He leído y oído que el Sr. Rajoy creará tres millones de empleos y un millón de empresarios. También que el Sr. Rajoy hará que la mayoría de empleos sean indefinidos. Es decir, asunto resuelto. A partir del 20 de noviembre el que permanezca parado es que estará esperando el autobús. Las ofertas del Sr. Rajoy las avala el hecho de que el PP fue un creador de empleo antes de la llegada de los socialistas. Y es verdad. Una turbamulta de españoles se subieron al andamio y los que quedaban abajo pasaban la mañana firmando hipotecas. Pero el caballo murió y mi alegría se fue.
El ladrillo infartó la economía y los bancos se quedaron a dos velas. Entonces los trabajadores se bajaron de los andamios, dejaron la fiambrera en casa y los banqueros se dedicaron al cobro de comisiones a los que no podían irse de los bancos porque les debían hasta el forro de la boina. Entonces llegaron los socialistas, recogieron los restos y crearon la nueva riqueza: más oficinas de empleo. La gente volvió a sacar las tarteras para comer en la cola del INEM. Todo volvía a empezar, pero hubo quien se dio cuenta de que la construcción es un cepo para cazar zorros. Mas se fue arreglando la cosa merced a la división de los trabajadores en indefinidos, temporales, en formación… Los fijos podían despedirse, los temporales no llegaban a fijos, los trabajadores en formación hacían de temporales y todos iban al INEM. Con la tartera. Una revolución.
Ahora el Sr. Rajoy lo arreglará todo. Serán todos fijos en el empleo y los parados se convertirán en empresarios; es decir, podrán despedir. A todo esto ¿qué harán los banqueros? Esos serán fijos.