El 1 de marzo KONECTA BTO, empresa contratada por Iberdrola para acometer el servicio telefónico de atención al cliente, despidió a 11 trabajadoras y comunicó el traslado forzoso a Barcelona a otras siete, aplicando la reforma laboral aprobada hace un mes.
Las dos trabajadoras, Leire Sainz-Ezkerra e Irantzu Llamosas (delegadas de LAB), comenzaron la huelga de hambre indefinida en la Kultur Etxea de Güeñes el pasado viernes, 9 de marzo, en defensa de los puestos de trabajo en la subcontrata y la readmisión de las despedidas.
La conflictividad laboral en esta empresa, que está compuesta en un 90% de mujeres, se remonta a diciembre de 2010, momento en el que Iberdrola cambia de compañía para prestar el servicio de atención telefónica que anteriormente fue realizado por Customer Works y aún antes por Resulta, y comienza con la negativa de aceptar la subrogación de las trabajadoras y culmina con el despido, a lo largo de 15 meses de actividad, de 70 trabajadoras. Dándose la circunstancia de que Konecta BTO ha abierto sendas plantas en Chile y Barcelona.
Actualmente la empresa tiene empleadas en la planta de Güeñes a 260 personas, pero el pasado 1 de marzo y sin la notificación previa de quince días, que hubiera echado a perder la inauguración de la Torre de Iberdrola, se comunicó el despido procedente a 11 trabajadoras aplicando la reciente reforma laboral “por haber estado más de un 20% de su jornada de baja durante dos meses consecutivos, aún con justificación médica”. Es decir, por ocho días de baja médica en un periodo de dos meses puedes ser despedido con una indemnización de 20 días por año trabajado con un máximo de 12 mensualidades. La misma indemnización, en este caso por despido objetivo, es ofrecida a las siete trabajadoras a las que se les ha comunicado el traslado forzoso a Barcelona si lo rechazan. Sólo mencionar que su salario es de 900 €.
El pasado 7 de marzo Bildu y el sindicato LAB de Enkarterri denunciaron en rueda de prensa esta situación laboral, el desmantelamiento industrial que viene sufriendo la comarca con la consecuente pérdida de empleo que hace que la zona se encuentre en niveles de paro superiores a la media vasca, la doble cara de Iberdrola, con beneficios millonarios y fastuosas inauguraciones, mientras permite estos desmanes a su subcontrata Conecta BTO.
Y también se denunció el papel de permisividad jugado por las instituciones, en este caso regidas por el PNV, ya que el suelo sobre el que se asienta el centro de trabajo fue cedido por el Ayuntamiento de Güeñes a Iberdrola por 75 años con opción a compra y con un canon de 600€ al año deducibles del precio de compra final y sin cargas urbanísticas. Para acometer la construcción del edificio que albergaría el centro de llamadas, Iberdrola contó con subvenciones tanto del Gobierno Vasco como de la Diputación Foral de Bizkaia y la única contrapartida fue la generación de empleo y el mantenimiento del mismo durante 3 años, periodo que acabó en 2003.
Carmen, emakume gorriak de EHK