Vía Demo­crá­ti­ca lla­ma a las masas popu­la­res a la lucha por un cam­bio demo­crá­ti­co radica

Tras la reu­nión de la Secre­ta­ría Nacio­nal de Vía Demo­crá­ti­ca, cele­bra­da en sesión ordi­na­ria el sába­do 5 de febre­ro de 2011, para ana­li­zar el momen­to revo­lu­cio­na­rio que viven Túnez y Egip­to y su reper­cu­sión en los paí­ses del Mun­do Ára­be y Marrue­cos en espe­cial, se hace públi­co el siguien­te comunicado:

Evo­ca el salu­do a las revo­lu­cio­nes tune­ci­na y egip­cia y su resis­ten­cia y deter­mi­na­ción popu­lar para aca­bar con la tira­nía y su dic­ta­du­ra. Elo­gia a los már­ti­res que con sus vidas abrie­ron el camino hacia la liber­tad y la bús­que­da de la jus­ti­cia social y con­vo­ca en lla­ma­mien­to de soli­da­ri­dad con las revo­lu­cio­nes en marcha.

Con­si­de­ra esta revo­lu­ción como el gran cam­bio cua­li­ta­ti­vo y sin paran­gón en la región, que de el giro defi­ni­ti­vo en las luchas de los pue­blos deseo­sos de libe­rar­se del yugo de la tira­nía, el impe­ria­lis­mo y el sionismo.

Aler­ta sobre la incur­sión y usur­pa­ción, por par­te de las cla­ses domi­nan­tes reac­cio­na­rias loca­les y las fuer­zas impe­ria­lis­tas, de los obje­ti­vos y sím­bo­los de estas revo­lu­cio­nes a fin de con­so­li­dar sus intere­ses en la región y per­pe­tuar su hege­mo­nía y dominio.

Con­tem­pla como nece­sa­rio la caí­da de los pode­res de las cla­ses domi­nan­tes y los apa­ra­tos de Esta­do que las sus­ten­tan, y el des­man­te­la­mien­to de sus estruc­tu­ras capi­ta­lis­tas depen­dien­tes, para que la cla­se obre­ra reto­me la direc­ción en un fren­te popu­lar amplio hacia la vía del socia­lis­mo y rea­li­zar los cam­bios radi­ca­les nece­sa­rios en sus aspi­ra­cio­nes hacia la liber­tad, demo­cra­cia, jus­ti­cia social y la liberación.

Con­si­de­ra que Marrue­cos no es inmu­ne a lo que suce­de en Túnez, Egip­to y en el res­to de los paí­ses del Mun­do Ára­be, por com­par­tir con estos paí­ses las mis­mas cau­sas y cir­cuns­tan­cias que ges­ta­ron estos levan­ta­mien­tos popu­la­res; Marrue­cos bajo una tira­nía polí­ti­ca, una auto­cra­cia abso­lu­ta, la depen­den­cia del capi­ta­lis­mo domi­nan­te con su pro­yec­ción neo­li­be­ral, hace que la mino­ría que mono­po­li­za el poder, con la fami­lia real en cabe­za, osten­ten las rique­zas del país resul­tan­do en la gran bre­cha de pobre­za, des­em­pleo, mise­ria y mar­gi­na­li­za­ción de las cla­ses popu­la­res, que es la mayo­ría de la población.

Es común tam­bién, entre estos paí­ses y Marrue­cos, el fra­ca­so de las pre­ten­di­das refor­mas e inten­cio­nes de cam­bio lle­va­das a cabo por las estruc­tu­ras del poder acom­pa­sa­das por las fuer­zas polí­ti­cas afi­nes al régimen.

Todo ello, mar­ca la urgen­cia de un cam­bio radi­cal a tra­vés de la lucha popu­lar orga­ni­za­da por la libe­ra­ción, la demo­cra­cia y el socia­lis­mo que rom­pa con los méto­dos de oscu­ran­tis­mo, fal­sos con­sen­sos, polí­ti­cas de bas­ti­do­res y memo­rán­dums con con­sen­ti­mien­tos reales que dan car­ta ver­de a la per­pe­tua­ción de la oli­gar­quía y sus privilegios.

Por lo tan­to, urge lo siguiente:

El des­man­te­la­mien­to de las estruc­tu­ras maj­ze­nia­nas del Esta­do y todos los apa­ra­tos de repre­sión jun­to con el minis­te­rio del Inte­rior, el Poder Judi­cial, el Par­la­men­to no repre­sen­ta­ti­vo y el Gobierno como tal, para que pre­va­lez­can la inde­pen­den­cia de pode­res y orga­nis­mos públi­cos, y un Esta­do de dere­cho que garan­ti­ce la segu­ri­dad, la legi­ti­mi­dad y el ser­vi­cio a todos los ciudadanos.

El pro­ce­sa­mien­to de los res­pon­sa­bles de crí­me­nes polí­ti­cos, en caso de vio­la­cio­nes gra­ves de dere­chos huma­nos, y de deli­tos eco­nó­mi­cos rela­cio­na­dos con el expo­lio y saqueo de la rique­za del país y el des­pil­fa­rro del dine­ro públi­co. Esto exi­ge en com­pen­sa­ción la nece­sa­ria con­fis­ca­ción de bie­nes y propiedades.

El esta­ble­ci­mien­to de una nue­va Cons­ti­tu­ción demo­crá­ti­ca por un Con­se­jo cons­ti­tu­yen­te, ele­gi­do demo­crá­ti­ca­men­te, que encar­ne la volun­tad y la sobe­ra­nía popu­lar, con una cla­ra dis­tin­ción entre los pode­res legis­la­ti­vo, eje­cu­ti­vo y judi­cial, la sepa­ra­ción entre reli­gión y Esta­do, el reco­no­ci­mien­to de la cul­tu­ra y la len­gua ama­zigh en pari­dad con las otras len­guas ofi­cia­les, la igual­dad efec­ti­va entre el hom­bre y la mujer en todos los ámbi­tos eco­nó­mi­cos, polí­ti­cos, socia­les y cul­tu­ra­les, con­tem­plan­do el dere­cho natu­ral de la mujer en su con­di­ción de madre.

La ins­tau­ra­ción de pode­res loca­les, regio­na­les y nacio­na­les en base a elec­cio­nes libres en un Esta­do de Dere­cho, y la apli­ca­ción de una regio­na­li­za­ción demo­crá­ti­ca que per­mi­ta que las regio­nes ten­gan poder de deci­sión y de nego­cia­ción con el poder cen­tral, pero a la vez la máxi­ma auto­no­mía posi­ble en los ámbi­tos eco­nó­mi­cos, polí­ti­cos y cul­tu­ra­les a estas regio­nes que se carac­te­ri­zan por una espe­ci­fi­ci­dad en su evo­lu­ción his­tó­ri­ca y cul­tu­ral, como es el caso de las zonas del Rif, Ziyan y Souss.

La cons­truc­ción de una eco­no­mía fuer­te nacio­nal y autó­no­ma, com­ple­ta­men­te inde­pen­dien­te del ren­tis­mo y la depen­den­cia del impe­ria­lis­mo y los dic­tá­me­nes de sus ins­ti­tu­cio­nes inter­na­cio­na­les. Una eco­no­mía basa­da en una pla­ni­fi­ca­ción eco­nó­mi­ca nacio­nal inde­pen­dien­te, apo­ya­da en un amplio sec­tor públi­co a tra­vés de la nacio­na­li­za­ción de toda la indus­tria estra­té­gi­ca del país, su impor­tan­te indus­tria mine­ra, la nacio­na­li­za­ción de los ban­cos y el con­trol de los gru­pos financieros.

La cons­ti­tu­ción de colec­ti­vos obre­ros tan­to en sec­to­res públi­cos como pri­va­dos para la super­vi­sión de la ges­tión y la producción.

La pla­ni­fi­ca­ción de una polí­ti­ca agra­ria que cubra las nece­si­da­des bási­cas de la pobla­ción, que garan­ti­ce la segu­ri­dad ali­men­ta­ria, la sal­va­guar­da de los recur­sos natu­ra­les, la pro­tec­ción del medio ambien­te y el desa­rro­llo equi­li­bra­do sostenible.

La garan­tía de los ser­vi­cios públi­cos fun­da­men­ta­les: edu­ca­ción, sani­dad, trans­por­te, vivien­da y empleo.

La liber­tad de Pren­sa y la inde­pen­den­cia del con­trol del Esta­do, el desa­rro­llo de todos los com­po­nen­tes cul­tu­ra­les del pue­blo marro­quí como par­te del patri­mo­nio y lega­do cul­tu­ral de la humanidad.

La Secre­ta­ría Nacio­nal de Vía Demo­crá­ti­ca concluye:

Feli­ci­ta la lucha de los obre­ros y las masas popu­la­res y les ani­ma a radi­ca­li­zar y uni­fi­car sus luchas para la con­se­cu­ción de la demo­cra­cia y la liberación.

Lla­ma a las cen­tra­les sin­di­ca­les UMT (Unión nacio­nal del tra­ba­jo) y CDT (Con­fe­de­ra­ción demo­crá­ti­ca del tra­ba­jo) a que superen sus dife­ren­cias, a par­ti­ci­par en un pro­ce­so uni­ta­rio común de lucha, y a asu­mir sus res­pon­sa­bi­li­da­des para la defen­sa de nues­tro pue­blo y su cla­se obre­ra fren­te a las polí­ti­cas de des­em­pleo, des­pi­dos, cares­tía de la vida y el dete­rio­ro de los ser­vi­cios públicos.

Lla­ma a la izquier­da mar­xis­ta a asu­mir su res­pon­sa­bi­li­dad his­tó­ri­ca en la reha­bi­li­ta­ción y defen­sa de una alter­na­ti­va demo­crá­ti­ca lai­ca y socialista.

Con­vo­ca a todas las fuer­zas demo­crá­ti­cas, polí­ti­cas, sin­di­ca­les, cul­tu­ra­les, aso­cia­ti­vas, orga­ni­za­cio­nes de dere­chos huma­nos, aso­cia­cio­nes de muje­res, al movi­mien­to ama­zigh, a los inte­lec­tua­les y artis­tas com­pro­me­ti­dos, a que reco­jan este momen­to his­tó­ri­co para que jun­tos cons­tru­yan un fren­te común hacia la con­quis­ta de un Esta­do Demo­crá­ti­co y de Dere­cho, en base a un pro­gra­ma colec­ti­vo y con­sen­sua­do entre todos sus componentes.

Casa­blan­ca, Marruecos.

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