“LA ESTUPIDEZ ES LO MÁS DIFÍCIL DE COMBATIR”
Vladimir Ilich Ulianov (Lenin).
La burguesía financiera imperialista y sus socios de los países periféricos apelan a una catarata de eufemismos: a la recesión, la llaman “crecimiento negativo”; los “crecimientos de los PBI” están tomados con estadísticas y datos parciales; las debilidades son presentadas como “decisiones de fortaleza”.
Ya hemos hablado de la situación de California, el primer y más importante estado norteamericano, que enfrenta una situación de virtual quiebra. Ahora está siendo usado por el gobierno federal y por el actor de quinta, “su” gobernador, como banco de pruebas para experimentar los “ajustes”, que tanto conocemos por estos pagos, sobre su propia población. Como hemos visto en otro número, California, por sí sola, era la séptima economía del mundo.
California, territorio robado a México en 1848, en la incipiente expansión imperialista norteamericana, ocupa un territorio de 410.000 km², sólo superada por Alaska (comprada a los zares) y Texas (también robada a México). Es el estado más poblado: 38 millones de habitantes. Del total de la población, el 42,8% son blancos no hispanos; el 35,9% son hispanos o latinos de cualquier color; el 12,3% son asiáticos y sólo el 6,2% son negros o afro-americanos. No es difícil imaginarse cuáles serán las primeras víctimas… La “democracia más grande del mundo” discrimina y sus primeras víctimas son los hispanos, los negros, todas las minorías raciales. El desempleo real y el oculto crecen a un ritmo sin precedentes. El fenómeno de la desocupación debe ser preocupante para que uno de los diarios más importante, el New York Times, desmienta las cifras oficiales tras desmenuzarlas: tomando en cuenta las cifras oficiales, más los que trabajan medio tiempo, los que ya no buscan trabajo y los que trabajan informalmente, el diario llega a la conclusión de que la desocupación real casi duplica la que se da como oficial. Los índices oficiales de desocupación en Estados Unidos son, como en la Argentina, puestos en duda. Por ejemplo: para el New York Times, la tasa de desempleo en California para junio-julio del 2009 era de 20,3%. Oficialmente, se reconocía el 11,6%. Cuando el estado norteamericano reconocía que la tasa de desocupación era del 9,5% en todo el país ‑hoy esa tasa ha sido ampliamente superada‑, el Centro para los Estudios del Mercado de Mano de Obra (Labor Market Studies) en la Universidad de Northeastern de Boston calculaba la cifra del desempleo en 18,2%, casi el doble. John Williams, de la organización Shadow Government Statistics, situaba la tasa del “desempleo alternativo” en 20,6%, en juniojulio. Otros analistas norteamericanos calculaban que la cifra de la desocupación real se situaba en el 18,7%.
En junio julio del 2009, de acuerdo con los dichos de David Rosemberg, ex jefe de economía sobre Estados Unidos de Merrill Lynch, “las cifras oficiales relacionadas con los desempleados se han duplicado durante la recesión hasta alcanzar los 14 millones, y si se toma en cuenta toda la flojera que existe en el mercado de mano de obra, las cifras no oficiales llegan a casi 30 millones, lo cual significa otro récord”.
Usando un poco de lógica, si atamos la caída en los índices de consumo y la pérdida de confianza del consumidor que no ha dejado de caer, podemos inferir qué ocultan las cifras oficiales tan celosamente. También podemos deducir que la pobreza ha ido en aumento, como la cantidad de niños en la calle, las personas sin viviendas, etcétera, etcétera. El estado burgués apela, como siempre, a los brutales ajustes: recortes en la salud, educación, seguridad, los planes sociales, la ayuda a los desamparados…
California además es un “banco de pruebas” para las medidas de ajustes, que no son ni más ni menos “salvajes” que los que se aplicaron en todos los países periféricos. Son las únicas medidas que puede y debe aplicar una clase que defenderá con uñas y dientes sus intereses de clase privilegiada, de clase dominante, más aún cuando está condenada a muerte por la historia. Es una estupidez, como clase, creerle una sola palabra a la burguesía. Pero más estúpido aún es creerle a sus gobernantes: los administradores más fieles de sus intereses. Es estúpido creer que los californianos se quedarán con los brazos cruzados. No es abundar demasiado en el tema si reiteramos algo tan elemental: la facción que domina el capitalismo es el del capital financiero. Dicho en otras palabras, el dominio del régimen capitalista de producción lo ejerce EL CAPITAL FINANCIERO. Nunca en la historia ha estado tan centralizada la producción ni tan concentrado el capital como en esta etapa del capitalismo. A esta concentración del poder económico le corresponde una similar concentración del poder político. La mayor concentración política se corresponde con el FASCISMO. Estamos Asistiendo a los primeros despliegues de políticas fascistas, a la fascitización del poder político de la burguesía imperialista. Hacer memoria sobre dichos y hechos de Mussolini, de Hitler y del emperador japonés puede ayudarnos para hacer las comparaciones. El cinismo de Obama sólo es una pequeña muestra; la catarata de mentiras, medias mentiras y medias verdades, es otra.
Las adversidades no son privativas de la burguesía imperialista norteamericana. Hace tiempo advertimos que la madre de todas las burbujas estaba a punto de estallar. No sabíamos, porque no conocemos demasiado de economía, en qué lugar comenzaría el estallido, pero sí intuíamos que se daría a partir de las enormes deudas fiscales y deudas externas que se retroalimentan una con otra. Más arriba preguntamos por qué se oculta la cesación de pagos de Dubai, por qué quisieron ocultar lo de Grecia. Estamos presenciando la explosión de la burbuja de las deudas griegas aunque la quisieron hacer pasar como un “acto de locura” de su pueblo. Debemos convenir en que la explosión con enormes “disturbios” porque se cumplía un año de una muerte por gatillo fácil era un poco incomprensible. Pero, ahora, se entiende…
El “peligro” recién empieza y la burguesía imperialista de la Unión Europea se encuentra en la disyuntiva más grave de su corta vida: o acude al socorro de Grecia o le suelta la mano y la deja caer. Cualquiera de las dos encierra los mismos riesgos: si acude al “rescate”, prolongará la agonía y cundirá el pánico; si el rescate no se hace y abandona a Grecia a “su suerte”, puede provocar un impacto devastador en el resto de la Unión Europea. El plan de ayuda a la burguesía griega puede seguir el ejemplo de lo que ocurrió con otros miembros de la Unión Europea que no forman parte del euro, como Hungría, Rumania o Lituania. “En estos casos el Fondo Monetario Internacional intervino y otorgó créditos millonarios a estos países, a cambio de que éstos llevaran a cabo estrictas políticas de saneamiento”, dice el Financial Times Deutschland. La burguesía griega está dispuesta a hipotecar la soberanía del pueblo griego, por más de que el autodenominado “socialista” Papandreu diga lo contrario. Esto es lo que el pueblo griego y su proletariado salieron a disputar en las calles, no sólo el recordatorio del asesinato a manos de la policía del adolescente Alexis Grigoropulos, de 15 años. Dejar “a su suerte” a la burguesía griega golpearía su endeble base y se desmoronaría cual castillo de naipes, arrastrando a “Portugal, Irlanda e Italia que también han acumulado enormes cantidades de deuda pública”, así lo señala el Financial Times Deutschland y se pregunta: “¿Quién seguiría a Italia?”. Por lo pronto, el terremoto financiero que empezó en Dubai sigue en Grecia y amenaza con extenderse. Ya está amenazando con contagiar a España y Rusia. Está por verse cuáles son los países que seguirán ampliando el oscuro panorama de las finanzas capitalistas.
Hasta antes de la explosión en Grecia, las perspectivas de España se consideraban “estables”, pero la Bolsa de Madrid cayó un 2.27% cuando fue empujada por la decisión de Standard and Poor“s de llevar a España de la condición “estable” a negativa. La decisión, según aclaró S&P en un comunicado, se debe a “la expectativa de crecimiento del PBI (Producto Bruto Interno) significativamente más baja y déficits fiscales persistentes”…
Rusia está bajo presión: el rublo cayó con fuerza frente al dólar y el euro. Algunos analistas atribuyen estos fenómenos a la rapidez con que se están retirando los fondos estatales de apoyo y proponen esperar porque la economía está aún muy debilitada. Un círculo vicioso: si se retiran los fondos, se resienten las finanzas privadas; si no se retiran, se resienten las finanzas del Estado (finanzas públicas). De cualquier manera, necesitan a los bomberos. El problema estriba en si los bomberos tendrán suficiente agua para tantos incendios. No creemos que dispongan de medios para cubrir tamaña catástrofe. Lo que sí está claro es que la burguesía imperialista norteamericana todavía tiene mecanismos para trasladar SU CRISIS hacia otros países. No es casualidad: disponen, aunque debilitado, del dólar como moneda de intercambio internacional. En otra de sus jugarretas, el capital financiero presiona sobre la demanda de dólares y lo revaloriza ficticiamente en detrimento de otras monedas. La rapacidad, lo hemos dicho, es una de sus características sobresalientes. Ayer presionaba sobre los cereales y las oleaginosas, sobre el petróleo y las materias primas, aunque se le está estrechando su campo de maniobras.
Aun suponiendo que existan los recursos para el “rescate” de Grecia y que el proletariado y el pueblo griego acepten las leoninas y dramáticas condiciones que inevitablemente les serán impuestas, tenemos que pensar que Dubai y Grecia son sólo el comienzo. Todas las burguesías, europeas o no, han concurrido asiduamente al casino de la timba internacional, pero se olvidaron de que el intercambio de papelitos, tengan el valor que le quieran imprimir, NO PRODUCE NI REPRODUCE EL CAPITAL Y, MUCHO MENOS, CREA RIQUEZAS. Han gastado y siguen gastando muchísimo más de lo que producen. Sin ninguna duda, los recursos no alcanzarán para tapar el agujero que abrirán las explosiones previsibles de todos los estados burgueses que han contraído deudas impagables. Están matando a la gallina de los huevos de oro. Ni mucho más ni mucho menos significan los más de mil millones de hambrientos que hay en el mundo. Lo mismo significan los casi 50 millones de futuros desocupados que anuncian desde la Organización Internacional del Trabajo (OIT) más los que hace tres o cuatro generaciones que no saben ya lo que es trabajar. Para ellos no hay futuro. Mejor dicho, sí lo hay. Y no es el que les están indicando los “dirigentes”: la “inclusión” es un engaño. No hay ninguna posibilidad de “inclusión”. La lucha es por la destrucción del régimen de propiedad capitalista, la destrucción del Estado burgués, por la Dictadura del Proletariado. Esta lucha es la única que puede garantizar la inclusión de todos.
Los medios de incomunicación de la burguesía piensan y creen que todo el mundo es estúpido. Así como manipularon y manipulan la explosión de los griegos, manipulan o intentan manipular las multitudinarias manifestaciones en Italia. Es cierto que Berlusconi es un mafioso y un “putañero”, como muchos que tenemos y hay en el mundo. Pero, por sobre todas las cosas, es el representante y administrador de la burguesía financiera italiana y europea. Es un burgués. Representa a la clase que está rifando el futuro del proletariado y el pueblo italiano. Las manifestaciones, en el fondo, son contra todo lo que representa, aunque hoy aparezcan como el hartazgo frente a situaciones que colman la paciencia. Las pústulas que hoy brotan en la superficie siempre estuvieron allí. La crueldad de la crisis hoy las desnuda y son una muestra de que eso es en realidad la clase dominante, pero también muestran que ése es el futuro que no queremos. El cinismo que impera en el mundo de la política internacional es un hecho que se contrapone con la creciente pérdida del dominio de la información por parte de las empresas informativas imperialistas.
Todos sabemos que el Comité de los premios Nóbel entrega sus premios con un sesgo claramente político, por lo menos y más visiblemente en el caso de los de la paz. Ha entregado el Nóbel de la Paz a asesinos como Henry Kisinger, a quien más que otorgarle premios habría que condenarlo a la horca, lo mismo que a Obama, por no cumplir con sus promesas de cerrar Guantánamo, por continuar los asesinatos en Irak y en Afganistán, por la manifiesta complicidad con los golpistas de Honduras que están cometiendo crímenes contra el pueblo hondureño y por todos los crímenes que cometen sus servicios de inteligencia en todo el mundo. Deberían cambiarle el nombre de “Nóbel de la Paz” por el de “Nóbel de la Guerra”. “Paz” no es, no debe ser, un eufemismo de “asesinatos”. El comité, con su actitud, está legitimando los crímenes de la burguesía financiera, legitimando el fascismo. Está claro que no hay que pedirle peras al olmo. Los Premios Nóbel son una institución burguesa. Sería raro, extremadamente raro, que no se deslizaran por la pendiente de la decadencia, porque el cinismo es una expresión de la decadencia generalizada del poder burgués.
Por fin y luego de muchas reuniones secretas, el títere de la Casa Blanca ha dado a luz una nueva estrategia para “ganar” la guerra en Afganistán. En un discurso que dejó a la izquierda al borrachín y drogón George Bush, sostuvo que van a combatir a Al Qaeda. ¡Patético! Ocho años, miles de soldados, miles de millones de dólares para combatir a no más de cien integrantes de la red de Osama bin Laden. ¡Son inútiles! O son todas mentiras. O son una combinación de ambas cosas. Estamos seguros de que, como sucedió en casi todas las guerras, ésta la ganarán en los decadentes estudios de Hollywood con actores filo-fascistas como Mel Gibson, Chuk Norris y quizás el gobernador de California ‑si se recompone de su artritis y de su prematura locura senil- porque hay que estar loco para aprobar los ajustes que decretó, más aún, siendo un norteamericano trucho, pues su país de origen es Austria.
Hamid Karzai y Barack Obama
La “nueva estrategia”, que no tiene nada de nueva, se parece más a un compromiso desesperado para evitar el inminente naufragio de la OTAN, expresión militar de la Santa Alianza de la burguesía imperialista que tiene como objetivo perpetuarse en la zona para dominarla. También aquí, el “títere de la paz” miente. Reconoce que tiene en Afganistán 68.000 hombres, pero no habla del ejército privado que está compuesto por casi el doble de esa cifra. Blackwater ha cambiado de nombre ‑ahora se hace llamar “Xe”- pero no ha perdido las mañas. La guerra o mejor y más precisamente los asesinatos, son un gran negocio para esta “agencia” de reclutamiento de mercenarios. Recoge toda la basura humana, todos locos, sociópatas, y los mandan a matar iraquíes y afganos. Si no fuera tan trágico, si no se tratara de vidas humanas, los dichos y hechos de la burguesía imperialista desatarían en cualquier ser humano normal olímpicas carcajadas.
Le exigen a Karzai y a los afganos que no sean corruptos. Pero los dólares para la guerra no los pone Karzai, sino la burguesía imperialista y su gobierno. Para “ahorrar costos” han subcontratado todo, hasta los controles. Tanto es así, que han perdido el control… Es patético. Lo único previsible es que la guerra en Afganistán la estén perdiendo, pero la burguesía imperialista hace negocios con los dineros de los contribuyentes del mundo, no sólo con los de su país.
¿MENTES COLONIZADAS O ESTUPIDEZ CONGÉNITA?
“¿Para que van a invadir (a Venezuela) por petróleo si Usted se lo vende todo a Estados Unidos?”, pregunta hecha por Alan García (Presidente de Perú) a Hugo Chávez durante la cumbre del UNASUR. Una pregunta basada en el más puro sentido común. La burguesía venezolana y su estado son el principal abastecedor de petróleo y el principal socio comercial de Estados Unidos en la región. Según cifras de la Cámara Venezolana Americana de Comercio e Industria, Venacham ‑que reúne a empresas venezolanas y multinacionales norteamericanas que hacen negocios en Venezuela- el intercambio comercial entre Estados Unidos y Venezuela llegó, en el 2008, a 70.000 millones de dólares. Esta cifra, récord histórico, muestra que las “turbulencias diplomáticas entre ambos países no afectaron al comercio bilateral”, según dichos de la misma Cámara. Para el presidente de Venacham, Edward Jardine, “esta cifra de intercambio económico en 2008 demuestra la solidez de las relaciones comerciales que existen entre ambos países”. Las más de 1.000 empresas yanquis y venezolanas reunidas en Venacham dan empleo directo aproximadamente a 700.000 personas. Si se produjese una ruptura entre Venezuela y Estados Unidos posiblemente la economía venezolana colapsaría. El estado venezolano vende, diariamente, un millón cien mil barriles. Ninguna de las instituciones venezolanas ha dejado de tener el sello de clase: son instituciones burguesas. Los medios de producción no han pasado a manos del proletariado. No hubo reforma agraria que afectara los grandes latifundios productivos ni éstos pasaron a manos del Estado supuestamente revolucionario. ¡Cuidado! La reforma agraria no es una medida revolucionaria, lo remarcamos sólo para hacer notar que no se tomaron, ni siquiera, medidas que corresponden a la revolución democrático burguesa, que son necesarias para democratizar parte de la producción, capitalizar para el desarrollo de la industria. El ejército venezolano es el mismo. Han removido, seguramente, a los mandos más cavernícolas, pero en esencia el ejército es el mismo. Es el ejército burgués. ¿Cuál es el velo que tapa o cubre la visión de hombres que se autodenominan revolucionarios o marxistas, como Alan Woods…?
Dejar que los discursos pseudos revolucionarios de Chávez, Correa, Morales y demás nublen el razonamiento lógico está expresando algo más que estupidez. Por lo menos es una expresión de la derrota que ha sufrido el proletariado a nivel mundial. El gusano de la derrota no sólo les ha causado miopía y hasta ceguera, ha hecho que vuelvan a reeditar las teorías de la “revolución pacífica”… Se olvidan que la revolución es pacífica. Lo que no es pacífico, y no por la determinación del proletariado, es la toma del poder político y todas las tareas inmediatas que se deben asegurar para que no se pueda volver hacia atrás. La primera y principal es la abolición de la propiedad privada de los medios de producción. Al parecer, la defensa, mejor dicho, la apología de los procesos ecuatoriano, venezolano y boliviano tienden a querer demostrar lo indemostrable: que son procesos revolucionarios; que la participación en las elecciones burguesas es el camino “incruento” para arribar a la revolución. No es nada más que pura estupidez. Es una miserable justificación de la impotencia y de su accionar que legitima las políticas de la burguesía financiera. El proletariado sabe perfectamente que la alternativa más probable siempre es la derrota. Por eso persiste una y otra vez, porque también sabe que, cuando arribe al poder, no habrá marcha atrás. No se desespera.
Algunos articulistas, que apelan al análisis conspirativo, creen o piensan que Chávez, Morales y Correa son “creaciones” de la burguesía financiera imperialista. Es una forma de subestimar las luchas del proletariado y el pueblo, de los explotados y oprimidos. Chávez, Morales y Correa son, como otros, representantes de la burguesía asociada al imperialismo y tienen contradicciones con sus socios centrales en las “formas”, no en la esencia. Son capitalistas y van a defender al capitalismo como los mejores. Pero… hoy por hoy, son emergentes de la relación de fuerzas entre el accionar de las masas y el accionar de la reacción. Por un lado, a las masas no les alcanzan las fuerzas para imponer lo que quieren y, por otro, a la reacción no le dan las fuerzas para mantener el viejo régimen con las mismas formas. El Imperio hace todo lo que puede, usa el ingenio más macabro para hacer que estos gobiernos parezcan revolucionarios. Ahí la tenemos a la postulante a halcón, Hillary Clinton, “provocando” a los gobiernos latinoamericanos que tienen relaciones y firman acuerdos de cooperación con el gobierno de Irán. La verdad, son patéticos tanto la que provoca, como el que contesta. Y seguirá siendo patético hasta que su política no se encamine a romper con todos los tratados económicos, políticos y militares con el imperialismo.
El engaño, no el consenso, funciona todavía por la ausencia de organizaciones revolucionarias que tomen la tarea de esclarecer los engaños, de crear conciencia revolucionaria. Es una secuela objetiva que ha dejado la derrota. La izquierda electoralista ha crecido en la ausencia de las organizaciones revolucionarias. Poco a poco y al calor de las movilizaciones y el accionar de las masas, esa tendencia se irá revirtiendo, con la condición de que existan núcleos, grupos de mujeres y hombres que siembren las ideas del marxismo y organicen y se organicen con los principios leninistas.