En el Líbano, algunas fuerzas políticas, personalidades públicas y particulares abogan abiertamente por poner fin de una vez por todas a la confrontación con Israel, mediante la aplicación de todas las resoluciones internacionales que tienen un único objetivo: desarmar a la Resistencia. Argumentan que el incumplimiento por parte del Líbano de la Resolución 1701 durante los últimos 18 años justifica las acciones unilaterales de Israel para garantizar su seguridad.
El primer grupo, al que llamaremos los «agentes de la ley», está atrincherado en un número significativo en todas las instituciones estatales. El segundo, los «entusiastas del derecho internacional», incluye a partidos y figuras deseosos de tomar el poder mientras abogan por la adhesión del Líbano al derecho internacional, el alineamiento con Estados Unidos y sus aliados, la ruptura de los lazos con los adversarios de Estados Unidos y la implementación de las resoluciones internacionales. El tercero, los «idiotas indolentes», es el más descarado y pide desarmar a la Resistencia y «poner fin al conflicto con Israel». Proponen que el ejército libanés, respaldado por fuerzas internacionales, haga cumplir esto en todo el país, no solo donde se aplica la Resolución 1701, dejando la ejecución en gran medida en manos de potencias extranjeras.
Un elemento central de las negociaciones en curso, dirigidas por el enviado estadounidense Amos Hochstein, es el mandato oficial que rige el papel del ejército libanés en el sur y el apoyo que se espera de las fuerzas internacionales para implementar la Resolución 1701. La interpretación de esta misión por parte de los tres grupos se alinea perfectamente con las opiniones de Estados Unidos, Israel, Europa y Los árabes del petróleo: desarmar la a la Resistencia para garantizar la seguridad de Israel. Según su visión, la tarea del ejército libanés implicaría hacer todo lo necesario para retirar las armas de las casas, granjas y valles para garantizar la seguridad de Israel, incluso por la fuerza si fuera necesario.
Sin embargo, estas facciones y sus patrocinadores internacionales no tienen intención de dar poder al ejército libanés para hacer frente a las violaciones israelíes. El ejército libanés no estará equipado para contrarrestar la agresión israelí; su papel se reducirá a presentar quejas ante los comités de seguimiento, quejas que no recibirán respuesta. Mientras tanto, Israel insiste en su derecho unilateral de abordar cualquier violación percibida bajo el disfraz de la autodefensa, sin enfrentar objeciones desde dentro del Líbano o desde fuera.
La soberanía del Líbano requiere un mensaje claro a la comunidad internacional y a sus devotos internos: la Resistencia no es una moneda de cambio, sino un pilar fundamental de la estrategia de defensa nacional contra la agresión y la rapacidad israelíes. El fin de esta guerra no marcará el fin de la misión de la Resistencia. Los esfuerzos por reconstruir y fortalecer sus capacidades no harán más que intensificarse. La Resistencia libanesa, que representa una parte importante de la nación, no se doblegará ante las presiones externas. Es un derecho y un deber declarar inequívocamente que hay que enfrentarse a Israel y derrotarlo, y que la misión de la Resistencia perdurará mientras persista la ocupación.
Ibrahim Al-Amin, redactor jefe del periódico Al-Ajbar
21 de noviembre de 2024
Fuente: https://t.me/saifquds/17695