No me ha sorprendido nada lo sucedido, pero el hecho es desolador. La gran apuesta democrática del Sr. Papandreu ha permanecido sólo un día sobre la mesa. El miércoles 2 del mes corriente el jefe del Gobierno griego comunicaba su decisión de mantener el referéndum popular acerca de las medidas sociales restrictivas impuestas por Francia y Alemania. No hablo de Europa porque Europa es un amasijo en manos de la Sra. Merkel y el Sr. Sarkozy. Europa no existe sino como un corralito para evitar el derrumbamiento económico de ambas potencias. El mismo miércoles el gobernante heleno hacía una declaración terminante: «La democracia está por encima del apetito de los mercados». Muchos ciudadanos de la Unión creían haber recuperado a un socialista. Aunque fuera uno solo. Una ráfaga de confortabilidad ideológica recorrió el ámbito progresista europeo.
Pero fueron 24 horas. El jueves 3 el Sr. Papandreu retiraba la propuesta de referéndum y solicitaba un Gobierno participado por la oposición. El socialista griego había durado sólo 24 horas y los persas lo habían arrollado. Francia y Alemania decidieron que la democracia tenía un límite preciso: el que han decidido sus gobernantes y sus banqueros. En nombre de estos últimos habló el nuevo director del Banco Central Europeo que, invadiendo la política, hizo esta sorprendente afirmación: «La salida de Grecia del euro no está en los tratados».
Ahora le toca a usted, ciudadano, decidir si es verdad que la democracia está por encima de los mercados. Si lo cree, ahí tiene la calle para demostrarlo. Si no, calle para siempre. Y recuerde cuándo renunció a la ciudadanía.
Porque la democracia y la urna son cosas suyas.