Escucho atónito en Radio Euskadi sus palabras exigiendo que la candidata de EH Bildu pida perdón por el daño causado y no puedo más que intentar refrescar la memoria más reciente del sufrimiento que bajo su mandato se ha ocasionado en golpes, cargas, torturas, detenciones incomunicadas, prohibición de manifestaciones etc.
Recuerdo sus andaduras más recientes y no me sorprende la desfachatez con la que exige a otros lo que usted no promulga. Porque no es momento de recordar cómo vitoreaba usted a sus compañeros Vera y Barrionuevo a las puertas de la prisión de Guadalajara. Vivimos momentos intensos en Euskal Herria. Momentos en los que cada cual tendrá que hacer su propia autocrítica y mirar al futuro en aras a conseguir un escenario en el que todas las personas plenas de todos sus derechos vivan libres en un país en el que todas las ideas puedan ser defendidas libremente.
Repaso su paso por el cargo represivo más alto en tres de las siete provincias de nuestro país, a cargo de una institución que sigue practicando la violencia,y no encuentro más que recortes de libertades, muertes, miedo y odio. Y usted se cree con la potestad de decir qué es y no es ético. Desde que accedió al cargo tras un pucherazo electoral, se ha encargado de recordarnos que en Madrid está el que manda. Y una y otra vez ha recibido la palmadita de su amo, tanto Alfredo como ahora Jorge. Más represión, más palmadita. Y a usted se le hinchaba el pecho todavía más. Patxi, su jefe, estaba tan contento con su trabajo que en plena crisis económica, en medio de toda la vorágine financiera, aumentó la partida presupuestaria para más pelotas y uniformes y gorritas nuevas.
Incluso han intentado convertir a la sociedad vasca en chivata con una oficina de colaboración ciudadana y una página web para la delación, demostrando que usted no conoce este país. Eso si; si por algo va a ser usted recordado va a ser por su afición a la fotografía. Han gastado miles de euros en quitar fotos, han identificado y imputado a cientos de personas, creyendo erróneamente que Euskal Herria iba a olvidar a sus vecinas presas. Y no hace ni un año de la mayor movilización solidaria con las prisioneras políticas vascas. Usted creía que ganaba batallitas y la solidaridad ha ido en aumento a pesar de su obsesión con las fotos.
La represión y los recortes a todos los niveles han sido la bandera de estos casi cuatro años en los que usted ha detenido y llevado en bandeja a Madrid a más de 130 jóvenes vascas. Ha incomunicado a 20, de las cuales 13 han denunciado torturas.
Ahora acaban casi cuatro años de cientos de cargas contra la clase trabajadora vasca y momentos de imborrable recuerdo como los más de cien heridas en Urbina con un helicóptero lanzando pelotas de goma, la prohibición y carga salvajes contra un campeonato de futbito en Hernani, la carga contra la comunidad saharaui que se manifestaba en frente del Consulado marroquí, la protección de falangistas y cargas contra antifascistas en Donosti, la presión y inmediata muerte de Remi Aiestaran en Billabona, los tres días de tremendo despliegue, represión y incontables heridas en Kukutza y recientemente la muerte por pelota de goma de Iñigo Cabacas.
Observo como cual avestruz, esconde la cabeza y deja su cargo con la muerte de Iñigo aún sin resolver y una familia destrozada a la que quiso callar con dinero. También veo como hasta le han ido creciendo los enanos y sus propios lacayos se han manifestado pidiendo su dimisión.
El día 26 la mayoría de la clase trabajadora vasca saldremos a la calle a defender nuestros derechos. Vamos a salir a manifestarnos y llevaremos con nosotras a Remi, a Iñigo y a todas las compañeras que han probado esa ética suya que usted tanto proclama. Lo que me temo es que le dejará bien escrito a Idoia sus métodos para el final de estos cuatro años que por fin acaban.