Cuando hace un año, un joven tunecino se daba fuego a lo bonzo, desesperado por la situación de desempleo y falta de futuro, no podía imaginar que tras su acción se iba a celebrar uno de los mayores actos de hipocresia que ha dado el incipiente siglo XXI.
Pensar que el imperialismo y sus gobiernos títeres se vieron sorprendidos por la desesperación del joven y las redes sociales es ciertamente de personas muy crédulas. O que nos intentan hacer creer en ruedas de molinos. Los procesos que se han dado en el norte de África y otros países árabes, están previstos por el imperialismo desde hace muchos meses y años y las potencias occidentales ya preparaban la agresión, con la intención de imponer gobiernos neocoloniales y de esa manera volver a robar las riquezas naturales que precisa el capitalismo para subsistir.
Solo así se entiende que desde hace varios años, los europeos y los yanquees, cuando negociaban con Libia y compraban su petróleo, en “el buen rollito” que se generaba en la compra-venta incluían una petición a Libia que traía veneno: desprenderse de sus baterías antiaéreas. El mensaje era que ahora que la “normalidad” reinaba en las relaciones Libio-Occidentales de nada necesitaba el país árabe de ese armamento. Y no solo eso, hicieron desistir y renunciar a Libia de su programa nuclear. Lograron en definitiva, una Libia indefensa, ante la agresión que tenían en mente desde 2003. Armar a una oposición pro-occidental a la cual sobornaron con muchísimo dinero y una promesa de ser ellos quienes gestionasen la Libia post-Gadaffi y demonizar a este fue sencillamente el resto. Ya estaba preparado el campo de operaciones para una agresión imperialista del siglo XXI, pero con las mismas intenciones de las del siglo XIX. Robar riquezas.
Esta guerra que ha ocasionado miles de muertos y calamidades y que ha destrozado el país que mejores condiciones de vida tenía de todo el Magreb no fue fruto de una “espontanea rebelión” como nos han hecho creer. Esta guerra estaba incluida en un ambicioso plan bélico, que los países capitalistas occidentales han elaborado para conseguir la totalidad de las fuentes naturales de riqueza de los pueblos árabes y contribuir al aislamiento de sus grandes objetivos: Rusia y China.
El problema es que una parte de la izquierda europea, “intelectuales” de medio pelo y algún medio de izquierdas, no solo han creído esa versión. Es que además con su actitud han contribuido a crear confusión entre la izquierda, y han logrado que la solidaridad imprescindible hacia el pueblo libio, no haya sido lo importante que debía haber sido. Y siguen erre que erre, pensando que tras los acontecimientos de Libia, había una romántica revolución popular. Quizás su empecinamiento se deba a posturas sectarias en las que históricamente se han visto cómodos (ciertos grupos troskystas) o a su pertenencia a una imaginaria Izquierda glamurosa-intelectualoide de personas y colectivos, empapados de cierto pacifismo memo o acomplejada de una pasado en el cual apoyaron países o revoluciones de los cuales renegaron muy pronto, y es que algunos…siempre a caballo ganador y para donde sopla el viento.
Y se repite la historia en Siria. El mismo guion y los mismos actores. Un gobierno progresista, anti imperialista que es demonizado por los mass medias occidentales. Un gobierno que no es integrista. Un grupo de opositores terroristas que tratan de imponer la Sharia con el permiso de Occidente. Y una izquierda presuntamente glamurosa e intelectualoide, que tacha de “dictador” al presidente legítimo de Siria y apoya a la derecha islamista. Digo bien. La oposición en Siria es una amalgama de integristas islámicos a la derecha de Atila, que persiguen imponer un gobierno medieval ultra religioso. Y a esos apoyan estos “izquierdistas” de salón y estas sectas que se disfrazan tras siglas robadas.
Se puede pensar de todo, pero lo que no se puede o no se debe al menos es engañar al personal. Nadie en sus cabales puede creerse que estas revoluciones han sido espontaneas y menos sabiendo y conociendo datos que trascendieron y de los cuales algunos se han comentado en este trabajo. Si el imperialismo llevaba años convenciendo a Gadaffi en el sentido de que retirase sus antiaéreos, era porque estaba preparando una agresión y si de repente han aparecido estos románticos movimientos de liberación en Libia es porque no eran tan espontáneos y si fruto de una conspiración de Occidente.
Por eso Rusia ha enviado a Siria defensa antiaérea. Y quizás esta reacción rusa sea la que salve a Siria de una agresión imperialista. Y por eso esta en contacto con Irán, porque saben que Irán es otra pieza codiciada por Occidente.
Y por eso los países del ALBA no han dudado ni medio instante en apoyar a Siria como no dudaron en apoyar a Libia. Al contrario de las izquierdas glamurosas europeas, esas izquierdas que se autodefinen como “pacifistas y democráticas” (Yo les pregunto que sentido le dan a la palabra pacifismo y democracia, aunque me temo que le den el sentido burgués) países como Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia o Nicaragua, lo tienen claro y repudian estas revoluciones naranjas programadas desde Washington y con el apoyo entusiasta de estas izquierdas de salón.
Y es curioso como de Yemen por ejemplo o de Bahréin se habla menos. No digamos de tiranías medievales como las del golfo o la misma Arabia Saudí. El imperialismo esta jugando fuerte en medio oriente ante la pasividad de la izquierda mundial, cuando no el apoyo mas o menos explicito de otra parte de la misma izquierda que parece tener vendettas con países que de alguna manera u otra eran aliados de la URSS. Les puede su odio y sectarismo.
Y quizás la siguiente zona del mundo en dirigir sus misiles sean los países del ALBA. Las televisiones del capitalismo nos hablaran de terribles dictadores en Caracas, La Paz y La Habana. Armaran a la gusanera y fabricarán rebeliones que justifiquen sus agresiones y matanzas. Y yo pregunto….¿Que papel va a jugar en ese escenario las izquierdas guays del Paraguay?
Dice un refrán que para engañar, el diablo mienta las sagradas escrituras. Para engañar algunas izquierdas nos hablan de anti capitalismo.