Dadme dos líneas escritas a puño y letra por el hombre más honrado, y
encontraré en ellas motivo para hacerlo encarcelar. (Cardenal
Richelieu)
Imagino que usted entiende que en otros tiempos, estos mismos que le detienen, se hubiesen llevado engrillado a Bartolomé de las Casas, fuere por proteger sus pertenencias inmediatas, fuere así también, por denuedos gestos rastreros, para con la Corona imperial, allende los mares y los huesos enterrados.
Mucho pareciera, que solamente ha bastado el sólo hecho de su procedencia, para que la santísima providencia inquisitoria extendiera y trenzara sus lazos, sobre todos aquellos herejes que no besen los anillos, los brazaletes y, qué peor que uno de aquellos que no hace reverencia, ni pide clemencia al estandarte de sol a los costados y sangre muerta por entremedio.
Ocurre que cuando se es injusto, se sabe que uno siembra descontento general. Sucede que se duerme intranquilo por las noches, esperando quizás el garrote contra el semblante, o la bofetada merecida del insulto a quemarropa en cualquier costado. No hay serenidad que permita saber a ciencia exacta, quiénes son aquellos que están descontentos de los tormentos. Y en ese devenir de dudas y miedos, se duda de todos, se sospecha de todas. En todos los rincones se tejen sogas, en todas las esquinas se afilan las guillotinas.
Y es en su propia enferma histeria del miedo que propagan, es que comienzan a comprar a los que se venden, comienzan a vender a los que no se compran.
Insertan a sus soplones e infiltrados para que develen qué traman los descontentos, qué pretenden los rebeldes, quiénes son, qué piensan, qué comen, qué sueñan. ¿Quién les paga? Porque en su torpe dinámica, no conciben los sacrificios sin aderezos metálicos a entreveros.
Cuando los amos de todo son más honestos, sueltan los perros contra todo lo que dañe sus jardines o sus campos. Cuidan con dientes y espuelas lo saqueado. En eso estriban sus vidas, en asir con garras prestadas, lo que con malas artes han obtenido.
En aquellas correrías de perros feudales contra los pumas y huemules, no faltará el mordisco en la espalda, el lunar de plomo pintado a fuego sobre las sienes.
El plan es simple, reprimir, asustar, aterrorizar a quién intente siquiera redibujar los límites y coordenadas acordadas por los señores.
Los explotadores y represores habitan y sobreviven, dentro de una constante psicosis social que les atormenta el cerebro y sus ganancias. Encerrados y protegidos por cancerberos de todas las layas y razas, otean escondidos desde sus cuarteles y casas. Trazan los destinos con las entrañas del mañana, delimitan los bordes con los intestinos que sus asesinos, cargan a lomo de impunidad de toda índole, de todo indio, de todo pobre reventado en alguna bodega olvidada, en alguna celda de cemento y sus códigos de barra que violan
la tierra, que manosean el aire que no pueden vender. Secuestran los días y los nombres, las mujeres y las estrellas, basan su predominio en la dominación, que es la esencia del sadismo y sadistas que se autoproclaman estadistas.
Cualquiera puede ser su enemigo, cualquiera. No hay absolutamente ningún día, ninguno, en el cual puedan decir, “Lo tenemos todo bajo control” Porque aún siendo dueños de todo, absolutamente de todo en estas tierras, no pueden expresarse de aquella manera. Tienen las armas, pero les tiemblan las manos contra quien pueda defenderse, tienen el control absoluto de los medios de comunicación y ni así, son capaces de establecer una farsa creíble, ó un montaje que no sea reflejo de su propia mediocridad e incompetencia.
Todo lo vigilan, lo patrullan, y aúllan en las tardes a una luna que presienten, observa atenta todas sus fechorías.
Y empero, tropiezan con lo que ha tropezado todos los injustos de la historia. No pueden encerrar y azotar las ideas, los pensamientos que florecen perennemente.
Es por ello que desorientados, asustados de sus propios crímenes, de su propio accionar. En franca y patética tremebunda técnica, arremeten contra todos, contra el que sea, o el que pudo ser, o el que podría haber sido o la que podría siquiera pensar en ser, algo, un destello de rebeldía en los ojos, una palabra dicha con tono distinto al borrego ciego y obediente.
Deténgalos a todos, llévenselos. Encarcélenlos. Después nos arreglamos con las pruebas o acusaciones. ¿Nota usted la exquisita depurada técnica del “Por si acaso, En caso de”?
Este tipo de oprobios al por mayor, resulta bastante decidor acerca de su propio accionar. ¿Nota usted lo desorientado que ellos están? ¿Percibe la desesperación que les humecta sus sobacos de simios en celo de cacerías contra todo aquello que atente a quitarles sus granjerías?
Poseen el mismo paradigma de asesinos históricos ó mejor dicho, prehistóricos. Son capaces de quemar una aldea completa, para dar con el paradero de un dirigente, son capaces de bombardear una villa, buscando a la insumisa rebelde, que guía las protestas.
Usted ya lo habrá podido comprobar en carne propia, Chile, debe ser uno de los países más capitalistas de toda la urbe. El sistema económico aquí establecido, es simplemente, canibalismo, porque hasta en el capitalismo, existe cierto decoro y elegancia.
Le pido disculpas por el trato que ha recibido en nuestras tierras, usted mejor que nadie, debe saber que la gente de a pie, no la de furgón policial, o de limusinas escoltadas y pagadas por el estado, no se comporta de esta forma. Comparte el pan recién sacado del horno. En cambio estos, son los mismos que ocultaban los cuerpos mutilados en Hornos públicos a la usanza y crianza de los nazis más declarados.
Sea comprensivo con las fuerzas del orden, que tienen el mínimo estudio, como el resto de nuestro Pueblo, pero como servidumbre del hambre impuesta por ciertos hombres, sólo repiten lo que se les dice, lo que se les ordena, y saborean sin darse cuenta de las sobras. Son como animalitos, sólo que venenosos, ponzoñosos y brutales como mandíbula de jabalí vestido de azul o de verde o amaranto, usted sabe que la estupidez y la brutalidad, no tiene fronteras, ni barreras que la detengan.
La justicia en Chile, se escribe con minúscula, no así las Prebendas, favores y la Corrupción que es decálogo aciago de rábulas y jueces de miradas altaneras, pero simples empollones que dictan cátedra de acuerdo a lo que se les ordene desde la Banca.
Lo suyo me recuerda la Persecución contra Neruda. Pero qué vergüenza horrible, al saber que se le apresa debido a la ignorancia rancia que los fecunda y tanto abunda en sus bocas feas que hablan tanta estupidez cada vez que pueden en donde exista una cámara que los filme.
Usted duerma tranquilo, usted no es uno de aquellos. Sea fuerte, ya aclara, le estamos esperando.
Ez egin lorik basuan, Aizteritxuak eamango zailu. Erbiya zeralakuan. Bo!
Se presume siempre Culpable hasta que se pruebe Inocencia, contra la
razón y a la fuerza. (Chile)