La soli­da­ri­dad y dere­chos huma­nos del perio­dis­ta Joa­quín Pérez Bece­rra: enfren­ta un jui­cio polí­ti­co en Colombia

Allen­de La Paz- Noti­Co­lom­bia Press
(06.09.2011)
Es un jui­cio polí­ti­co defi­ni­ti­va­men­te. Las auto­ri­da­des colom­bia­nas saben que no hay nin­gún deli­to por el cual juz­gar a Joa­quín Pérez Bece­rra. Por ello urden mon­ta­jes bur­dos. Es más, lo están juz­gan­do por los dolo­res de cabe­za y rabie­tas que les hizo pasar y por las denun­cias de las atro­ci­da­des come­ti­das por todos los regí­me­nes en el poder en Colom­bia. Por ello es polí­ti­co su juz­ga­mien­to, no nos diga­mos men­ti­ras. Ade­más, por el odio per­so­nal del actual pre­si­den­te, JM San­tos, hacia el direc­tor de ANNCOL por­que des­de sus pági­nas lo cali­fi­ca­ron como “Chuky”, el muñe­co sinies­tro (Ver video en la Uni­ver­si­dad San­tia­go de Cali), al igual que el ante­rior régi­men de Uribhitler.
Por ello, es impres­cin­di­ble dilu­ci­dar cua­les dere­chos huma­nos le están sien­do vio­la­dos a Joa­quín Pérez y ade­lan­tar la más efi­caz labor soli­da­ria con el perio­dis­ta alter­na­ti­vo injus­ta­men­te encar­ce­la­do y enjuiciado.
En pri­mer lugar, es nece­sa­rio resal­tar que a Joa­quín Pérez le han vio­la­do sus dere­chos huma­nos cuan­do fue obje­to de per­se­cu­ción por par­te de las fuer­zas mili­ta­res esta­ta­les colom­bia­nas. Fru­to de esta per­se­cu­ción ase­si­na­ron a su pri­me­ra espo­sa. Es la apli­ca­ción de la polí­ti­ca de Terro­ris­mo de Esta­do, la cual está asen­ta­da en la Doc­tri­na de Segu­ri­dad Nacio­nal, la cual les per­mi­tió ile­gal­men­te ade­lan­tar el geno­ci­dio de la Unión Patrió­ti­ca U.P.) so pre­tex­to de com­ba­tir el ”enemi­go interno”
En segun­do lugar, el esta­do colom­biano y el gobierno de San­tos están juz­gan­do a Joa­quín Pérez Bece­rra por­que les fue entre­ga­do pro­duc­to de una manio­bra ile­gal prac­ti­ca­da por el gobierno colom­biano (y del gobierno Vene­zo­lano, nota de ANNCOL) la cual vio­ló el dere­cho inter­na­cio­nal y el DIH. Toca­rá a los abo­ga­dos abor­dar el tema de si una cap­tu­ra ile­gal da dere­cho a un Esta­do para ade­lan­tar­le un jui­cio a una per­so­na que ellos han per­se­gui­do toda su vida, y si no da dere­cho, pues lógi­ca­men­te se le están vio­lan­do sus dere­chos fundamentales.
En ter­cer lugar, en Sue­cia, su patria adop­ti­va, no eran –y no son- deli­tos la liber­tad de infor­ma­ción y la liber­tad de pren­sa. Podrán ser­lo en Colom­bia, pero lo rea­li­za­do por Joa­quín Pérez Bece­rra fue denun­ciar des­de Sue­cia las atro­ci­da­des y las vio­la­cio­nes de los dere­chos huma­nos de los colom­bia­nos y aquí en Sue­cia no son deli­to. Por el con­tra­rio, el Esta­do sue­co sal­va­guar­da el dere­cho de los ciu­da­da­nos a tener libre acce­so a cuan­ta infor­ma­ción y a cuan­ta pren­sa ellos requie­ran o deseen.
En cuar­to lugar, las con­di­cio­nes de reclu­sión de Joa­quín Pérez Bece­rra son las del ”peor delin­cuen­te” de Colom­bia, es decir, él per­ma­ne­ce en una cár­cel de máxi­ma segu­ri­dad como si fue­ra un ”Bin Laden” y se des­co­no­ce que, en reali­dad, su úni­ca ”arma” ha sido la labor perio­dís­ti­ca, labor civil, des­ar­ma­da, altruis­ta, si es que se pue­de lla­mar ”arma” el uso de la pala­bra para denun­ciar hechos anó­ma­los. Los cala­bo­zos de esa cár­cel son de 2×3 y no reci­be sol ni una hora dia­ria, lo cual trae­rá como con­se­cuen­cia pro­ble­mas de raqui­tis­mo y otras enfer­me­da­des. Ade­más, el com­pa­ñe­ro perio­dis­ta no tie­ne la posi­bi­li­dad de oír noti­cias, leer perió­di­cos, ni ver televisión.
Con­tras­ta esta situa­ción que vive Joa­quín Pérez con el tra­ta­mien­to dado por las auto­ri­da­des colom­bia­nas a los miem­bros del ante­rior régi­men que están encar­ce­la­dos por su con­tu­ber­nio impú­di­co con las ban­das de nar­co-para­mi­li­ta­res, los cua­les han pro­du­ci­do el ase­si­na­to de más de 200.000 colom­bia­nos en los últi­mos tiem­pos (masa­cres y eje­cu­cio­nes extra­ju­di­cia­les), al igual que más de 60.000 des­apa­re­ci­dos for­za­dos, amén de 5 millo­nes que han pade­ci­do o pade­cen des­pla­za­mien­to interno for­za­do. Mien­tras Joa­quín Pérez pade­ce con­di­cio­nes sal­va­jes de con­fi­na­mien­to, los nar­co-para-polí­ti­cos uri­bis­tas, los corrom­pi­dos fun­cio­na­rios del régi­men uri­bis­ta, y los mili­ta­res inmer­sos en deli­tos de lesa huma­ni­dad, reci­ben reclu­sión en casas fis­ca­les o pri­sio­nes de guar­ni­cio­nes mili­ta­res, cons­trui­das por el régi­men para mos­trar el ”agra­de­ci­mien­to por los ser­vi­cios pres­ta­dos”, en las cua­les se desa­rro­llan baca­na­les y orgías que ha per­mi­ti­do a los colom­bia­nos lla­mar esas ”cár­ce­les” con el remo­que­te de los ”lupa­na­res de reclusión”.
Nues­tra soli­da­ri­dad mili­tan­te debe lle­var­nos a denun­ciar todos los teje­ma­ne­jes que se han urdi­do alre­de­dor del jui­cio ile­gal que se ade­lan­ta con­tra Joa­quín Pérez. Por ello, nos inquie­ta sobre­ma­ne­ra y pre­gun­ta­mos a las auto­ri­da­des sue­cas del Minis­te­rio de Rela­cio­nes Exte­rio­res qué se ha y qué no se ha hecho en favor del ciu­da­dano sue­co injus­ta­men­te dete­ni­do y juz­ga­do en Colombia.
Seña­la­mos que los prin­ci­pios que han movi­do a la socie­dad sue­ca en lo ati­nen­te a brin­dar la más amplia y gene­ro­sa soli­da­ri­dad para sal­va­guar­dar la vida de per­so­nas per­se­gui­das por otros esta­dos, sin la cual el des­tino de ellos hubie­ra sido la muer­te, no están sien­do res­que­bra­ja­dos o deja­dos de lado por las actua­les auto­ri­da­des sue­cas? Será que son más impor­tan­tes los ”nego­cios” entre el Esta­do sue­co y el Esta­do colom­biano –tele­fo­nía, bio­com­bus­ti­les, com­pra de armas, etc‑, que la defen­sa de los dere­chos huma­nos de un ciu­da­dano sue­co, de ori­gen colom­biano, quien renun­ció a la ciu­da­da­nía colom­bia­na, y pro­te­ger sus dere­chos vio­len­ta­dos por el régi­men colombiano?
¿Será que las auto­ri­da­des sue­cas han olvi­da­do los inva­lua­bles ser­vi­cios que Joa­quín Pérez Bece­rra le ha pres­ta­do a la socie­dad sue­ca, aún a ries­go de su pro­pia segu­ri­dad per­so­nal y de su vida? Será que en Sue­cia hay ”ciu­da­da­nos de pri­me­ra” (los sue­cos de naci­mien­to”) y ”ciu­da­da­nos de segun­da” (los sue­cos adoptivos)?

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *