación de los jóvenes de Burlata crea o no «alarma social» en la localidad. La voz cantante de las dos posiciones enfrentadas la llevaron Maite Ezkurra, de la izquierda abertzale, y José Enrique Escudero, del PP. Ezkurra aportó estos datos: ha habido 28 imputaciones a 20 jóvenes de Burlata desde 2007, se han producido 16 detenciones en operaciones policiales «retroalimentadas con listas negras», se han registrado diez encarcelamientos y hoy día cuatro burlatarras se encuentran en prisión provisional «de modo injustificado».
«Nos gustaría detener aquí esta siniestra contabilidad, pero hay más», lamentó Ezkurra. Ocho vecinos fueron imputados por un brindis en fiestas, dos más han acudido a la Audiencia Nacional esta semana por «enaltecimiento» y a otros dos se les piden ahora más de seis años por la carga policial en el funeral del padre de un preso del pueblo. «Era Aitor Torrea, no le dejaron verlo antes de morir, y salió de la cárcel justo cinco días después», recordó.
Para Escudero, nada de esto crea alarma. «Interesa a muy poca gente, y ya lo hemos debatido largamente. Que sepáis que estamos aquí por imperativo legal».