Mucho se esta hablando de las Cajas de Ahorro en los últimos tiempos, demasiado para cosa buena. Entre ellos hay quien apuesta decididamente por su privatización, quienes por aumentarlas de tamaño con fusiones de todo tipo y así hasta un largo etc. Sin embargo prácticamente nadie quiere hablar de lo importante, del MODELO que van a llevar adelante a partir de ahora, del que las hizo nacer y que tienen recogido en sus estatutos, su compromiso y función social. Ese modelo es el que es necesario definir y poner en practica para “salvaguardar” lo que han sido hasta ahora las Cajas o cambiarlo, como algunos pretenden, para “privatizarlas” y dejarlas en manos de intereses alejados de los ciudadanos, de los territorios que las vieron nacer y donde han prestado sus servicios, principalmente, durante todos estos años para “cuasi” regalárselos a la Banca. El modelo de Cajas, de gestión, participación y control, de sus inversiones y de su Obra Social, eso si es lo que verdaderamente importa y lo que a la mayoría de la ciudadanía le gustaría que quedara preservado y no el “saneamiento” con dinero público de aquellas que tienen problemas para dejarlas después en manos privadas y sean estas quienes se lleven los beneficios. El tamaño, como algunos parece se quieren empeñar en ponerlo como cuestión fundamental, no es lo que más importa. El hecho que en los 150 años de Cajas en el Estado hayan existido tantas no es casualidad. Además el tamaño no ha sido nunca fundamental, como lo demuestra que Cajas pequeñas, como Kutxa o Vital en Euskal Herria, hayan obtenido una altísima nota el llamado test del stress y sigan teniendo unos índices de solvencia importante. El tamaño, sin embargo, si depende del PARA QUE lo quieren utilizar. El aumentar de tamaño, como ha hecho la BBK al quedarse con Cajasur, no solo no mejora su posición, la primera de las Cajas del Estado en el test, si no que “gracias” a ello la BBK ha perdido solvencia, el CORE y su ratings, como han manifestado ya Moodýs o Fitch bajan y eso, cara a las repercusiones hacia la sociedad vizcaína es muy preocupante. Aumentar de tamaño para invertir en operaciones especulativas, mercantilistas y/o alejadas de los interés de este Pueblo no debe ser nunca el camino a seguir. El Modelo, sin embargo, si es algo fundamental en el futuro de las Cajas de Ahorro, y es donde existen grandes diferencias de criterios. Los hay quienes quieren unas Cajas cada vez más “bancarizadas”, privatizadas, quienes apuestan por inversiones especulativas, imponer un marco estatal. Hay también quienes desde instancias de poder, bien sea el Gobierno de España, el Banco de España o el propio Gobierno de Gasteiz apuestan por cuestionar su funcionamiento, su modelo social y quieren “normativizar” todo hasta el extremo de no dejarles otro camino que dejar de ser lo que eran. Frente a esos también hay quienes defendemos su MODELO SOCIAL, que se invierta en el reforzamiento del tejido económico de nuestro País, de la ciudadanía, de los pequeños y medianos empresarios, que ayuden a salir de la crisis y a reforzar un marco vasco de relaciones laborales y sociales, donde se refuerce la obra Social, se impida la privatización y/o su bancarización. Este último, entendemos, debe ser el modelo que guíe a las cajas vascas ahora y siempre. En Euskal Herria hoy todavía es posible BLINDAR nuestras Cajas frente a los intentos privatizadores y la supeditación de las mismas a las normativas estatales. Las Cajas vascas son lo suficientemente solventes como para tener que verse obligadas a dar los pasos que la Sra. Salgado o MAFO quieren que den. No hace falta que se conviertan en Bancos, ni que su Obra Social se deje en manos de Fundaciones que ya no son controladas por la Asamblea de la Caja y si por un selecto “Patronato”, con nulo poder de control de los consejeros y consejeras sobre ellos. Hoy, pese a los intentos y discursos catastrofistas de algunos, tenemos la posibilidad de que las Cajas vascas continúen siendo un referente social y económico que sirvan para abordar los muchos retos que tenemos, también en el campo económico y financiero, como Pueblo. Blindemos nuestras Cajas en las Asambleas Generales, es posible y no se puede perder la oportunidad, los abertzales somos mayoría y podemos evitar este expolio. Acordemos también un Modelo Social para las mismas y hagamos posible la unión de todas ellas en un proyecto ilusionante de País, que sirva para ayudarnos a salir de la crisis y a reforzar el tejido económico, productivo, social y económico para la nueva Euskal Herria. La Fusión de las Cajas vascas, bajo esos parámetros y abandonando intentos mercantilistas, especulativos y de mero control político de las mismas puede ser muy interesante para hacer frente, aun con mayor fuerza, a los muchos retos que se nos van a presentar y que todos, también las Cajas vascas, deberemos afrontar. Hay que dar pasos, debemos acordar y comprometernos en un proyecto social y económico para este País donde las Cajas vascas pueden y deben jugar su papel. Debemos igualmente comprometernos en la defensa del marco vasco de relaciones laborales y sociales, ayudar en la construcción del futuro de este Pueblo desde todos sus prismas y abandonar imposiciones de marcos estatales que perjudican, de forma importantísima, a la clase trabajadora vasca. En este campo tiene mucho que decir y rectificar las actuales Direcciones de las Cajas que prefieren el marco estatal, para obtener ellos ventajas, en detrimento de la voluntad mayoritaria de los trabajadoras y trabajadores vascos y de sus legítimas y democráticas reivindicaciones. Ni el tamaño ni la privatización son necesarios para que las Cajas vascas continúen por la buena senda que nunca debieron abandonar, el modelo sin embargo es FUNDAMENTAL. Dicho esto, garantizado ese modelo social, el aumentar de tamaño, el fusionarnos aquí en Euskal Herria podría servir además para afrontar mejor nuestro futuro como Pueblo soberano y los muchos retos y necesidades que tiene toda la ciudadanía. |
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