Pese a sus resultados electorales, NaBai vive en crisis interna permanente. Hace meses Aralar exigió una clarificación y puso fecha límite: marzo. Pero un rifirrafe casual ‑la crítica de las juventudes de EA a la reunión de Zabaleta y Barkos con Rubalcaba- ha acelerado las tomas de posición. Aralar exige a EA que opte entre una unión de fuerzas soberanista o NaBai situándolas como incompatibles. Y apunta así a que la coalición ya es un fin en sí misma.
Apenas se han apagado los ecos del anterior debate interno cuando Aralar ha lanzado una nueva discusión sobre Nafarroa Bai, con pretensiones de que sea la definitiva. El partido que lidera Patxi Zabaleta pone incluso un límite temporal: mediados de marzo. Asegura que si para entonces no hay avances en la definición y cohesión de la fórmula, puede marcharse por su cuenta. Se trata de una amenaza que probablemente se hace con la boca pequeña, porque si en algo coinciden todos los socios es en que, dada la fragmentación actual del mapa político navarro, «fuera de NaBai hace mucho frío».
A partir de esa premisa, los cuatro socios ‑Aralar, EA, Batzarre y PNV- vuelven a competir en declaraciones de amor eterno a la coalición, aunque al mismo tiempo no cesen las disputas internas por los temas más variopintos. En los últimos meses ya se intuía que las prisas de Aralar se debían a la probabilidad de que se produzcan movimientos en la izquierda abertzale que condicionen las actuales alianzas. Hace un par de meses, su coordinador en Nafarroa, Txentxo Jiménez, no dudó en acusar a EA, el otro partido con mayor peso en la coalición, de «tener un pie dentro y otro fuera. Está impulsando un polo soberanista, y eso influiría en Nafarroa», indicó en una entrevista. Jiménez acusaba en paralelo a Batzarre de jugar también con dos barajas al tantear alianzas con PSN e IUN, sobre todo en Erribera, de cara a las elecciones de 2011.
En ese mes de noviembre comenzó a intuirse que acaso Aralar consideraba a NaBai incompatible con lo que se ha dado en llamar «polo soberanista». Su número dos, Jon Abril, matizó entonces que no, que en todo caso podían ser cosas diferentes, pero no excluyentes: «Nafarroa Bai es una marca electoral, y una unidad de partidos abertzales como la que Aralar también está planteando es algo que no queremos vincular a una apuesta electoral. Podemos trabajar conjuntamente en el ámbito del derecho a decidir o los derechos humanos», expuso.
Sin embargo, un incidente más bien casual ha acelerado todo. Se trata de la contundente crítica formulada por Gazte Abertza- leak, la organización juvenil de EA, a Aralar tras admitir Patxi Zabaleta que se reunió con el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Aunque en un primer momento pareciera lógico pensar que EA pudiera estar detrás de esa nota, lo cierto es que las juventudes actuaron por su cuenta y riesgo, y que incluso han puesto en un buen brete a sus mayores. Pero lo relevante es que el cruce de mensajes posterior ha clarificado las posiciones totalmente. Txentxo Jiménez ha sido el primero en admitir que Aralar considera «incompatibles» Nafarroa Bai y una eventual unidad de fuerzas independentista. Y Patxi Zabaleta lo ha ratificado este domingo en «Berria». El líder de Aralar dice que «nosotros estamos en las dos», pero añade que «no son compatibles».
EA aboga por «fórmulas distintas»
EA prefiere no seguir a Aralar en esta escalada verbal y dar tiempo al tiempo. De hecho, ya se desmarcó públicamente de la arremetida de Gazte Abertzaleak contra los «coqueteos» de Aralar con el ministro del Interior. Patxi Zabaleta asegura que los dirigentes de EA le telefonearon incluso para calmar las aguas revueltas.
En cualquier caso, el afán de Aralar por blindar a Nafarroa Bai como una fórmula intocable ha hecho que la Comisión Territorial de EA en Nafarroa, su máximo órgano de dirección, tenga que salir a la palestra. Lo hizo el 19 de diciembre tras una reunión celebrada en Lizarra, y en términos mucho más ambiguos que los de Jiménez o Zabaleta: «Eusko Alkartasuna reafirma la apuesta por la acumulación de fuerzas abertzales que acordó en su ponencia política en el pasado Congreso, y que en el caso de Navarra se articula claramente y con toda nitidez en Nafarroa Bai. Pero defiende que esa apuesta puede adoptar formar distintas en la CAV e Iparralde, de acuerdo con la realidad política de dichos territorios, como ha venido ocurriendo hasta ahora, habiéndose articulado por parte de los partidos abertzales colaboraciones políticas y fórmulas de concurrencia electoral distintas en cada caso».
La pregunta que flota bajo todo este debate es si Nafarroa Bai sigue siendo un medio para el avance de las posiciones abertzales en el herrialde ‑como se estipuló en su creación en 2004, cuando se situaba el derecho de autodeterminación como principal reivindicación- o si cinco años después la coalición se ha convertido en un fin en sí misma, con el único horizonte de tratar de llegar al Gobierno navarro de la mano del PSN, perseverando en ello pese a la frustración de 2007. Y, en paralelo, la segunda pregunta inherente a ésta es la de si sus socios están dispuestos a establecer colaboraciones o sinergias con la izquierda abertzale. Evidentemente, para ello el objetivo planteado debería ser el primero (una acumulación de fuerzas soberanista o por el derecho a decidir), no el segundo (llegar al Gobierno navarro a costa de lo que sea).
Quien lo tiene muy claro desde el principio es el PNV, que desde la conformación de la coalición en 2004 vetó cualquier opción de ingreso de Batasuna. Y también Batzarre. Su dirigente e ideológico, Jesús Urra, se sitúa alerta en un artículo reciente: «Uno de los riesgos que acechan a NaBai procedería de la retirada de ETA, y del correspondiente reordenamiento de la izquierda abertzale, que podría afectarle a NaBai».
Sumar para arrastrar al PSN
Existe una idea bastante extendida pero errónea: la de que la izquierda abertzale no contempla ninguna opción de colaborar con Nafarroa Bai o los partidos que lo integran. Pese a que desde este sector se hayan criticado con dureza planteamientos como los defendidos por Uxue Barkos en Madrid en diferentes materias (apoyo a las FSE, TAV, envío de tropas al Líbano…), también es cierto que desde la izquierda abertzale se han aplaudido posicionamientos puntuales de otros electos suyos (como el del alcalde de Atarrabia en el conflicto del chupinazo) y se han lanzado ofertas de colaboración a Nafarroa Bai, aunque sin demasiado eco.
Así ocurrió el día después de que el PSN declarara rotos sus pactos municipales con NaBai, el pasado 6 de octubre. En una reflexión que no ha perdido actualidad, los independentistas ofrecieron «trabajo conjunto. Creemos que ha llegado el momento de actuar con altura de miras y que todos y todas debemos anteponer necesidades generales a proyectos partidistas». Para la izquierda abertzale, «la acumulación de fuerzas de los sectores independentistas y de izquierdas será la que arrastre al PSOE» y cualquier otra opción supone únicamente «empezar la casa del cambio por el tejado».
Frente a ello, fue de nuevo Txentxo Jiménez quien manifestó que prefieren «esperar al PSN en el camino de vuelta que, como partido de izquierdas, tendrá que recorrer».
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