Lo presentado aquí son dos textos resumidos y complementarios: Uno de Enrique muñoz Gamarra y otro de Alastair Crook. En el primero se explica cuáles son los objetivos del Imperialismo y en el segundo cómo el imperialismo aprovecha coyunturas locales allá donde intenta intervenir. Es el método empleado en Libia.
Para que no nos pille de sorpresa.
La OTAN apura operativos militares en Oriente Medio para encubrir bancarrota económica de occidente.
ENRIQUE MUÑOZ GAMARRA
La pugna interimperialista es muy intensa. Para las personas escépticas que no creen esto recomiendo la lectura de la siguiente noticia: “Inspección china a helicóptero de Estados Unidos es ‘infundada y ridícula”, publicada el 17 de agosto de 2011 en: spanish.china.org.cn Es una nota que refiere al helicóptero MH-60 Black Hawk (Stealth) de última generación (con tecnología incorporada de baja detección a radares y con equipos que reducen el ruido en los motores) siniestrado en el operativo militar que el Pentágono desplegó, supuestamente, para aniquilar a Bin Laden el 02 de mayo de 2011 en Pakistán y por la que China fue acusada por los EEUU de haber inspeccionado y recopilado información sobre este aparato. Prueba más que suficiente de la dura confrontación interimperialista que hay en el mundo.
Los tiempos, definitivamente, son muy duros. Y, es en este contexto que ocurren, primero, la desesperada ocupación de Trípoli (23 de agosto de 2011) y, luego, las provocaciones terroristas de la OTAN sobre Siria. En sí, operativos militares de desconocimiento de acuerdos estratégicos e históricos firmados, de facto, entre occidente y oriente al final de la Segunda Guerra Mundial. Y, todo con el objeto de mostrarse (EEUU) ante el mundo, que aún es una potencia vigente, además, para encubrir la quiebra colosal de su economía y, de paso, por supuesto, aterrorizar a los pueblos que luchan por una sociedad más justa, insinuándoles, que sus estrategias de poder son impracticables.
Pero ahora el asunto es Siria. Este país se ha convertido en el punto clave de un conflicto mayor al que puede desembocar finalmente el mundo si continúa con esta tendencia. Ahora mismo el militarismo estadounidense, junto a su eje (EEUU, Gran Bretaña y OTAN), está apurando esta situación tratando de ocupar totalmente el Oriente Medio.
El asunto es la confrontación EEUU-China.
En primer lugar es bueno no perder de vista el Acuerdo Estratégico en Economía de China y EEUU establecida en 1978 hasta 2010. Fueron tres décadas de “éxitos”: el primero mantuvo la supremacía sobre el sistema imperialista (incluso avanzó sobre Asia Central tras la caída de la ex URSS en 1991) y el segundo ascendió hasta el segundo lugar en este mismo sistema. Hasta aquí fue imprescindible el acuerdo estratégico para ambos países.
Pero los tiempos cambian. El sistema capitalista, inmerso en su ciclo económico largo de crisis o contracción desde 1973, empieza a hundirse en 2008. Incluso desde inicios del presente milenio (2000) la erosión económica del sistema ya era notoria (crisis del punto com). El Pentágono entonces estaba ya muy preocupado. El asunto era la crisis económica que corroía su economía y a ello se sumaba el ascenso chino.
Importancia del XII Plan Quinquenal chino. Allí se reorienta la economía china. Primero, observa con más cuidado el desarrollo de su mercado interno. Segundo, empieza a diversificar sus reservas internacionales. Entonces impulsa acuerdos de comercio en su propia moneda o en una canasta de monedas, pero ya no exclusivamente en dólares como se venía haciendo.
Se vuelve socio comercial de primer nivel y con expansión muy fuerte sobre zonas importantes del planeta: Europa, África, América Latina, Asia Central y el sudeste asiático. Por supuesto esto es una gran preocupación para los EEUU que en la voz de su Secretaria de Estado, Hillary Clinton, llama a la inversión de china en África una política “neocolonialista”.
En Siria puede iniciarse el conflicto mayor.
11 de septiembre de 2001 y el inicio de la ofensiva militarista en el mundo. Advierto que en anteriores artículos sostuve que no estaba claro si con este suceso se iniciaba la Tercera Guerra Mundial. Lo que si estaba claro es que a partir de esta fecha el mundo se vio envuelto en graves conflictos militares. Por lo menos hemos visto el desembarco de la formidable maquinaria de guerra de los EEUU, primero, en Afganistán y, luego, en Irak (segundo productor mundial de petróleo, antes de la invasión producía 4 millones de barriles por día, en tanto Arabia Saudita ahora mismo produce 10.9 millones de barriles por día).
La tremenda importancia geoestratégica de Siria. Hasta ahora Siria ha sido un punto importante en el equilibrio estratégico de Oriente Medio. Siria tiene estrechos vínculos de amistad y cooperación (comercial y militar) con Irán y las resistencias palestinas. Es la parte más importante del juego geoestratégico entre occidente y oriente en esta región.
Cierto, Siria es una región de contención. Una frontera de facto entre occidente y oriente que, incluso, tras la caída de la ex URSS en 1991, ni el sionismo israelita ni Bill Clinton ni W. Bush, se atrevieron a romperla. Pues si cae Siria, el transito naval en el Mar Mediterráneo estaría prácticamente restringida para las embarcaciones rusas y chinas. Entonces el Mar Mediterráneo habría pasado a control total de las fuerzas de la OTAN. Prácticamente las actividades de la flota rusa en el Mar Negro habrían quedado varadas en ese mar.
Y, para ocupar Irán sólo faltaría avanzar sobre el Estrecho de Omuz, esto es, en el Mar Rojo, es decir, en el Golfo Pérsico. Esa es la ambición suprema del Pentágono. De hecho el petróleo y la ubicación geográfica de Oriente Medio han sido muy importantes. Y, más aún, en esta coyuntura tan especial como la que hoy vivimos.
Con esto, las resistencias palestinas se habrían visto en una situación muy complicada y así, el Pentágono habría logrado asegurar la existencia del sionismo israelita.
Pero, en general, si cae Siria, Rusia y China habrían perdido una zona geoestratégica muy importante. Es decir, habrían terminado arrinconados en su propia región: el continente asiático.
EEUU entiende que su poderío militar no puede mantenerse por mucho tiempo si su economía esta colapsada. Y esto, igual que el anterior, no es un asunto propio o unilateral de este país, es la imposición de las leyes capitalistas que llegado a su etapa imperialistas es esencialmente guerrerista y cuya base económica esta sustentada en la especulación financiera, cuando sus tasas de ganancia han disminuido drásticamente.
Y, la zona donde se encuba el mayor conflicto mundial de nuestro tiempo está en el sudeste asiático.
La paradoja de Siria.
Alastair Crook es el fundador y director del Foro de Conflictos y ex asesor de Javier Solana, ex jefe de la política exterior de la UE 1997 – 2003.
Asia Times
Traducido para el CEPRID (www.nodo50.org/ceprid) por María Valdés
¿Siria puede ser adecuadamente considerada como un ejemplo de revolución popular árabe «pura», un levantamiento violento, una protesta por la libertad contra la tiranía y la represión que se ha reunido? Creo que esta historia es una lectura totalmente falsa utilizando deliberadamente algunas ambiciones diferentes.
Uno de los problemas que revelan la paradoja es que en Siria hay de hecho una solicitud de cambio real interno. La gran mayoría de los sirios quieren la reforma. Sienten la claustrofobia del Estado autoritario, inerte de indiferencia y la arrogancia de la burocracia en relación con sus dificultades cotidianas. Los sirios están indignados por la corrupción generalizada y los tentáculos de las autoridades de seguridad en prácticamente todas las cuestiones. Sin embargo, ¿la amplia demanda de reforma es la causa de la violencia en Siria?
No es esta una demanda masiva. Paradójicamente ‑y en contra de la narrativa del «despertar – la mayoría de los sirios creen que el presidente Bashar Al Assad comparte sus opiniones sobre las reformas. Los habitantes de Damasco, Alepo, la clase media, la clase de los comerciantes y las minorías no suníes (correspondiente a ¼ de la población) creen que no hay una alternativa capaz de llevar a cabo de manera creíbles estas reformas. ¿Qué sucede entonces? ¿Por qué el conflicto polariza y se convierte en amargo si efectivamente existe un amplio consenso?
Creo que las raíces de amargura están más en Irak que en Siria, de dos maneras distintas:
En primer lugar se remontan a la escuela de pensamiento expresada por sunitas yihadistas Abu Musab al-Zarqawi, que se ha desarrollado violentamente en Irak y en Líbano y ha cogido fuerza con el regreso de muchos veteranos salafistas sirios del conflicto en Irak.
En segundo lugar, y por separado, la amargura en Siria también está relacionada con un profundo sentimiento de agravio que sienten algunos países árabes debido a la pérdida de poder político suní después de la llegada al poder en Irak del primer ministro Nuri al-Maliki, de lo que hacen responsables a Assad.
La mayoría de estos sunnitas radicalizados que vinieron a luchar contra la ocupación de los EE.UU. giraba en torno a grupos vinculados a Al Zarqawi en gran medida. La afiliación con Al Qaeda no tiene un significado especial en Siria ahora, pero la doctrina de Zarqawi que se ha desarrollado en Irak es crucial para Siria.
Zarqawi, como otros salafistas, ha rechazado las fronteras artificiales y las divisiones nacionales heredadas del colonialismo. En su lugar, insistió en llamar a la totalidad de Palestina, Líbano, Siria, Jordania y parte de Turquía e Irak por su antiguo nombre «a‑Bilad Sham». Zarqawi y sus seguidores son ferozmente anti-chiíes, mucho más de lo que al principio fue Al Qaeda.
Según su relato, el corazón sunita, Siria, fue usurpado desde hace 40 años por el chiíta al-Assad (los alawitas son una rama del movimiento chiíta). El surgimiento de Hezbolá se debe, en parte, porque Assad también socavó aún más carácter del Líbano suní. También pone el dedo en el llamamiento de Assad para debilitar al ex Primer Ministro de Irak, Ayad Allawi, como un acto la entrega de Irak a los chiíes, a saber, Maliki.
A partir de aquí surge la queja profunda desarrollada por Al Zarqawi y su doctrina considera que Líbano y Siria son las plataformas desde las que lanzar la yihad tanto contra los shiiés como contra los otros. La vuelta de los salafistas sirios, y muchos no sirios, ha sido decisiva.
No están interesados en las «reformas» o la democracia, dicen de forma clara y públicamente que si cuesta 2 millones de vidas derrocar al chiita alauí el sacrificio vale la pena. Introducir una legislación que permite los nuevos partidos políticos o ampliar la libertad de prensa es algo ante lo que son completamente indiferentes. El movimiento de Zarqawi rechaza abiertamente la política occidental.
Hay grupos en el exilio sirio, también financiadas por el gobierno estadounidense y de otras fuentes extranjeras y con enlaces externos, tanto en la región como en el Oeste. Algunos despachos de la embajada estadounidense en Damasco 2009 muestran cómo varios de estos grupos y cadenas de televisión asociadas con ellos habían recibido decenas de millones de dólares por sus acciones del Departamento de Estado y las fundaciones con sede en EEUU, así como capacitación y asistencia técnica. Estos movimientos de exiliados creen que pueden utilizar con éxito a los rebeldes salafistas para sus propios intereses.
Esperábamos que la insurgencia de exiliados salafistas contra el Estado ‑aunque limitada a la periferia en el inicio- podría causar una reacción violenta por parte del gobierno sirio, lo que generaría una masa de gente con hostilidad contra el Estado y, por último, una intervención extranjera sería inevitable según el modelo ideal de Bengasi en Libia. No es lo que sucedió. Muchos exiliados han tratado de «arreglar» las historias de los medios de comunicación sobre Siria. Estos expatriados han enmarcado a los salafistas con las técnicas de las revoluciones de “color” para describir una historia pura de represión masiva por parte de un régimen que niega las reformas, mientras que el ejército se desintegra ya que se les obliga a matar a sus compañeros. Al-Jazeera y Al Arabiya han colaborado en la presentación de esta historia.
Sin embargo, los salafistas han entendido que los exiliados los están usando para provocar incidentes y demostrar la narrativa de medios sobre la represión contra la oposición en el exterior.
Estos dos componentes pueden ser relativamente pequeños en número, pero el atractivo emocional amplifica la queja sunita. Se convierte fácilmente en acción, tanto en Siria como en el conjunto de la región.
Arabia Saudita y los países del Golfo dependen explícitamente de los temores de un «expansionismo» chiíta para justificar la represión del Consejo de Cooperación del Golfo en Bahrein y la intervención en el Yemen. La voz del sectarismo se amplifica en Siria.
Voces clericales suníes alaban el «despertar» árabe, la «revolución suní» en respuesta a la revolución chiíta en Irán. En marzo Al Jazeera transmitió un sermón por el Jeque Youssef al-Qaradawi, que levantó la bandera de la restauración de ascendencia sunita en Siria. Qaradawi, que tiene su sede en Qatar, estuvo acompañado por el líder religioso saudí, Saleh al-Luhaidan que instó a «matar a 1⁄3 de los sirios para que el 2⁄3 restante pueda vivir.»
Es evidente que una gran cantidad de manifestantes en los centros tradicionales sunitas como Homs y Hama son sunníes que buscan derribar a los alauitas y el ascenso sunita. Pero los salafistas no son normales, son la muestra del irredentismo de la ascendencia sunita. Es una perspectiva aterradora para una cuarta parte de los sirios que no son sunitas.
Desde la invasión de Irak en 2003 los Estados Unidos, de hecho, han amenazado continuamente al presidente sirio con ultimátums para hacer la paz con Israel, en colaboración con París. El rechazo por Assad a la amenaza en el año 2003 dio lugar a secuencias interminables de presiones y amenazas contra el presidente sirio, con la acción del Consejo de Seguridad, el Tribunal Especial para Líbano en el asesinato del ex Primer Ministro Rafik al-Hariri y la acción militar de Israel para debilitar a Hezbolá [se refiere a la guerra de 2006] y cambiar el equilibrio de poder en detrimento de los Assad.
Los Estados Unidos también han comenzado a financiar grupos de la oposición libre de Siria, al menos desde 2005, y más recientemente a entrenar a activistas, entre ellos activistas sirios sobre la manera de evitar la detención y asegurar los sistemas de comunicaciones a través de redes telefónicas software sin licencia y de Internet. Estos son activistas con formación técnica de las organizaciones no gubernamentales y redes que han sido utilizados por la insurgencia armada militarizada, así como en las protestas pro-democracia. Los Estados Unidos también ha participado activamente en la financiación directa o indirecta de los centros de derechos humanos que han sido muy activos en la prestación de las víctimas. Algunos, como el Centro para los Derechos Humanos en Damasco declara abiertamente su alianza con la Fundación para la Democracia EEUU y otros son financiados por el Consejo de la Democracia y el Instituto Republicano Internacional. La decisión del gobierno sirio de prohibir la entrada a los periodistas extranjeros sin duda ha ayudado a dar rienda suelta a las fuentes externas de los activistas que les permite dominar la narrativa multimedia en Siria.
En 2007, Assad señaló con ironía en una nota a su discurso que él no había tenido tiempo de llevar a cabo reformas efectivas, «no hemos tenido tiempo para discutir la idea de la ley de partidos políticos y otros. En algún momento la economía era una prioridad, pero no hemos tenido tiempo para hacer frente a la situación económica. Estábamos metidos en una batalla decisiva (en el frente externo) y que teníamos que ganar. No había otra opción… » En la actualidad la «reforma» es el frente externo existencial. Pero si el propósito de todo esto iba a cambiar el equilibrio estratégico en Oriente Medio no funcionó. Es poco probable que Assad sea más flexible ante los occidentales de lo que era antes.