Rod Luacan y su familia van a la iglesia los domingos para evitar los centros comerciales de Singapur en tiempos de crisis económica.
Pero no buscan una solución espiritual, sino que es una consecuencia de la difícil situación que sufren los trabajadores inmigrantes y sus familias a raíz de la crisis financiera y económica mundial, desatada en Estados Unidos en 2008, que llegó a Singapur al año siguiente. «A veces vamos al centro comercial», reconoció Luacan, un ingeniero mecánico filipino de 37 años, despedido hace cuatro meses de la empresa marítima en la que trabajaba como diseñador de válvulas de seguridad. «Pero los fines de semana vamos a la iglesia para reducir gastos. No llevamos un estilo de vida caro», añadió. Luacan llegó a Singapur con su esposa hace nueve años con una licenciatura en Ciencias del prestigioso Instituto Tecnológico Mapúa, de Filipinas. Ahora tiene dos hijos, el más pequeño de tan sólo ocho meses. «Era el más joven del departamento, el último en ser contratado. Cuando comenzó la reducción de personal, fui el primero en ser despedido, no por mi capacidad sino porque esa es la norma, el último en llegar es el primero en irse», se lamentó. «Sigo buscando trabajo. Ya pasaron cuatro meses y sólo tuve dos entrevistas. Creo que las empresas de aquí buscan ciudadanos de este país, pero lo entiendo porque es igual en el mío». En 2009, hubo unos 43.000 singapurenses más empleados, pese a la crisis económica. En cambio, unos 4.200 extranjeros perdieron su trabajo en el mismo periodo.
Hay poco más de un millón de extranjeros trabajando en Singapur, más de 35 por ciento de la población económicamente activa. Los trabajadores calificados como Luacan se disputan el empleo con los singapurenses, pero la competencia también es ardua con otros extranjeros, en especial con los que están dispuestos a trabajar por un salario por debajo del que correspondería. «El mercado está arruinado», explicó Luacan. Algunos extranjeros, por ejemplo de Birmania, piden un salario de 2.000 dólares singapurenses (equivalente a unos 1.400 dólares), es decir menos de 50 por ciento de lo que él espera recibir por su capacitación, calificación y años de experiencia.
«Quizá ese sea otro de los problemas por los cuales todavía no encuentro trabajo. Pero todavía tengo esperanzas porque Singapur es un país muy sistemático», apuntó.
Luacan pertenece a una clase conocida en Singapur como «los talentos extranjeros», es decir profesionales capacitados y titulados que tienen cargos importantes en el ámbito laboral.
Los llamados «trabajadores extranjeros» tienen poca o ninguna capacitación y se desempeñan principalmente en el sector manufacturero, en la construcción y en el servicio doméstico, y tienen muchos más problemas para conseguir empleo.
El salario del tailandés Chanarong Jaidee, quien trabaja en un astillero, se redujo a la mitad cuando la crisis económica internacional golpeó a la industria marítima en 2009. La empresa en la que trabaja debió recurrir a un sistema de rotación de personal para reducir costos y disminuir la ineficiencia laboral a raíz de la escasez de pedidos de reparación. «La última vez trabajé casi todos los días. Pero ahora sólo trabajo tres o cuatro días a la semana. Pero no hay opción. El jefe es bueno porque en vez de mandarnos a casa, trata de que trabajemos de vez en cuando para tener algún ingreso», explicó. Con los 800 dólares singapurenses (unos 565 dólares) al mes, a Chanarong le cuesta mandar la misma cantidad de dinero a su esposa y a sus tres hijos que quedaron en Tailandia pues el costo de vida en este país es elevado. «Estábamos ahorrando para comprar una nueva casa, pero ahora tendrá que esperar hasta que las cosas mejoren. Mi esposa está pensando volver a trabajar de costurera para aumentar nuestros ingresos. Pero es muy cansador y muy duro para ella porque además debe cuidar a los tres niños», añadió Chanarong.
La crisis económica afecta al cónyuge con mejor salario, por lo que el otro se ve obligado a buscar la forma de aumentar los ingresos familiares.
La esposa de Luacan trabaja medio horario cuidando personas enfermas para aumentar el ingreso familiar. «Ella es enfermera. Pero no puede tomar un empleo de tiempo completo para que no le descuenten la seguridad social. Ahora es más importante contar con el dinero que ahorrar», explicó.
Los extranjeros con permiso de residencia permanente en Singapur están obligados por ley a aportar parte de su salario, entre cinco y 20 por ciento, al Fondo de Previsión Central, como se conoce en este país al sistema de seguridad social.
Con el creciente malestar de los ciudadanos por la llegada de extranjeros se vienen tiempos duros para los residentes permanentes y los inmigrantes.
La situación de los residentes permanentes con hijos empeorará el año próximo porque el Ministerio de Educación anunció en enero que recortará de forma drástica los subsidios de los no ciudadanos en los grandes centros educativos de este país. El costo de la enseñanza para los residentes permanentes y los estudiantes extranjeros aumentará en dos etapas en los próximos dos años.
Las cuotas que ahora ascienden a entre 174 y 348 dólares singapurenses (entre 123 y 246 dólares), al año, para los residentes aumentarán entre 612 y 1.224 dólares singapurenses (entre 433 y 866 dólares) para 2012, según el nivel educativo.
El Ministerio de Salud también anunció en enero que reducirá los subsidios para los residentes permanentes en 10 puntos porcentuales para aumentar la diferencia entre ciudadanos y extranjeros. Singapur también tratará de mantener la actual proporción de extranjeros en la población económicamente activa. «No podemos aumentar la cantidad de trabajadores extranjeros tan libremente como en la década pasada porque nos enfrentaríamos a verdaderas dificultades físicas y sociales», señaló el ministro de Finanzas, Tharman Shanmugaratnam, cuando presidió el Comité Económico Estratégico, formado en plena recesión en mayo de 2009. Los residentes permanentes y quienes acaban de obtener la ciudadanía constituyen un grupo que acumula cada vez más deudas en sus tarjetas de crédito, según la organización Credit Counselling Singapore (CCS), que asesora y ayuda a los deudores a diseñar un plan de pagos. Muchas de las personas que acumularon grandes deudas son profesionales de países como Filipinas, India y Malasia, y que ganan entre 4.000 y 5.000 dólares singapurenses (entre 2830 y 3538 dólares) al mes, según CCS.
Se endeudan porque envían dinero a su familia en sus países de origen y, además, deben pagar un alquiler en Singapur, entre otros gastos