José Graziano da Silva, ex ministro de seguridad alimenticia de Brasil, fue designado director general de la Organización para la Alimentación y la Agricultura, con sede en Roma, el primero de enero. Dijo el martes a los periodistas que su máxima prioridad es cumplir el mandato del organismo: erradicar el hambre a nivel mundial.
Graziano reconoció que la esperada recesión para este año en gran parte de Europa podría afectar sus gestiones, ya que algunos países podrían renegar de sus aportes anuales a la FAO, pero aclaró que esas valoraciones son relativamente tímidas y que el efecto principal de la crisis económica global tendrá en la FAO será más trabajo.
“Muchas más personas pasarán hambre, desempleo y necesitaremos encontrar nuevas formas para ayudar a esos gobiernos”, dijo.
Graziano dijo creer que el precio de los alimentos no subiría demasiado, aunque tampoco bajarían. “Permanecerá la volatilidad, eso es obvio”, insistió.
La FAO, organismo de la ONU con un presupuesto anual de 1.000 millones de personas, ha luchado con las oscilaciones de los precios que han afectado de manera especial a los países pobres.
El índice de precios de los alimentos que elabora la FAO alcanzó su nivel máximo en febrero y desde entonces bajó ligeramente, aunque los especialistas consideran que siguen siendo demasiado caros para muchos países pobres.
En 2010, el organismo calculó que hay en el mundo 925 millones de personas que pasan hambre, en su mayoría en países en desarrollo.
Graziano es uno de los arquitectos del programa brasileño Cero Hambre, que en los últimos ocho años ha sacado de la pobreza a 19 millones de personas.