El gobierno del PSOE hace meses que estaba totalmente amortizado, sus únicas actividades consistían ya en hacerle parte del trabajo sucio al gobierno del PP que, inevitablemente, iba a sucederle.
Bastante gente se pregunta sobre ¿el cómo?, a sabiendas de que el programa de gobierno del PP iba a ser aún más antisocial que el del PSOE de la legislatura que acaba de finalizar, haya podido obtener mayoría absoluta.
La respuesta es relativamente sencilla, hoy por hoy en el marco del actual Régimen y a nivel estatal, la mayoría de la sociedad tiene interiorizado que sólo hay dos opciones de gobierno, el PSOE o el PP. Eso es lo que han venido transmitiéndonos machaconamente en los últimos treinta y cinco años.
Si el PSOE esta «quemado», el PP es la opción «natural» para el gobierno de España y viceversa.
Sin embargo en esta ocasión la alternancia en el gobierno, conlleva graves dificultades para el propio Régimen que ha entrado en una fase de debilitamiento severo, que puede ser el preludio de su descomposición.
A pesar de la pérdida de mas de cuatro millones de votos por parte del PSOE, el PP apenas ha arañado unos pocos cientos de miles. Su mayoría parlamentaría absoluta no es el fruto de una gran victoria política, sino del hundimiento de su competidor electoral principal y de la aplicación de la ley electoral española, actualmente vigente.
Pero lo peor que le ha ocurrido al PSOE no es la pérdida de más de cuatro millones de votantes, sino el total descrédito al que han llegado ante amplísimos sectores de la sociedad, como una pretendida opción de progreso, así como la franca crisis interna en la que están sumidos. Rubalcaba tiene una especial responsabilidad en todo ello.
No parece probable que el PSOE, al menos en solitario y a medio plazo, sea una opción creíble de gobierno, de alternancia al PP y ello además de ser un problema para el propio PSOE, es también un problema para el Régimen.
La crisis de la Monarquía, la crisis del PSOE, la crisis del Estado autonómico difícilmente sostenible, son algunos de los síntomas más significativos de la crisis del conjunto del Sistema político surgido de la II Restauración borbónica. Si ello lo enmarcamos en la grave crisis económica internacional que afecta con especial gravedad al Estado Español, cuya repercusiones sociales no han hecho más que comenzar. Y además añadimos un escenario internacional en el que están ocurriendo cambios de gran calado de forma acelerada, entre los que destaca un progresivo y más que preocupante aumento de la militarización y de las guerras, vemos como se configura un panorama más que complicado, desde luego para el Pueblo Trabajador Castellano y el conjunto de las clases populares del Estado, pero también muy especialmente para el Bloque dominante español.
El Bloque dominante español, por diversas circunstancias históricas en las que no podemos entrar en amplitud en este artículo por razones de espacio, pero que podríamos sintetizar en que fueron incapaces de dar el paso de dirigir un imperio transoceánico y transpirenaico de millones y millones de kilómetros cuadrados, por cierto tarea que ya hicieron con grandes limitaciones y deficiencias, a dirigir un Estado de quinientos mil kilómetros cuadrados, pero también de carácter plurinacional.
El Bloque dominante español perdió el Imperio, pero mantuvieron y mantienen la mentalidad imperialista. Les ocurre como a aquellas «familias» que habiendo perdido la fortuna, mantienen las formas de «dominio» hacia aquellos que tienen la desgracia de seguir a su servicio.
Cervantes en una época tan temprana como 1605, en su más conocida obra, «El Quijote», reflejaba esa tendencia socio-cultural.
Como suele ser habitual en estos casos de imperialistas venidos a menos, el Bloque dominante español es servil con los aparentemente fuertes pero prepotente con los que considera, acertada o equivocadamente, débiles.
Las medidas adoptadas por el gobierno del PP, así como las que anuncian que tomarán en las próximas semanas, van en esa línea que acabamos de comentar, es decir en una ausencia de estrategia propia y de refuerzo de la subordinación a el doble imperialismo que condiciona a esta formación social llamada España en la que estamos ubicados: el franco-germánico y el anglo- americano, eso sí con varias vueltas de tuerca sobre lo que históricamente saben hacer mejor, la sobreexplotación de las clases trabajadoras y Pueblos del Estado Español.
Esa ausencia de proyecto estratégico propio, más allá del de la dominación y explotación de las gentes y Pueblos bajo su jurisdicción, es el elemento que confiere una extrema debilidad estructural a este Estado y que a su vez condiciona que las consecuencias de la actual crisis económica tengan una expresión brutal en este territorio. Por poner un ejemplo el porcentaje de trabajadores/as sin empleo formal es un 100% superior a la media europea, o el dato de que el Estado Español esta a la cola en las políticas de investigación y desarrollo del conocimiento también en el ámbito europeo
La crisis actual del proyecto europeo provoca que las debilidades estructurales, que las «auténticas vergüenzas» de la formación social española se visibilicen en gran manera.
Para el eje franco-germánico, esta coyuntura es a su vez una oportunidad para intensificar la dependencia y subordinación de España a sus conveniencias. Imponiendo cada miembro de ese tándem, con la aquiescencia del Poder español, lo más ruin de sus intereses.
A su vez lo que podríamos denominar la crisis político-militar internacional, en este caso promovida especialmente por el bloque imperialista anglo-americano, con una presencia importante de Francia,también repercute sobre el Estado Español y su falta de línea estratégica autónoma, condicionando su presencia en todos y cada uno los escenarios de guerra que se van abriendo, de una forma directa en la mayoría de los casos o dando cobertura en otros y ello en contra de los intereses objetivos de los Pueblos del Estado Español.
Esta cuestión es de una gran importancia porque, desgraciadamente, parece que se va abriendo camino una situación de extensión e intensificación de os escenarios bélicos.
Todas las limitaciones y deficits del Bloque dominante español deberían de convertirse en oportunidades para el movimiento popular.
El Movimiento Popular Castellano, a pesar de todas sus limitaciones, tiene que asumir ya una responsabilidad estratégica, ya no son suficientes las alternativas tácticas para tal o cual movimiento, para tal o cual lugar, que por supuesto hay que seguir impulsando y desarrollando, pero es necesario ya asumir el paso teórico y práctico de dar alternativas estratégicas. La realidad social en este Pueblo y en el Estado lo demandan.
Esa alternativa estratégica debe de tener tres ejes centrales:
El cambio de modelo socio-económico, porque el actual es cada vez más contrario a los intereses de las clases populares, basado en la defensa de lo público, en la justicia social y en la no discriminación por razones de género u otras.
El cambio de modelo territorial, porque el actual Estado autonómico demuestra cada vez más su ineficacia e insostenibilidad, ha de ser sustituido por un modelo que reconozca el carácter plurinacional del Estado Español y sobre ese reconocimiento sin limitaciones, que incluya por tanto el derecho de la autodeterminación, articular un Pacto democrático entre Pueblos Soberanos, que pueda dar lugar a un proyecto inclusivo y viable.
El cambio de política internacional que tenga como objetivo contribuir a la construcción de un espacio mundial a favor de la paz, la soberanía de los Pueblos y el desarrollo sostenible.
Para todo ello es imprescindible que Castilla se convierta en sujeto político propio de acción de decisión.
Castilla es imprescindible en la articulación de un proyecto de futuro para este Estado y a nivel internacional.
Castilla potencialmente es uno de los nexos de unión más importante de Europa con Latinoamérica, nexos necesarios para la articulación de ese espacio mundial a favor del progreso, de la paz y de la defensa de la tierra, en síntesis un proyecto en defensa de la humanidad. Andar ese camino no sólo es factible, hoy por hoy es imprescindible para ello necesitamos reflexionar, luchar y organizarnos.