Izaskun Abaigar (Etxerat):
Hace nueve días, el preso político Josu Uribetxeberria fue ingresado en el hospital. Un plazo de tiempo breve que hizo sin embargo saltar todas las alarmas a Etxerat, mostrando su preocupación en la rueda de prensa ofrecida el pasado miércoles. No en vano las medidas de excepción a las que se somete a nuestros familiares presos, la vulneración continua Y sistemática de sus derechos, tienen como único objetivo buscar su sufrimiento y el nuestro. Hoy sabemos que nuestra intranquilidad y nuestro temor estaban justificados.
En abril de 2005, a Josu se le diagnostica un cáncer de riñón. En diciembre de 2006 se solicita para él la libertad condicional por enfermedad grave e incurable contemplada por la legislación. En julio de 2007, le comunican la denegación de la libertad solicitada. La maquinaria de la política penitenciaria estaba en marcha.
A lo largo de los 7 años transcurridos desde el diagnóstico inicial, sujeto forzosamente a la influencia de la cárcel en su enfermedad, el estado actual de Josu Uribetxeberria, ha agravado su enfermedad con la aparición de dos nuevos nódulos, uno en el pulmón y otro en la cabeza. Esto nos coloca ante una durísima realidad, a Josu le impusieron una condena a muerte.
Por esa y no por otra causa, denegaron su libertad condicional, le mantuvieron sujeto a las condiciones de vida en prisión, le impidieron sanar. Con este objetivo, ignoraron leyes y violaron derechos. Con este objetivo y plenamente conscientes de ello.
Por eso, no vamos a eximir a nadie de sus responsabilidades: ni a los que diseñaron la política penitenciaria, ni a los que la ejecutan, ni a sus cómplices. Ni queremos ni podemos hacerlo porque, además de Josu, otros 13 presos y presas con enfermedades graves o incurables continúan encarcelados cuando deberían estar en libertad. Y es lo que exigimos: la inmediata excarcelación de Josu Uribetxeberria y de todos los presos y presas gravemente enfermos.
En los próximos días iniciaremos una ronda con todos los partidos políticos buscando la denuncia y respuesta unitaria que esta situación exige. Nos dirigiremos también al Ararteko de la CAV y al de Nafarroa. Y nos dirigimos igualmente a la sociedad vasca en general con un llamamiento urgente a la determinación y a la responsabilidad: porque nunca hubo justificación y ya no hay excusas. Porque no puede volver a repetirse: ¡NUESTROS FAMILIARES ENFERMOS A CASA, YA!
Al Estado español queremos y debemos preguntarle: ¿Lo que ha hecho con Josu es lo que quiere hacer con todos ellos? ¿Con qué objetivo? ¿A quienes y a qué intereses sirve?