En su discurso sobre el estado de la Unión, el presidente de EE.UU. Barack Obama dijo: “Que no quepa duda: EE.UU. está resulto a impedir que Irán consiga una bomba nuclear, no retiraré ninguna opción de la mesa para lograr ese objetivo”.
En el mundo real esto significa que Washington está dispuesto a ir a la guerra –la guerra económica ya comenzó– contra un país signatario del Tratado de No Proliferación y que no pretende obtener armas nucleares, según el Organismo Internacional de Energía Atómica y el último Estudio Nacional de Inteligencia de EE.UU.
Obama también dijo: “El régimen [de Teherán] está más aislado que nunca; sus dirigentes enfrentan sanciones devastadoras, y mientras eludan sus responsabilidades, esta presión no aflojará”.
¿“Aislado”? No exactamente; vea “El mito de un Irán “aislado”, (Rebelión, 20 de enero de 2012). Y no son los dirigentes iraníes los que están sometidos a sanciones devastadoras. La absoluta mayoría de los 78 millones de iraníes empobrecidos pagará la factura.
En una declaración anterior, Obama “aplaudió” la decisión de la Unión Europea de imponer su propio embargo del petróleo iraní, y agregó: “Esas sanciones demuestran una vez más la unidad de la comunidad internacional”.
Por lo tanto, hablemos de esa “unidad de la comunidad internacional” que incluye a EE.UU., los países de la OTAN, Israel y el CCG (Consejo de Cooperación del Golfo); el resto del mundo solo es un espejismo.
Uníos al programa de petróleo por oro
Los miembros del BRICS India y China, compran juntos por lo menos un 40% de las exportaciones de petróleo de Irán, aproximadamente 1 millón de barriles diarios. Es un 12% de las necesidades de petróleo de India. En cuanto a China, el año pasado compró un 30% más de petróleo de Irán que en 2010, un promedio de 557.000 barriles diarios.
La verdadera “comunidad internacional” es muy consciente ahora de que India comenzará a pagar el petróleo iraní en oro, y no solo en rupias, a través del banco estatal indio UCO y el banco estatal turco Halk Bankasi. Pekín, que ya comercia con Irán en yuanes, también podría recurrir al oro. Sobra decir que tanto Nueva Delhi como Pekín son grandes productores de oro y dueños de activos en oro.
Hablemos ahora del Año del Dragón que comienza de manera explosiva. Y hablemos del patrón oro del nuevo Año del Dragón.
Todos recuerdan el fracasado programa de “Petróleo por Alimentos” de las Naciones Unidas que mató de hambre a los iraquíes durante años antes de la invasión/ocupación de EE.UU. de 2003. Los iraquíes de a pie pagaron el terrible precio de las sanciones de la ONU y EE.UU., y “Petróleo por Alimentos” solo benefició al régimen de Sadam Hussein.
Ahora es un negocio mucho más serio: el programa de “petróleo por oro”, una iniciativa del BRICS y de Irán que beneficiará a los dirigentes islámicos y quizá alivie los efectos de las sanciones en la población iraní: Las consecuencias globales: aumento del precio del dólar, rebaja del petrodólar y los comerciantes del petróleo abriendo botellas de Moet a montones.
Otro miembro del BRICS, Rusia, ya comercia con Irán en riales y rublos. Y un candidato a miembro del BRICS, Turquía –que también es miembro de la OTAN– no participará en las sanciones de EE.UU. y la UE a menos que sean impuestas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (imposible, porque los miembros permanentes Rusia y China las vetarían).
Dentro de dos meses, seguro que el primer ministro Vladimir Putin, que enfurece y aterra a Washington y Bruselas a niveles de Vlad el Empalador, volverá a ser presidente de Rusia. Es cuando las mascotas atlantistas se enfrentarán a un verdadero juego implacable.
Mientras tanto, Teherán jamás cederá ante las sanciones occidentales, mucho menos con los múltiples mecanismos laterales y ocultos que tiene para vender su petróleo que involucran a tres miembros del BRICS más los aliados de EE.UU., Japón y Corea del Sur, que acabarán obteniendo exenciones del gobierno de Obama.
Como esto nunca tuvo que ver con una bomba nuclear inexistente, los dirigentes de Teherán solo tienen que seguir un parámetro estratégico supremo: no dejarse engañar por ninguna provocación ni por operaciones de bandera falsa que suministren el casus belli de un ataque del eje de guerra de EE.UU., Gran Bretaña e Israel.
Y todo esto mientras las tendencias en el –oscuro– horizonte apuntan hacia lo que podría ser apodado “Zona Asiática de Exclusión del Dólar”, que para muchas mentes agudas del mundo en desarrollo podría allanar el camino a una moneda respaldada por la energía utilizada por el BRICS y el Grupo de 77 (G‑77) para contrarrestar al cada vez más desesperado –y despistado– Occidente atlantista.
Volviendo al desfile de las mascotas europeas, basta con examinar la declaración conjunta emitida por esas monstruosas mediocridades: el primer ministro británico David Cameron, la canciller alemana Angela Merkel y el neonapoleónico “liberador de Libia”, el presidente francés Nicolas Sarkozy.
El trío dijo: “No tenemos nada contra el pueblo iraní”. Los iraquíes escucharon exactamente lo mismo de otro grupo de mediocridades en 2002 y 2003. Entonces su país resultó invadido, ocupado y destruido.
Pepe Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y de Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge. Su nuevo libro, recién aparecido, es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009). Contacto: pepeasia@yahoo.com.
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Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/NA26Ak02.html