Sobre los 90 años del Par­ti­do Comu­nis­ta Bra­si­le­ño- Miguel Urbano

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Raras veces un par­ti­do comu­nis­ta se recu­pe­ró des­pués de una cri­sis pro­fun­da que, en el des­en­vol­vi­mien­to de una estra­te­gia y una tác­ti­ca incom­pa­ti­bles con los prin­ci­pios y valo­res del mar­xis­mo-leni­nis­mo, impli­que en la prác­ti­ca la renun­cia al obje­ti­vo prin­ci­pal: la toma del poder rum­bo a la cons­truc­ción del socialismo.

La dis­gre­ga­ción de la URSS y la res­tau­ra­ción del capi­ta­lis­mo en Rusia con­tri­bu­ye­ron deci­si­va­men­te para la social demo­cra­ti­za­ción de muchos par­ti­dos comu­nis­tas y en algu­nos casos para su des­apa­ri­ción o trans­for­ma­ción en par­ti­dos de la bur­gue­sía neoliberal.

En ese pano­ra­ma som­brío, el Par­ti­do Comu­nis­ta Bra­si­le­ño emer­ge como una excep­ción que reconforta.

A la ori­lla del abis­mo, des­pués de más de una déca­da de vida letár­gi­ca, rena­ció en 1992, se recons­tru­yó como orga­ni­za­ción mar­xis­ta-leni­nis­ta y reto­mó su voca­ción de par­ti­do revo­lu­cio­na­rio e internacionalista.

Esa reali­dad que­dó evi­den­te en las jor­na­das que seña­la­ron las con­me­mo­ra­cio­nes en Río de Janei­ro del 90 ani­ver­sa­rio de su fundación.

En un bre­ve artícu­lo como éste no es posi­ble pro­ce­der a un balan­ce ni siquie­ra super­fi­cial de esas con­me­mo­ra­cio­nes y de su significado.

La difi­cul­tad es mayor por­que el Semi­na­rio “PCB 90 años de luchas”, por el obje­ti­vo, esti­lo, ori­gi­na­li­dad y nivel ideo­ló­gi­co de muchas inter­ven­cio­nes fue dife­ren­te de todo lo que se podía espe­rar de una ini­cia­ti­va con tales características.

Duran­te tres días, en el salón del Sin­di­ca­to de los pro­fe­so­res de Río, algu­nos ora­do­res no se limi­ta­ron en sus comu­ni­ca­cio­nes a evo­car fases de la his­to­ria del par­ti­do. Fue­ron más lejos, inno­va­ron al rom­per tabús en la refle­xión sobre acon­te­ci­mien­tos polé­mi­cos, en el abor­da­je públi­co de temas ocul­tos por un man­to de silencio.

Repre­sen­tan­tes de tres gene­ra­cio­nes, iden­ti­fi­ca­dos con esa aspi­ra­ción, ilu­mi­na­ron pági­nas de una his­to­ria épi­ca y dolo­ro­sa, mal cono­ci­da, con­tri­bu­yen­do así para su desea­da con­cre­ción. Algu­nos derrum­ba­ron barre­ras con cora­je y desasombro.

Ivan Pinhei­ro, el secre­ta­rio gene­ral, apun­tó el camino al afir­mar que “si acer­ta­mos mucho (…) tam­bién nos equi­vo­ca­mos mucho.”

En la mesa en que Ani­ta Pres­tes y él habla­ron sobre “El refor­mis­mo y la ten­ta­ti­va de liqui­da­ción del PCB” la hija de Luis Car­los Pres­tes, hoy his­to­ria­do­ra pres­ti­gia­da, orien­tó el dis­cur­so sobre todo para el pro­lon­ga­do cho­que de su padre con la mayo­ría del Comi­té Cen­tral que defen­día un desa­rro­llo capi­ta­lis­ta autó­no­mo y demo­crá­ti­co de Bra­sil, estra­te­gia que lle­vó al Par­ti­do a una alian­za táci­ta con sec­to­res de la bur­gue­sía nacio­nal supues­ta­men­te antiimperialistas.

Mau­ro Iasi, Edmil­son Cos­ta y José Pau­lo Neto fue­ron bri­llan­tes en des­nu­dar las raí­ces de la polí­ti­ca que dis­tan­cio al PCB de su voca­ción revo­lu­cio­na­ria. Con esti­los dife­ren­tes, valo­ra­ron la resis­ten­cia de las bases y de muchos diri­gen­tes a la estra­te­gia de con­ci­lia­ción, resis­ten­cia que, final­men­te, hizo posi­ble el rena­ci­mien­to del Par­ti­do que, en la fide­li­dad a los prin­ci­pios, reafir­ma hoy con fir­me­za, la mira­da en un futu­ro sin fecha, que la meta de la Revo­lu­ción Bra­si­le­ña – la que le impri­me el carác­ter – es la cons­truc­ción del socialismo.

La his­to­ria olvidada 

Fue con emo­ción que acom­pa­ñé esos deba­tes e inter­vi­ne en el Semi­na­rio Inter­na­cio­nal que siguió el dedi­ca­do a los temas nacionales.

Viví en Sao Pau­lo, exi­lia­do, de 1957 has­ta la Revo­lu­ción por­tu­gue­sa y, como mili­tan­te del PCB, tuve la opor­tu­ni­dad de par­ti­ci­par modes­ta­men­te en las luchas del pue­blo brasileño.

Por deci­sión del minis­tro de Jus­ti­cia un libro mío fue con­fis­ca­do. Me detu­vie­ron algu­nas veces y fui some­ti­do a un pro­lon­ga­do inte­rro­ga­to­rio por un ins­pec­tor de la céle­bre Ope­ra­ción Ban­dei­ran­tes, la cri­mi­nal orga­ni­za­ción mili­tar-terro­ris­ta de la dictadura.

Viví como inter­na­cio­na­lis­ta las cri­sis que enton­ces afec­ta­ron al PCB. Ellas son evo­ca­das en un lúci­do artícu­lo de los cama­ra­das Ricar­do Cos­ta, Mil­ton Pinhei­ro y Muniz Ferrei­ra, publi­ca­do en la edi­ción espe­cial de Impren­sa Popu­lar, órgano del Par­ti­do y en su site de inter­net (www​.pcb​.org​.br)

Ese tra­ba­jo, abar­can­do sobre todo las déca­das del 50 y 60, es una pági­na de la his­to­ria. Los auto­res, miem­bros del actual Comi­té Cen­tral, des­po­jan de secre­tis­mo las suce­si­vas y com­ple­jas dispu­tas inter­nas sur­gi­das en el PCB a par­tir del Infor­me Secre­to de Jrus­chov al XX Con­gre­so del PCUS. Todas abar­ca­ron la defi­ni­ción de estra­te­gia y de tác­ti­ca correc­tas a adop­tar para la cons­truc­ción de la alter­na­ti­va socialista.

De la pri­me­ra cri­sis sur­gió el PC do B, una disi­den­cia que, entu­sias­ma­da por las tesis maois­tas de la “gue­rra pro­lon­ga­da”, ini­cio una gue­rri­lla heroi­ca pero román­ti­ca en las sel­vas de Pará, des­trui­da por el ejér­ci­to en auten­ti­ca masa­cre. Pos­te­rior­men­te, se adhi­rió al “mar­xis­mo alba­nés” de Enver Hoxha y, fina­li­za­da la dic­ta­du­ra, optó por la vía ins­ti­tu­cio­nal, inte­gró la coa­li­ción que eli­gió a Lula y actual­men­te apo­ya la polí­ti­ca de Dil­ma Rous­seff en cuyo gobierno participa.

Des­pués del Acto Ins­ti­tu­cio­nal nº5, en 1968, la dic­ta­du­ra asu­mió face­tas de fas­cis­mo cas­tren­se y la repre­sión se des­ató sobre las fuer­zas pro­gre­sis­tas en una onda de barbarie.

El PCB fue gol­pea­do por nue­vas esci­sio­nes inse­pa­ra­bles de su polí­ti­ca de con­ci­lia­ción. La más impor­tan­te fue lide­ra­da por Car­los Marighe­la, el fun­da­dor de la Alian­za Liber­ta­do­ra Nacio­nal-ALN, un revo­lu­cio­na­rio comu­nis­ta que con­tó con el apo­yo de Cuba y tuvo muer­te trá­gi­ca. La línea vaci­lan­te del Par­ti­dão –así era cono­ci­do- en la defi­ni­ción de una estra­te­gia de con­fron­ta­ción cla­ra con la bur­gue­sía con­tri­bu­yó para una pro­li­fe­ra­ción de mini-par­ti­dos y orga­ni­za­cio­nes que pre­co­ni­za­ban bajo múl­ti­ples for­mas la lucha arma­da. La mayo­ría optó por la gue­rri­lla urba­na. En la lucha con­tra el terro­ris­mo de Esta­do lle­vó a la con­fu­sión a una juven­tud gene­ro­sa dis­pues­ta a la lucha, pero no pre­pa­ra­da ideo­ló­gi­ca­men­te. Fue la épo­ca de secues­tros a emba­ja­do­res extran­je­ros, de aven­tu­ra como del capi­tán Lamar­ca, un revo­lu­cio­na­rio volun­ta­ris­ta e ingénuo.

Cada orga­ni­za­ción, cada gru­po, cada par­ti­do pre­ten­día ser deten­tor de la estra­te­gia ade­cua­da para derro­tar a la dic­ta­du­ra y lle­var ade­lan­te la Revo­lu­ción Bra­si­le­ña. Todos invo­ca­ban el mar­xis­mo, pero con fre­cuen­cia los tex­tos en que con­den­sa­ban su opción revo­lu­cio­na­ria era una mez­cla de tesis de Mao, Trotsky, Che, con el agre­ga­do de dis­pa­ra­tes extraí­dos del libri­to irres­pon­sa­ble de Regis Debray, edi­ta­do clan­des­ti­na­men­te en Brasil.

En esos años trá­gi­cos, el PCB resis­tió a los lla­ma­dos del aven­tu­re­ris­mo gue­rri­lle­ro. Las diver­gen­cias en la direc­ción no impe­di­rán el con­sen­so en lo refe­ren­te a una cues­tión fun­da­men­tal: la prio­ri­dad de la lucha de masas en el com­ba­te a la dic­ta­du­ra, con recha­zo a cual­quier moda­li­dad de gue­rri­lla. Pero esa opción no se tra­du­jo en una estra­te­gia y una tác­ti­ca revolucionarias.

La cri­sis que se ins­ta­ló en el cam­po socia­lis­ta en el final de los años 80 y cul­mi­nó con la reim­plan­ta­ción del capi­ta­lis­mo en Rusia pro­fun­di­zó la ten­den­cia capi­tu­la­do­ra y liqui­da­cio­nis­ta de la mayo­ria del Comi­té central.

Esa poli­ti­ca, impo­nien­do el refor­mis­mo, lle­vó al par­ti­do a la ori­lla de la extin­ción. Mas no con­si­guie­ron aca­bar con el PCB; el Par­ti­do no dejó de exis­tir un solo dia, al con­trá­rio de lo que afir­ma­ron en Euro­pa algu­nos inte­lec­tua­les marxistas.

La exi­gen­cia de la recons­truc­ción revo­lu­cio­na­ria comen­zó cuan­do la mayo­ria del Comi­té Cen­tral abo­lió el cen­tra­lis­mo demo­crá­ti­co y cam­bió el nom­bre del Par­ti­do, crean­do una orga­ni­za­ción social­de­mó­cra­ta, el Par­ti­do Popu­lar Socia­lis­ta, que hoy tie­ne un per­fil de cen­tro derecha.

La len­ta reconstrucción 

Hace días, al escu­char las inter­ven­cio­nes de cama­ra­das de la nue­va gene­ra­ción sobre los pro­ble­mas del mun­do con­tem­po­rá­neo, fue para los pio­ne­ros de la recons­truc­ción del Par­ti­do, ini­cia­da en 1992 que voló mi pensamiento.

Recor­dé cama­ra­das que con­tri­bu­ye­ron para hacer­me comu­nis­ta. Todos hoy muer­tos: Luis Car­los Pres­tes, Gre­go­rio Beze­rra, Luis Maranhão, Mario Schem­berg, Dias Gomes, Jor­ge Ama­do, Fer­nan­do San­ta­na, Joao Sal­danha, Gio­con­do Dias, Caio Pra­do, Mario Lago y muchos otros.

El rena­ci­mien­to del PCB fue len­to, difí­cil. Es aun un peque­ño par­ti­do en un país de 200 millo­nes de habi­tan­tes. No tie­ne dipu­tados en el Con­gre­so y en las Asam­bleas de los Esta­dos, ni repre­sen­tan­tes (quien sabe?) muni­ci­pa­les. Son evi­den­tes sus insu­fi­cien­cias. Pero la actual línea revo­lu­cio­na­ria, tra­za­da por una direc­ción mar­xis­ta-leni­nis­ta y sus­ten­ta­da por cua­dros de gran cali­dad, le pro­por­cio­nó en pocos años un gran pres­ti­gio. En tan­to por el mun­do otros par­ti­dos comu­nis­tas se social demo­cra­ti­za­ron, él vuel­ve a desem­pe­ñar un papel de cre­cien­te impor­tan­cia en las luchas del pue­blo bra­si­le­ño y en el esce­na­rio inter­na­cio­nal en todos los fren­tes don­de el com­ba­te al impe­ria­lis­mo esta­dou­ni­den­se se vol­vió exi­gen­cia revolucionaria.

Ese apre­cio que­dó evi­den­cia­do en los salu­dos fra­ter­na­les que por su ani­ver­sa­rio reci­bió de per­so­na­li­da­des como Óscar Nie­me­yer, Iszt­van Mes­za­ros, James Petras y en las inter­ven­cio­nes de repre­sen­tan­tes de los Par­ti­dos Comu­nis­tas que par­ti­ci­pa­ron en el Semi­na­rio Inter­na­cio­nal que siguió al Semi­na­rio Nacio­nal, des­ta­ca­da­men­te los de Gre­cia, Vene­zue­la y de Méxi­co. Cito esos tres pre­ci­sa­men­te por­que se des­ta­can por la fir­me­za ideo­ló­gi­ca en el com­ba­te al refor­mis­mo y al oportunismo.

«Somos y sere­mos comunistas» 

Los actos con­me­mo­ra­ti­vos del ani­ver­sa­rio del PCB ocu­pa­ron casi una semana.

En el Semi­na­rio Nacio­nal, ade­más de las ya cita­das, hubo inter­ven­cio­nes de nivel ele­va­do por el rigor de abor­da­je his­tó­ri­co y rique­za con­cep­tual. Entre ellas las de Vir­gi­nia Fon­tes, Mar­cos del Royo y Eduar­do Serra.

En el Semi­na­rio Inter­na­cio­nal par­ti­ci­pa­ron dele­ga­dos de los par­ti­dos comu­nis­tas de Argen­ti­na, de Méxi­co, de Gre­cia, de Vene­zue­la, de Cuba, de Uru­guay y del Colom­biano y del Peruano, el secre­ta­rio gene­ral del Par­ti­do Comu­nis­ta Sirio y un repre­sen­tan­te del Fren­te Popu­lar de Libe­ra­ción de Pales­ti­na. Como invi­ta­dos inter­vi­nie­ron tam­bién el Argen­tino Ati­lio Boron, la liba­ne­sa Lei­la Ganhem, los emba­ja­do­res de Cuba y de Siria en Bra­sil y el autor de éste artículo.

Mesas espe­cia­les fue­ron dedi­ca­das a la Revo­lu­ción Cuba­na, al pue­blo colom­biano, víc­ti­ma del régi­men neo­fas­cis­ta, y a la con­de­na de las gue­rras impe­ria­lis­tas en Medio Oriente.

Fue emo­cio­nan­te la visi­ta de bra­si­le­ños y extran­je­ros, en una jor­na­da de cama­ra­de­ría, al lugar don­de, el 25 de mar­zo de 1922, fue fun­da­do en la ciu­dad de Nite­roi el Par­ti­do Comu­nis­ta Bra­si­le­ño. Nin­guno de los pre­sen­tes había naci­do, pero la corrien­te de fra­ter­ni­dad se for­mó ins­tan­tá­nea­men­te en la evo­ca­ción del puña­do de revo­lu­cio­na­rios –eran ape­nas nue­ve- que en una casa hoy des­apa­re­ci­da se reu­nió para desa­fiar el futuro.

La clau­su­ra de la sema­na de con­me­mo­ra­cio­nes tuvo por esce­na­rio la sala del ple­na­rio de la Cáma­ra Muni­ci­pal de Nite­roi. Allí se reu­nió el actual Comi­té Cen­tral con la pre­sen­cia de los invi­ta­dos extran­je­ros y de vie­jos mili­tan­tes y ele­men­tos de la juven­tud del Par­ti­do. Allí abra­ce a la cama­ra­da Zulei­de Faria de Melo, ex-pre­si­den­te del Partido.

Las estro­fas de La Inter­na­cio­nal sona­ron en el anfi­tea­tro de una ins­ti­tu­ción de la bur­gue­sía en tan­to se gri­ta­ba en coro uní­sono: «Fui­mos, somos, y sere­mos comunistas!»

Tra­duc­ción: Jaz­mín Padilla

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