En su objetivo esencial, la noticia «express», la «comida rápida» de la información, no está orientada a alimentar el conocimiento sino a engordar la ignorancia masiva. Es el recurso más efectivo que utiliza la estructura mediática para reconvertir al cerebro humano en un microchip repetidor de eslóganes al servicio de la dominación sin el uso de las armas.
En el sistema (nivelado como «mundo único»), sólo un minoría elabora (y consume) análisis o interpretaciones sobre los acontecimientos que se suceden en el planeta.
A nivel masivo, las «noticias» o la «información» publicada se sintetizan en títulos, volantas, y párrafos cortos que se resumen en sí mismos. Nacen y mueren a la misma velocidad de la lectura.
No hay contexto, no hay historia, no hay relación ni causalidad entre acontecimiento y acontecimiento, y, las noticias, como las imágenes, sólo se fijan (y quedan) en la retina mientras las miramos, las leemos o las escuchamos.
Para las agencias, diarios y grandes cadenas mediáticas (locales o internacionales), este formato de «consumo» es lo ideal.
La gente, dicen sus ejecutivos, siempre anda apurada. Y les hacemos el mundo fácil y simple de digerir.
Así se niveló mundialmente la comunicación «express», la información de «consumo rápido», solo títulos, párrafos cortos, hechos memorizados fáciles de digerir y recordar.
Y el «gran público» (el demandante masivo de información «express») se acostumbró a asimilar información «suelta» (sin porqué ni para qué) y sin analizar ni reflexionar sobre su autenticidad y origen.
Fácil y cortito, es la fórmula impuesta. Una especie de «mundo de eslóganes», que el «gran público» repite como un loro electrónico en su vida privada, en su trabajo, y en todos los chats y redes sociales donde le dejan inscribirse.
Y la información «express», nivelada y manipulada a escala global, creó un mundo a su imagen y semejanza: El mundo de los «opinadores«compulsivos programados por los eslóganes sueltos de las noticias «express».
Y como emergente lógico, la función de la reflexión y el análisis (natural del humano), fue reemplazada por el «comentario» sin sostén, y por laespeculación con los rumores y las teorías conspirativas sin fundamento racional.
Hay una primera explicación técnica: La función del periodismo del sistema no es promover el conocimiento (la comprensión razonada) de la noticia, sino promover el «debate» sin reglas, la discusión irracional y esquizofrénica (sin análisis ni información procesada) de los títulos difundidos como «imágenes sueltas» para producir atracción comercial.
Programar lectores, televidentes, o internautas con eslóganes que confrontan con otros eslóganes, es la función y misión esencial que surge de la estructura operativa del periodismo masivo que vende «noticias» como si fueran hamburguesas en la góndola.
Y se produce el milagro buscado: El público masivo, el alienado programado (AP), consume información «express» de la misma manera que consume música, espectáculos, productos, hasta presidentes y normas de vida vendidos como si fueran desodorante de ambiente.
Esa sensación de «libertad sin fronteras» que les deja a los «opinadores» compulsivos la información de consumo rápido (como la comida chatarra de Mc Donalds) les permite, con total impunidad, «criticar» o «juzgar» casi cualquier acontecimiento sin tener información ni elementos fundantes de análisis sobre lo que se discute.
En este contexto, es muy común, por ejemplo, que un AP (alienado programado) «opine» sobre el conflicto de Irán sin saber siquiera identificarlo en el mapa.
En su objetivo esencial, la noticia «express», la «comida rápida» de la información, no está orientada a alimentar el conocimiento sino a engordar la ignorancia masiva.
Es el recurso más efectivo que utiliza la estructura mediática para reconvertir al cerebro humano en un microchip repetidor de eslóganes, mientras el sistema, gobiernos, bancos y empresas capitalistas (que financian a la estructura mediática) siguen depredando y haciendo negocios en el mundo real.
Desde el punto de vista de su utilización mediática, la noticia «express» se fundamenta y abreva en las técnicas del control mental.
Operativamente, el control mental es una técnica orientada a captar y/o manipular la conducta de las personas, controlando sus emociones y su capacidad de «reflexión», con la finalidad de direccionar comportamientos (sociales o individuales) hacia los fines buscados por el «controlador» (Gobiernos, grupos de poder, etc).
Este modelo de manipulación de conducta social (el control mental) se resume en el «pensamiento de manada», donde el individuo resigna su capacidad de «pensamiento propio» a cambio de protección por parte del líder (programador) del grupo.
Y el control mental, para que sea exitoso, necesita del «pensamiento sectario», cuya estructura está compuesta por un «receptor pasivo» (el manipulado con el control mental) y un «emisor activo (el líder programador).
En este caso, el consumidor alienado de noticias «express» es el receptor pasivo, mientras que la estructura mediática de programación es el emisor activo.
De manera tal que, dentro de este esquema funcional, no hay una identificación crítica con la noticia (un feed back entre emisor y receptor), sino una memorización pasiva orientada a impedir la comprensión totalizada de los acontecimientos sobre los que aparentemente se «informa».
El resultante (que se puede verificar fácilmente): El lector, televidente o radioescucha se convierte en un difusor pasivo de títulos (vaciados de contenidos críticos y reflexivos) que se retroalimentan como órdenes en el cerebro masivo.
Esto crea la atomización esquizofrénica, y permite, por ejemplo, que el receptor, pase, sin ninguna conexión reflexiva ni emocional, de una noticia sobre la muerte de 200.000 personas en Haití, a otra sobre la última producción discográfica de un cantante de moda.
Y este fenómeno explica, a su vez, la indiferencia de las mayorías frente a exterminios militares en masa de seres humanos indefensos (como los de Israel en Gaza) que, sin mediar la alienación atomizante mediática, producirían reacciones masivas contra sus perpetradores.
Este efecto se produce por una operación reduccionista y atomizante con las noticias «express». Por ejemplo: Si yo titulo «Israel está en guerra con Hamás», sin aclarar que Israel es la potencia agresora y Hamás el agredido, lavo las operaciones de exterminio del Estado judío de toda connotación genocida.
Trasladada a cualquier otro plano, la función de las noticias «sueltas»(descontextualizadas y sin conexión entre sí) está orientada a impedir que las mayorías (a través del pensamiento reflexivo) tomen conciencia de quién es el dominador y quien el dominado.
Esta es la razón que justifica el bombardeo diario con «titulares» que presentan los acontecimientos descuartizados y despojados de todo sentido de totalidad interpretativa.
Destruido su pensamiento crítico (por medio de la información descontextualizada y sin historia) el alienado programado se masifica y se nivela en trasmisor pasivo de un único mensaje: El que difunde (a modo de un «Gran Hermano») la estructura mediática que comercia con las «noticias».
La estructura del «pensamiento de manada» se traduce en un axioma funcional: El sistema no quiere que pienses por ti mismo, sino que obedezcas órdenes.
Estas órdenes (en la era del control mental) no son militares sino «persuasivas». No actúan por imposición física (la tortura y el miedo a la muerte), sino por imposición psicológica (la «persuasión» social).
La etapa de la «colonización de las sociedades» con el consumo de productos, comenzada en la década del 60, posibilitó la era de la«colonización mental» con el consumo de información perfeccionada con el advenimiento masivo de Internet y de las comunicaciones globalizadas en la década del 90.
Cuando el sistema capitalista trasnacional, por medio del consumo, niveló un «modelo único de pensamiento», sentó las bases psicosociales para el control político-ideológico por medio de la información periodística manipulada por operaciones psicológicas.
De manera tal, que las técnicas y estrategias del control mental se revalorizaron dentro de métodos científicos de direccionamiento de conducta de masas, y se convirtieron en una eficiente estrategia de dominio sin el uso de las armas.
Mediante la manipulación y direccionamiento de conducta por medios psicológicos el individuo-masa se convierte en «soldado cooperante» de los planes de dominio y control social establecidos por el capitalismo trasnacional y la potencia imperialista regente de turno.
Es a la vez, víctima y victimario, de las operaciones psicológicas, ya que se convierte en una célula consumista-trasmisora tanto de planes de consumismo capitalista como de planes de control y represión social manipulados sin el uso de las armas.
Las noticias «express», la información de «consumo rápido», son la columna vertebral de esta estrategia.