Sin tanto sufrimiento y tiempo oscuro no veríamos tantas personas tan clara la necesidad de superarnos a nosotras mismas y de unirnos en torno a unos valores y objetivos comunes que nos lleven a otro escenario de mayor armonía. Gracias a Instituciones Penitenciarias por ser tan meticulosamente crueles con nosotros, los familiares y amigos de presos políticos vascos, testigos silenciosos de la crueldad a la que el ser humano «civilizado» puede llegar.
Llevamos más de año y medio rellenando instancias desde el respeto que uno puede llegar a sentir por la parte más humana de todas las personas que se cruzan en mi camino porque he tomado la determinación de contribuir a la paz que tanta gente está deseosa de convertir en realidad. Pero también he tomado la determinación de ser yo mismo, con mi lengua y mi cultura como eje, profundizando en mis raíces y la sabiduría de mi pueblo, pensando en la construcción de otra sociedad en la que lo de «dar libertad a los demás te hace más libre» se practique desde el cariño y respeto más profundo hacia quien no comparta las ideas de uno. Todo nos enriquece.
Algunos dicen que somos unos «naburros» testarudos que no queremos ceder. Así es. No queremos renunciar a ser lo que somos y por eso no acepto un inocente cacheo con palpación por orden de quien diseña la política penitenciaria. Ya pasamos por dos arcos de detectores de metales y no es necesario un control más exhaus- tivo conociéndonos como nos conocemos ya con algunos funcionarios de prisiones. Miles de kilómetros sin la recompensa de un abrazo.
La respuesta de Instituciones Penitenciarias es del todo «correcta y legal», según el artículo correspondiente, pero poco humana. No he visto aplicar las nuevas normas de seguridad de esta manera sistemática a familiares de otros presos. Por lo menos en Almería así lo he vivido.
Claro, «es que son presos FIES». Ser FIES (Ficheros de Internos de Especial Seguimiento) nos convierte a los familiares también en parte de ese seguimiento especial.
Es la muestra más palpable de que para ellos somos diferentes, pero luego tratan una y otra vez de impedir que lo seamos en la parcela en la que hemos decidido vivir.
El ser humano está en guerra contra sí mismo, contra sus ansias de poder, sus ansias de controlar y de impedir cambios.
Pero algo está ocurriendo en los corazones de cada vez más personas que ya han perdido el miedo de expresarse de manera sincera y valiente desde el sentir, por encima de la doctrina del miedo.
¿Y para qué eskerrik asko? Para manifestar que sin tanto sufrimiento y tiempo oscuro no veríamos tantas personas tan clara la necesidad de superarnos a nosotras mismas y de unirnos en torno a unos valores y objetivos comunes que nos lleven a otro escenario de mayor armonía. Que cada cual se supere y venza sus resistencias con apertura y alegría a su ritmo.
En el universo nada se mueve hasta que algo se mueve.
Ya se está moviendo y nuestra fe en nosotros mismos hará que, a pesar de todas las nubes que pueblan nuestro cielo, el sol acabe por darnos calor y color.
Zu zeu izan!
Besarkada bat preso dagoen orori.
Este es el poema escrito por un interno cualquiera de la prisión de Almería expuesto en la sala de espera, que incluí en mi última instancia de queja o sugerencia a Instituciones Penitenciarias tras quedarnos sin vis a vis:
«Para que haya paz en el mundo, hace falta paz en las naciones./ Para que haya paz en las naciones, hace falta paz en las ciudades./ Para que haya paz en las ciudades, hace falta paz entre los vecinos./ Para que haya paz entre los vecinos, hace falta paz en los corazones».
Construir paz y espacios de libertad es más duro y menos cómodo que construir o mantener guerras, pero por el posible resultado merece la pena el intento paciente. Que cada cual aporte su granito de arena desde su posición. La crisis es una magnifica oportunidad para construir otra realidad, contando mucho más con la humanidad y la capacidad creativa de las personas.
Eskerrik asko!