ABP-Vene­zue­la, entre­vis­ta a Iña­ki Gil de San Vicente

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“MBC rei­vin­di­ca el dere­cho abso­lu­to a que los pue­blos se auto­or­ga­ni­cen y sean inde­pen­dien­tes si quie­ren serlo”

En el mar­co del Con­gre­so Cons­ti­tu­ti­vo del Movi­mien­to Con­ti­nen­tal Boli­va­riano (MCB), la Agen­cia Boli­va­ria­na de Pren­sa (ABP) entre­vis­tó al revo­lu­cio­na­rio y pro­fe­sor uni­ver­si­ta­rio vas­co Iña­ki Gil de San Vicen­te. La repre­sión impe­ria­lis­ta con­tra Eus­kal Herria, la cri­sis mun­dial del capi­ta­lis­mo, la prác­ti­ca del inter­na­cio­na­lis­mo soli­da­rio y la cons­truc­ción del poder popu­lar son, entre otros, temas sobre los cua­les con­ver­só Iña­ki con ABP.

ABP: Iña­ki, el pue­blo vas­co enfren­ta una arre­me­ti­da repre­si­va muy vio­len­ta en estos momen­tos. ¿Pue­des hablar­nos sobre el tema?

Iña­ki: Bueno, la reali­dad del pue­blo vas­co es una reali­dad tre­men­da­men­te dura. Por poner­te un ejem­plo, el pue­blo vas­co no lle­ga a tres millo­nes de habi­tan­tes y tie­ne ocho­cien­tos pri­sio­ne­ros polí­ti­cos, por lo tan­to tie­ne pro­por­cio­nal­men­te más pri­sio­ne­ros polí­ti­cos que Colom­bia. Y eso se pro­du­ce en dos Esta­dos que se dicen demo­crá­ti­cos, que están en el cen­tro de la Euro­pa que se dice demo­crá­ti­ca: el Esta­do fran­cés y el español.

En mi pue­blo, en estos momen­tos, hay cua­tro des­apa­re­ci­dos por razo­nes polí­ti­cas; atra­pa­dos por la poli­cía espa­ño­la y fran­ce­sa, des­apa­re­ci­dos. Tal y como ocu­rre fre­cuen­te­men­te en Latinoamérica.

Te estoy dan­do datos espe­luz­nan­tes sobre la repre­sión con­tra mi pue­blo, e insis­to, eso suce­de en el cora­zón mis­mo del impe­ria­lis­mo euro­peo, don­de se supo­ne que sur­gie­ron his­tó­ri­ca­men­te la demo­cra­cia, los dere­chos huma­nos, el res­pe­to al indi­vi­duo, etc.

Eso suce­de en mi pue­blo actualmente.

ABP: ¿Y cuá­les son las estra­te­gias que han uti­li­za­do para resis­tir a esa represión?

Iña­ki: En estos momen­tos no hay estra­te­gias de resis­ten­cia… Me expli­co, noso­tros tuvi­mos una fase de resis­ten­cia fren­te a la inva­sión y la opre­sión, pero deci­di­mos que la mejor for­ma de resis­tir era el seguir luchan­do; hacer una espe­cie de ofen­si­va, una espe­cie de construcción.

Para noso­tros la resis­ten­cia es una cosa pasi­va: “A mí me gol­pean, yo me aco­ra­zo como un eri­zo, como un nudo, y que me den todos los gol­pes. No me move­rán”, como se decía en los setentas.

A comien­zos de los noven­ta hici­mos una refle­xión, y nos dimos cuen­ta que estar pasi­vos reci­bien­do gol­pes no era correc­to estra­té­gi­ca­men­te. Era más correc­to cons­truir la nación, cons­truir el socia­lis­mo –inclu­so den­tro de la opre­sión nacio­nal y del capi­ta­lis­mo— median­te el con­tra­po­der obre­ro y popu­lar, median­te la autor­ga­ni­za­ción, la crea­ción de movi­mien­tos popu­la­res, la inte­gra­ción de sis­te­mas asam­blea­rios, de sis­te­mas de demo­cra­cia direc­ta del pueblo.

Nos dimos cuen­ta que era más correc­to cons­truir la nación y el socia­lis­mo median­te la crea­ción, en fin, de otra socie­dad, de otro pue­blo vas­co. Y a eso notros lo deno­mi­na­mos cons­truc­ción nacio­nal. O sea, es una polí­ti­ca, si se quie­re, de resis­ten­cia, pero mucho más com­ple­ja, por­que no se está a la espe­ra, sino que es más activa.

Se tra­ta de ir cons­tru­yen­do, en la medi­da de lo posi­ble, el futu­ro que desea­mos. Se tra­ta de cons­truir inten­tan­do y, de hecho, no depen­dien­do de las ins­ti­tu­cio­nes ofi­cia­les, no depen­dien­do de los apa­ra­tos de poder ni del apa­ra­to par­la­men­ta­rio en la medi­da de lo posible.

Eso es lo que noso­tros lla­ma­mos cons­truc­ción nacio­nal. Enton­ces, esta­mos luchan­do por cons­truir el socia­lis­mo, por cons­truir la inde­pen­den­cia nacio­nal. Sabe­mos que es impo­si­ble con­se­guir esto total­men­te den­tro del capi­ta­lis­mo y den­tro de la ocu­pa­ción y la domi­na­ción espa­ño­la, pero en esa medi­da –como decía un mar­xis­ta — ire­mos cons­tru­yen­do islo­tes de liber­tad, para lue­go hacer un archi­pié­la­go de liber­tad y, final­men­te, una gran penín­su­la de libertad.

ABP: ¿Cuál es el papel del Movi­mien­to Con­ti­nen­tal Boli­va­riano en el con­tex­to que nos describe?

Iña­ki: El MCB cala den­tro de este con­tex­to por varias razo­nes: Pri­me­ro, por­que el MCB rei­vin­di­ca una cosa que noso­tros rei­vin­di­ca­mos: el dere­cho abso­lu­to a que los pue­blos se autor­ga­ni­cen y sean inde­pen­dien­tes si quie­ren ser­lo. Ese es el pri­mer cri­te­rio. Nadie pue­de impo­ner a un pue­blo una volun­tad aje­na a la suya. Noso­tros lle­va­mos 200 años luchan­do por eso. Enton­ces coin­ci­di­mos con el MCB que rei­vin­di­ca esto mismo.

Segun­do, el MCB es un movi­mien­to inclu­yen­te que inte­gra, que suma, que absor­be luchas y accio­nes. Es un movi­mien­to de movi­mien­tos, con una capa­ci­dad que en Físi­ca se lla­ma­ría atrac­to­ra, es decir, el MCB tie­ne una fuer­za de atracción.

La lógi­ca de la fuer­za atrac­to­ra en el movi­mien­to de libe­ra­ción es capaz de crear redes popu­la­res, orga­ni­za­cio­nes popu­la­res, asu­mir las rei­vin­di­ca­cio­nes y las luchas, así como dar­les una orien­ta­ción res­pe­tan­do sus particularidades.

En ter­cer lugar, el MCB res­pe­ta las for­mas de acción y defen­sa de los pue­blos. No les dice lo que tie­nen que hacer y lo que no. Aun­que el MCB inte­gra a una enor­me mayo­ría de orga­ni­za­cio­nes y movi­mien­tos que luchan den­tro del sis­te­ma par­la­men­ta­rio, no por ello exclu­ye a quie­nes deci­den recu­rrir a otras for­mas de lucha. Por el con­tra­rio, defien­de esas for­mas de lucha, o más pre­ci­sa­men­te, defien­de el dere­cho de los pue­blos a recu­rrir, cuan­do es nece­sa­rio, a las for­mas de lucha que decidan.

El MCB es res­pe­tuo­so del pró­lo­go y la intro­duc­ción a la Car­ta de Dere­chos Huma­nos y Uni­ver­sa­les pre­sen­ta­da por la ONU en 1948, pues ahí se habla del res­pe­to al supre­mo dere­cho de los pue­blos a recu­rrir a la rebe­lión con­tra la opresión.

En Eus­kal Herria noso­tros man­te­ne­mos el mis­mo cri­te­rio. Res­pe­ta­mos el dere­cho de los pue­blos, de los colec­ti­vos, de las cla­ses socia­les opri­mi­das, de las muje­res explo­ta­das, etc., a asu­mir el sis­te­ma de defen­sa que crean con­ve­nien­te y apli­car­lo en con­se­cuen­cia. Y no somos quié­nes para negar que apli­quen el meca­nis­mo de defen­sa que más les con­ven­ga, como quie­ran y como puedan.

ABP: Iña­ki, ¿Cual sería su lla­ma­do al mun­do fren­te a la cri­sis mun­dial del capitalismo?

Iña­ki: A un nivel tác­ti­co inme­dia­to, haría un lla­ma­do a la auto­or­ga­ni­za­ción. A la crea­ción de orga­ni­za­cio­nes poten­tes, a la con­cien­cia­ción, al desa­rro­llo de una men­ta­li­dad socia­lis­ta, a la amplia­ción del inter­na­cio­na­lis­mo soli­da­rio a nivel mun­dial, a ser cons­cien­tes que el enemi­go son el impe­ria­lis­mo y el capi­ta­lis­mo; a diri­gir todas las luchas hacia la toma del Poder.

No hay Poder Popu­lar si no hay Poder obre­ro. Los ejem­plos los esta­mos vien­do: en Hon­du­ras el Poder Popu­lar era débil. Vino la oli­gar­quìa, vino Esta­dos Uni­dos y die­ron un gol­pe mili­tar dic­ta­to­rial. En Vene­zue­la, en cam­bio, el Poder Popu­lar es fuer­te, por ello Esta­dos Uni­dos no se ha atre­vi­do –des­pués de inten­tar­lo en abril del 2002— a lan­zar un nue­vo gol­pe de Esta­do. Si exis­te Poder Popu­lar se pue­de avan­zar de una mane­ra más rápi­da hacia el socia­lis­mo en una situa­ción de crisis.

Pero este cri­te­rio es tam­bién váli­do para cual­quier lucha par­ti­cu­lar. Noso­tros rei­vin­di­ca­mos que la mujer ten­ga Poder para denun­ciar y abo­fe­tear al mari­do que la mal­tra­ta y la vio­la en casa. Otro ejem­plo: que el obre­ro ten­ga Poder para tomar una fábri­ca; que los para­dos (des­em­plea­dos) ten­gan Poder para socia­li­zar los gran­des alma­ce­nes y repar­tir la comi­da, etc. Los Pode­res Popu­la­res deben exis­tir en los espa­cios don­de el pue­blo sufre, don­de están las per­so­nas luchan­do cotidianamente.

El segun­do cri­te­rio es mayor y más deci­si­vo, estra­té­gi­co: se tra­ta de que estas pro­pues­tas con­cre­tas deben tener una visión estra­té­gi­ca para salir de la cri­sis. Y la úni­ca for­ma de salir de esa cri­sis es aca­bar con el capitalismo.

La for­ma de salir de la cri­sis es cons­tru­yen­do el Poder Popu­lar, un Esta­do obre­ro: salir del capi­ta­lis­mo, no hay de otra. Sólo así avan­za­re­mos hacia una socie­dad comu­nis­ta don­de des­apa­rez­can la explo­ta­ción y el tra­ba­jo asa­la­ria­do. Si no se tie­ne en cuen­ta este obje­ti­vo estra­té­gi­co, el obje­ti­vo tác­ti­co pier­de mucho de su potencia.

ABP: Muchas gra­cias Iñaki.

Iña­ki: Gra­cias a uste­des, compañeros.

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