«La función del músico es tocar ante el público»
Seis años después de su último disco en estudio, Sorminetan, Anje Duhalde (Arrangoitze, 1950) regresa con otro disco en directo, el cuarto que edita en su carrera como músico, que se alarga ya durante cuatro décadas. En Ibilean (Elkar) el músico labortano confirma que sigue en el camino porque «la función del músico es tocar ante el público». Por ello vuelve a publicar un trabajo en vivo, en el que alterna temas antiguos, dos versiones de John Hiatt y otros temas más cercanos, entre sonidos eléctricos y acústicos.
Con un pie en el folk euskaldun y otro en el rock de raíces estadounidenses. Así ha desarrollado siempre su carrera Anje Duhalde, pionero del rock euskaldun en los 70 en el grupo Errobi y posteriormente con un carrera en solitario en la que ha sabido difuminar la muga entre Iparralde y Hegoalde, y convertirse en un símbolo de la música de toda Euskal Herria. Tras más de cuatro décadas de viajes y canciones, el labortano presentó ayer su nuevo disco, Ibilean, que es el cuarto trabajo en directo de su carrera tras el primero, Bizi bizian, de Errobi, editado en 1978; Zuzenean (1993); y Anje Duhalde George Brassensens kantari (2001).
El título del disco es toda una declaración de principios y una autoafirmación de su oficio de músico en la carretera. «El último fin y la función del músico es cantar delante del público. En los años 80 y 90 hubo una moda de grabar muchos discos, pero yo siempre he pensado que lo importante era tocar en directo. Con esa filosofía, encuentro natural y normal grabar los conciertos, pero que luego se compren ¿eh? Eso sí, con internet y lo digital, la gente puede elegir más. A mí mismo me cuesta oír un CD de 12 temas. Esa es la contradicción que tenemos»
cuAtro décadas Sobre la continuidad de su carrera durante cuatro décadas, el labortano, que agradeció el apoyo de Daniel Landart y Xabier Anunza, indicó que es una forma de mantenerse en contacto con la gente. «A veces me dicen que por qué grabar más discos si has hecho ya 15 o 16. Es como preguntarle a un escultor o a un pintor. Es una manera de enseñar al público lo que haces», apostilló.
Ibilean fue grabado en directo en los Kafe Antzokia de Bilbao y Ondarroa el año pasado, dos escenarios «muy entrañables» para Duhalde, que tuvo que lidiar con «un catarro» imprevisto. El álbum ofrece «un sonido envolvente» sustentado en el grupo que acompaña al de Iparralde en la última década: el beratarra Iñigo Telletxea (bajo); el uztariztarra Remy Gachis (guitarra); y su hijo Txomin Duhalde (batería). «El único invitado en el disco, y muy especial, es Urbil Artola, que incluye su guitarra lapsteel en tres canciones», indicó.
El repertorio repasa buena parte de la trayectoria del músico, de «las canciones que siempre me han acompañado», incluidas Amnistiaren dema, Kantuz y Gure lekukotasuna, de Errobi, a otras más recientes, como Oh, Garbiñe, incluida en su último disco de estudio y elegido como single. «Además, hay varias canciones que no suelo tocar en directo», explicó. El CD ofrece también dos versiones de John Hiatt, uno de los músicos que más ha influido en su carrera. «No me quiero comparar con él, pero ha sido una gran inspiración porque es un gran cantante, buen músico y magnífico compositor de letras. Es un poco loser, perdedor y, además, una persona maravillosa y normal, nada estrella, como comprobé cuando actuó en Donostia».
«Hiatt es solo uno de los muchos artistas que cantan en otras lenguas diferentes al euskera y que me gustan. No me cierro, como probé con el disco dedicado a Brassens», concluyó Duhalde.