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Acuer­do secre­to franco-español

Cuan­do en mayo de 1981 Fra­nçois Mit­te­rrand fue ele­gi­do pre­si­den­te y se for­mó un gobierno fran­cés con socia­lis­tas y comu­nis­tas, las auto­ri­da­des espa­ño­las deci­die­ron que cesa­ran, por el momen­to, las accio­nes de gue­rra sucia en Iparralde.

El minis­tro de Jus­ti­cia, Robert Badin­ter, había sido abo­ga­do defen­sor de refu­gia­dos vas­cos y el Par­ti­do Socia­lis­ta fran­cés se mani­fes­tó abso­lu­ta­men­te en con­tra de las medi­das toma­das con­tra ellos cuan­do gober­na­ba la dere­cha. Por eso, las auto­ri­da­des espa­ño­las enten­die­ron que con­ti­nuar aten­tan­do con­tra los refu­gia­dos iba a reper­cu­tir nega­ti­va­men­te en algo esen­cial para ellas: el refor­za­mien­to de la cola­bo­ra­ción fran­ce­sa con­tra ETA para hacer fren­te a una muy difí­cil situa­ción en la que la moral de las Fuer­zas de Segu­ri­dad era muy baja.

El dia­rio El País narró lo que suce­dió en 1982, antes de que empe­za­ra a gober­nar el PSOE tras obte­ner la mayo­ra abso­lu­ta en las elec­cio­nes: una dele­ga­ción de altos diri­gen­tes del par­ti­do se entre­vis­tó secre­ta­men­te en París con el pri­mer minis­tro y el minis­tro fran­cés del Inte­rior, para con­se­guir que su cola­bo­ra­ción en la lucha con­tra ETA se refor­za­ra al máximo.

Según fuen­tes del pro­pio PSOE cita­das por El País, la estra­te­gia a seguir por par­te espa­ño­la fue ela­bo­ra­da por dos impor­tan­tes miem­bros del par­ti­do, el enton­ces secre­ta­rio gene­ral del PSE-PSOE, Txi­ki Bene­gas, y el pre­si­den­te del PSOE, Ramón Rubial.

El gene­ral Cas­si­ne­llo lo tenía cla­rí­si­mo. Ase­gu­ró que él tam­bién pre­fe­ría «el terro­ris­mo a la alter­na­ti­va KAS, la gue­rra a la inde­pen­den­cia del País Vas­co». Y resu­mió su plan de acción en bien pocas pala­bras: «Es pre­ci­so hablar, mover­se, con­fun­dir, cap­tar, rom­per, con­tac­tar, nego­ciar con las frac­cio­nes, rom­per el todo».

Eso era sin duda lo que ya esta­ban hacien­do des­de hacía años. Muy en espe­cial des­de que empe­za­ron a apli­car el plan ZEN obra del pro­pio Cas­si­ne­llo que habló muy cla­ro res­pec­to a la rein­ser­ción: «Dudo que Fran­cia hubie­ra adop­ta­do una polí­ti­ca de dure­za con ETA sin el res­pal­do de la cam­pa­ña de rein­ser­ción social». Por eso la poten­cia­ron aún más y tam­bién se sir­vie­ron de las ofer­tas de nego­cia­ción que lo úni­co que bus­ca­ron siem­pre fue lo expues­to por Cas­si­ne­llo: con­fun­dir, divi­dir y romper.

Fue en ese con­tex­to en el que auto­ri­da­des fran­ce­sas y espa­ño­las lle­ga­ron a un acuer­do secre­to, tal y como reco­no­cie­ron Feli­pe Gon­zá­lez y un gran ami­go suyo, el emba­ja­dor fran­cés en la épo­ca de los GAL, Pie­rre Guidoni.

Uno de los prin­ci­pa­les temas tra­ta­dos fue la entra­da de Espa­ña en la Comu­ni­dad Euro­pea. Otro, la com­pra de arma­men­to y tec­no­lo­gía fran­ce­sa. El ejér­ci­to espa­ñol nece­si­ta­ba carros de com­ba­te y los exper­tos mili­ta­res se incli­na­ban por los ame­ri­ca­nos o ale­ma­nes, pero deci­die­ron com­prar los fran­ce­ses, por una razón que dejó bien cla­ra la revis­ta Tiem­po, en un artícu­lo titu­la­do «Com­prar tan­ques a Fran­cia a cam­bio de repri­mir a ETA».

Como expli­có un jefe de carros de com­ba­te espa­ñol, si los tan­ques fran­ce­ses podían ter­mi­nar con ETA, «harían algo fue­ra del alcan­ce de cual­quier otro tan­que del mun­do». Un argu­men­to que siguió sien­do váli­do duran­te muchos años, como lo prue­ban las suce­si­vas com­pras de armas y tec­no­lo­gía francesa.

En todo caso, nada más ini­ciar­se los aten­ta­dos rei­vin­di­ca­dos usan­do la sigla GAL, las auto­ri­da­des fran­ce­sas empe­za­ron a tomar múl­ti­ples medi­das con­tra los refu­gia­dos polí­ti­cos vas­cos. Pri­me­ro prac­ti­ca­ron dece­nas de deten­cio­nes, con­fi­na­mien­tos y depor­ta­cio­nes a paí­ses leja­nos. Des­pués, lle­ga­ron las extradiciones…

Con toda pro­ba­bi­li­dad, aque­llas medi­das esta­ban inclui­das en el antes cita­do acuer­do secre­to, alcan­za­do por las auto­ri­da­des fran­co-espa­ño­las, y tan­to Feli­pe Gon­zá­lez como Pie­rre Gui­do­ni se sir­vie­ron pre­ci­sa­men­te de dicho acuer­do como con­tun­den­te argu­men­to para recha­zar de plano que las auto­ri­da­des espa­ño­las tuvie­sen nada que ver con los GAL.

Es bien cier­to que era iló­gi­co que tras aque­llos ase­si­na­tos estu­vie­ran las auto­ri­da­des espa­ño­las, si estas no con­ta­ban con el bene­plá­ci­to fran­cés para lle­var­las a cabo. Aho­ra bien, si con­ta­ban con dicho bene­plá­ci­to, todo enca­ja a la per­fec­ción. Por eso estoy tan per­sua­di­do de que aquel acuer­do secre­to com­pren­día tam­bién la eje­cu­ción de accio­nes de gue­rra sucia que ambas par­tes con­si­de­ra­ron nece­sa­rias para lle­var a buen puer­to la estra­te­gia que diseñaron.

Al res­pec­to, fue bien sig­ni­fi­ca­ti­vo el repen­tino cam­bio de acti­tud del prin­ci­pal diri­gen­te del PS en Ipa­rral­de, el dipu­tado Jean-Pie­rre Des­tra­de, en rela­ción a la cam­pa­ña de aten­ta­dos con­tra los refu­gia­dos vas­cos. Des­tra­de pasó de acu­sar públi­ca­men­te de una mane­ra muy fir­me a la poli­cía espa­ño­la, a raíz de los pri­me­ros ase­si­na­tos de los GAL, a guar­dar un más que sos­pe­cho­so silen­cio tras reu­nir­se a prin­ci­pios de 1984 con Mitterrand.

Poco des­pués, se cele­bró en Baio­na una reu­nión de una quin­ce­na de secre­ta­rios loca­les y diri­gen­tes del PS en Ipa­rral­de con un envia­do guber­na­men­tal. Una reu­nión en la que, ante el asom­bro de la mayo­ría de los asis­ten­tes, este les trans­mi­tió el men­sa­je de que «el GAL es un mal nece­sa­rio». Muchos pro­tes­ta­ron con vehe­men­cia. Des­tra­de, en absoluto.

Los aten­ta­dos terro­ris­tas rei­vin­di­ca­dos usan­do la sigla GAL siguie­ron pro­du­cién­do­se y las prue­bas de la impli­ca­ción del Esta­do espa­ñol acu­mu­lán­do­se, como en las pre­ce­den­tes eta­pas de gue­rra sucia. Sin embar­go, las auto­ri­da­des fran­ce­sas no ele­va­ron pro­tes­ta diplo­má­ti­ca algu­na. Al con­tra­rio, siguie­ron toman­do medi­das admi­nis­tra­ti­vas y poli­cia­les con­tra los refu­gia­dos vascos.

De ahí la nece­si­dad de inves­ti­gar a fon­do todo lo ocu­rri­do en rela­ción a aquel acuer­do secre­to fran­co-espa­ñol cuyas víc­ti­mas nece­si­tan saber toda la ver­dad. Lo nece­si­tan con urgen­cia, por­que sin esa ver­dad jamás podrán reci­bir la jus­ti­cia y repa­ra­ción, con garan­tías de no repe­ti­ción, que les deben los Esta­dos espa­ñol y fran­cés. Ambos.

Xabier Maka­za­ga, inves­ti­ga­dor del terro­ris­mo de Estado

29 de febre­ro de 2024

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