Entrevista publicada realizada a Eric Toussaint por Carlos Bedoya y publicada en el diario peruano La Primera, el domingo 19 de febrero 2012
¿Cómo caracteriza el momento actual por el que atraviesan países de la Unión Europea (UE) como Grecia que tienen deudas públicas enormes?
Haciendo una comparación histórica, se encuentran en la misma situación que América Latina en la segunda mitad de los años ochenta.
¿Por qué?
La crisis de la deuda en América Latina explotó en 1982. La crisis bancaria privada explotó en Estados Unidos y Europa en 2007 – 2008 y se transformó a partir de 2010 en una crisis también de deuda soberana, porque se socializaron las pérdidas de los bancos privados y se transfirieron a los tesoros públicos en Europa. Entonces, a varios años de explotar la crisis en los dos casos, nos encontramos en una situación en la que los acreedores logran dictar condicionalidades a los gobiernos. Los presionan a implementar políticas de ajuste brutal: reducción del gasto público, reducción del poder de compra de la población. Eso lleva a las economías a una situación recesiva permanente.
Pero, ni en el peor momento de su crisis, América Latina tuvo los niveles de endeudamiento que tienen hoy la mayoría de países de la zona euro. Sobrepasan el 100 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
El nivel de deuda europea es impresionante. En el caso de Grecia es de 160 por ciento del PIB, y varios países de la Unión Europea tienen deudas que alcanzan o superan el 100 por ciento de su producción. En cambio, durante la crisis de América Latina, la deuda estaba alrededor del 60 u 80 por ciento del PIB. Es claro que hay diferencias entre estas dos crisis, pero en la comparación que hago, no es lo fundamental el nivel de endeudamiento.
Es decir que su comparación se centra en las consecuencias políticas de ambas crisis.
Sí. Cuando comparo la Europa de hoy con la América Latina de la segunda parte de los ochenta, quiero decir que los acreedores en el caso de Europa, es decir los bancos europeos, representados por la Troika: Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Central Europeo y la Comisión Europea, están exigiendo a Grecia por ejemplo, un plan de rescate muy parecido al plan Brady que se exigió a países de América Latina a fines de los ochenta.
¿Puede explicarlo con más detalle?
Al final de los ochenta, los acreedores de América Latina: el Banco Mundial, el FMI, el Club de París, el Tesoro Norteamericano y el Club de Londres (los banqueros) lograron definir la agenda. Ellos imponían sus condiciones. Los acreedores privados transfirieron sus acreencias a las multilaterales y a los Estados vía la titularización, es decir pasando créditos bancarios a bonos, ahí jugó un papel importante el Plan Brady. El plan de rescate de Grecia es muy parecido: se reduce el valor del stock de deuda, va a haber un cambio de títulos de los bancos acreedores, reemplazándoles por nuevos títulos tal cual el caso Brady, con una tasa fija. Grecia es obligada a comprar bonos de los países fuertes de la UE. Se habla de bonos cupo cero de la Gran Bretaña, de Luxemburgo y otros países, del mismo modo como en el Plan Brady obligó a países como Perú y Ecuador a comprar bonos del tesoro norteamericano cupo cero, como garantía de los nuevos bonos emitidos y vendidos a los bancos con un descuento y una tasa del 5 y 6 por ciento.
También obligaron a nuestros países a reducir salarios, pensiones, gasto social y cumplir religiosamente el pago de la deuda.
Por eso digo que estamos en la misma situación en la periferia europea. Todavía no se extendió a toda Europa, solo a los eslabones más débiles como Grecia, Portugal, Irlanda, Italia, España, Hungría, Rumanía y Bulgaria. Pero esos países en conjunto representan casi 200 millones de habitantes sobre una población de 500 millones en la UE.
La consecuencia política de la crisis de la deuda en América Latina fue la fundación del Estado Neoliberal, ¿en Europa se camina a eso?
Sí, es la apuesta del FMI, de los gobiernos representantes de las clases dominantes, de los grandes bancos y las grandes empresas industriales. Su apuesta es terminar la obra neoliberal emprendida por Margaret Thatcher en 1979 – 80 en Gran Bretaña, que se extendió a Europa progresivamente, incluso a España con el gobierno de Felipe Gonzales, que aplicó también una política neoliberal en los ochenta.
Pero en Europa se mantuvo el Estado de Bienestar.
Empezaron un trabajo de destrucción del pacto social y de los logros populares del periodo 1945 – 1970. Eso es lo que inició Thatcher. Después de la segunda guerra mundial, durante treinta años los pueblos europeos acumularon conquistas, constituyéndose un Estado de Bienestar, con un sistema de protección social: convenios colectivos, ley del trabajo, etc. protegiendo a los trabajadores, reduciendo de manera significativa el trabajo precario. Thatcher quiso destruir eso, pero después de treinta años de política neoliberal aún no terminaron el trabajo en Europa, queda algo.
Y la crisis de la deuda en Europa es la oportunidad de consolidar lo que inició Thatcher.
Es la oportunidad de aplicar la estrategia del “shock”, como la llama Naomi Klein. La crisis permite una terapia de shock, tal como se hizo en los ochenta por los acreedores y las clases dominantes en América Latina.
En el Perú se aplicó en agosto de 1990.
Estamos en esa fase que incluye también privatizar las empresas públicas. En Europa van a privatizar las empresas públicas significativas que aún quedan.
¿Y también se implementará la doctrina de seguridad que se aplicó en América Latina, donde sindicato es equivalente a terrorismo?
Están aumentando las dimensiones autoritarias de ejercer gobierno en Europa. Es evidente, ya implementaron leyes frente a los movimientos sociales, leyes antiterroristas, en los últimos años. Hay una represión que aumenta, que aún no toma la forma de masacres que tuvo América Latina en el peor momento. No hemos llegado a ese nivel, pero la represión contra huelguistas y contra el movimiento social es fuerte.
¿Y los parlamentos nacionales europeos como reaccionan ante todo este paquete?
Los parlamentos en Europa son marginalizados, porque el FMI dentro de la Troika les dice a los gobiernos: “si ustedes quieren créditos, necesitan implementar medidas de ajuste y no hay tiempo para deliberaciones en el Parlamento”, el mismo que tiene que adoptarlas en 24 horas.
Como lo hemos visto en Grecia…
Sí, es lo que acaba de pasar en Grecia. La Troika exigió un plan. Logró finalmente la aprobación de del parlamento griego el domingo pasado por la noche. Pero al día siguiente, el comisario europeo de asuntos económicos, dijo que faltaban todavía 325 millones de euros de cortes adicionales y dio un plazo de 48 horas para ello. Es decir, que el parlamento griego no está deliberando.
Eso ha originado una protesta tremenda.
No solo en Grecia, en Portugal, España, Francia y en Italia con menos intensidad pero va a venir con fuerza. Tenemos movilizaciones en Europa, incluso en Gran Bretaña. En mí país, Bélgica tuvimos la primera huelga general después de 18 años el mes pasado. Fue una paralización total de la economía belga y de los transportes.
¿Qué debe hacer Grecia para salir de este problema?
Grecia tiene que dejar de someterse a los dictados de la Troika, es decir, suspender el pago de la deuda de manera unilateral para obligar a los acreedores a negociar en condiciones desfavorables para ellos. Si Grecia suspende el pago como lo hizo Ecuador en noviembre de 2008, claro que en otras condiciones, todos los tenedores de bonos van a venderlos a 30 por ciento del valor facial. Eso pone en debilidad a los tenedores de bonos y da más fuerza al gobierno griego, aunque en una situación muy difícil.
Ecuador suspendió el pago de los bonos global, luego de un proceso de auditoría, pero sin estar como Grecia. Argentina suspendió el pago en el 2001 por una situación parecida a la griega.
Sí, la comparación más bien es con Argentina, que no tenía liquidez para pagar. Suspendió el pago y ha logrado no hacerlo durante 3 años (Diciembre 2001 hasta Marzo 2005) con los mercados financieros y hasta la fecha con el Club de Paris (es decir más de 10 años), al mismo tiempo logró crecer económicamente e imponer a los acreedores un canje deuda con un descuento del 60 por ciento.
Pero eso le costó quedarse fuera del mercado financiero mundial hasta ahora.
Claro, pero Argentina, aún siendo excluido de los mercados financieros desde hace diez años, y no pagando nada al Club de París durante el mismo periodo, crece a un ritmo anual de 8 por ciento. Eso demuestra que un país puede tener fuentes de financiamiento alternativos a los mercados financieros. Ecuador tampoco está emitiendo nuevos bonos y tiene crecimiento.
Pero se está endeudando con China a tasas mayores…
Sí, hay que encontrar formas de mantener soberanía con estas nuevas fuentes.
Volviendo a Grecia, muchos analistas incluyendo Ud. Sostienen que gran parte de la deuda griega es ilegitima.
Claro, sí.
Pero eso solo lo puede demostrar una auditoria.
Parte del movimiento social europeo sacó las lecciones de la experiencia latinoamericana. Nosotros hemos intervenido con la propuesta de la auditoria ciudadana de la deuda que logró tener un eco enorme. En siete países europeos tenemos auditorías ciudadanas desde abajo, incluyendo Grecia aún sin apoyo del gobierno.
¿Cree que terminará siendo auditoria oficial especialmente en el caso de Grecia?
Veremos. Eso implicaría un cambio de gobierno, es decir un movimiento social tan fuerte que acabe con las soluciones gubernamentales favorables a los acreedores y se pase a un gobierno alternativo. América Latina necesitó veinte años para llegar a eso.
¿O sea que falta mucho para cambiar la orientación de los gobiernos europeos como el de Grecia?
Sí, vamos a seguir en una crisis que va a durar de diez a quince años. Estamos en la primera fase de la resistencia. Va ser muy duro.
Fecha de la entrevista: 16 de febrero del 2012
Boletín electrónico n° 69 – Martes 21 de febrero de 2012 de CADTM (www.cadtm.org)