Después de la esperanza de millones de colombianos sobre el supuesto interés de paz del gobierno de Juan Manuel Santos, la cruda realidad que imponen unos pocos prosigue su camino. Hay que decirlo con toda honestidad para que el mundo sepa que aún faltan muchos muertos de luchadores populares para que de verdad haya un proceso de paz genuino.
Por lo tanto, los diálogos controlados son el equivalente a las elecciones controladas, poder constituido que niega al poder constituyente, son un fin y medio al mismo tiempo; sirven al régimen para medirle las fuerzas al pueblo y decidir la política en función de la cohesión social del rebaño, que en simple lógica significa ahogar el disenso.
Los diálogos desde la perspectiva gubernamental sirven como un laboratorio o termostato que alimentan el sistema de información cibernético obtenido de millones de anhelantes, que retroalimenta la política del cómo actuar en el siguiente periodo. De la información recabada, surge el insumo para la verdadera política de mayor, igual o menor guerra sucia contra el pueblo, con énfasis en las regiones o sectores donde haya mas apoyo a los diálogos, o se estén posicionando nuevos liderazgos inconvenientes para la elite, y así identificar a sectores sociales que no se expresan electoralmente para golpearlos. Esta es la apuesta del régimen. Difícil de entender para mentes sanas.
Entonces, diálogos y elecciones son una misma arma política oligárquica para descubrir el alma nacional por quienes participan en ellas, como por quienes no lo hacen, la forma y contenido de cada dialogo o elección son una fuente inagotable de información para la oligarquía y el imperio: El desarrollo interno de éstos, el contexto y las tensiones en que se desarrollan, producen la información necesaria para reacomodar los poderes de la hegemonía y enfrentar los desafíos populares.
Al ligar ambas categorías, diálogos-elecciones quiero mostrar que ambos escenarios son utilizados para legitimar cíclicamente a un régimen absolutamente ilegitimo. Que necesita de ellos para decir aquí mando yo porque me he re legitimado. Próximamente publicare el libro: “poder, elecciones y democracia en Colombia, una mirada al conflicto.” Desarrollando a fondo este aspecto.
Las nuevas conversaciones de Paz, están diseñadas desde un férreo sistema de control de todos los elementos del proceso, por ello, ya en los prolegómenos de los diálogos de Oslo y la habana, la cólera del señor Humberto De La Calle, representante del gobierno, no pudo ser contenida, se impuso su soberbia y arrogancia ante los ojos de medio mundo, enfermedad inoculada desde hace mas de 300 años por la corona española al conjunto de la venal dirigencia oligárquica colombiana. Tempranamente les fallo una de sus aristas. Las mentiras oficiales de su falsa paz quedaron en evidencia a las primeras de cambio; no solamente por la sentida presentación de la proclama, del secretariado de las FARC-EP, en voz del comandante Iván Marques, sino porque en la mesa de instalación se mostró al mundo que ambas delegaciones provenían de países distintos así el sancocho fuera hecho en la misma tierra.
Fue evidente que el gobierno colombiano no llevaba ninguna propuesta de paz a la mesa. Su discurso vacuo no pudo avanzar mas allá de los lugares comunes y su retórica sobre su magnaminidad ante la obediencia, no pudo enmascararlas, su afán exclusivo era y es llevarlas a un oscuro lugar despoblado de sueños del pueblo, de puertas cerradas e indudablemente pletórico en abundantes recursos judiciales y financieros para los dirigentes insurgentes, con el animo de cercarlos y mantenerlos bien distantes del eco del pueblo, para que al soberano solo se le pudiese informar con comunicados sobre el avance de la claudicación del movimiento insurgente.
¡Qué equivocados y contumaces son, qué lejos de conocer el alma y la dialéctica de la lucha del pueblo colombiano en esta época de ascenso revolucionario!
Pero en Oslo tuvo lugar un acto fugaz profundo sobrecogedor e implacable en sus consecuencias políticas dentro de Colombia, me reacuerda a Fidel y su memorable juicio a la oligarquía cubana y al imperio después del “fracaso del cuartel Moncada”, donde cae prisionero junto a un reguero de muertos de sus compañeros, “La historia me absolverá”, una sensible derrota convertida en un triunfo moral que le abrió caminos a la revolución cubana. Qué bonita victoria popular fue poner en evidencia las limitaciones de un régimen que lo único que sabe es mentir, excluir, corromper, aniquilar, asesinar, despojar, trampear, engañar, apuñalar embrutecer y cuanto acepción se pueda utilizar sin la menor opción de estar calumniando.
El mismo hecho pernicioso de que sus medios de intoxicación masiva suspendieran la rueda de prensa en directo de los negociadores de las FARC-EP, inmediatamente después de su presentación, muestran a la saciedad que ante cualquier ventanilla que abra el régimen a la otra orilla, por ella se le cuela todo el país, Somos una sociedad sedienta de democracia, de opciones, de alternativas, de participar, de decidir de gobernar en función de si misma; y ellos no están preparados para ninguna apertura democrática, la democracia los asusta, los hace estallar de odio, y ello los obnubila.
Pero las consecuencias de ese rayo fugaz ya están a la orden del DIA, tanto por los mismos derroteros por los que transite la mesa como por los estertores en la dinámica del campo popular. El pueblo ha ido aprendiendo de las marrullas de sus enemigos.
Sin duda no hay que menospreciar la intención gubernamental de aniquilar la luchas mochando cabezas como es su costumbre, solo que esta vez la inconformidad es tan diversa y galopante que el pueblo no se quedara quieto ante una nueva masacre como la sucedida con el aniquilamiento físico del movimiento popular, tal como sucedió con la Up, y con tanto líder social con proyecto de país alternativo; seguramente entraremos en un proceso de masificación y cualificación de la lucha popular encaminada necesariamente a favor de la revolución..
Es evidente que el régimen solo apuntará a buscar el cassus belli, esta vez en el área de lo político, para abortar este nuevo proceso para que muera antes de nacer y así disminuirle sus costos políticos, no importa que duren ocho o diez meses para justificarlo, en síntesis desde los intereses oligárquicos calcularon mal el proceso porque midieron equivocadamente la idea de un acuerdo político a bajo costo con miras a la nueva gran estafa al movimiento social. En suma, se creyeron sus propias mentiras sobre el verdadero estado de las fuerzas sociales incluyendo al movimiento insurgente.
El hecho de que el régimen por intermedio de la fiscalía, limite la movilidad a los voceros insurgentes a posteriori de la instalación de la mesa de dialogo para impedir que expliquen al mundo su propuesta, es un golpe artero muy propio de la dirigencia colombiana no acostumbrada a tratar con iguales o con hombres y mujeres libres.
Esta medida que apenas se reseña en uno que otro medio bien escondida no es de cualquier monta, encierra el mensaje de que no están dispuestos ni siquiera a que los voceros de la contraparte se salgan del ámbito de las conversaciones controladas o pretendidamente atrapadas, mucho menos están interesados en hablar de los destinos de la patria y peor aún a que se cambien los derroteros de país. En las pequeñas cosas están las grandes decisiones.
Si, el mensaje del secretariado de las FARC-EP, genero un cimbronazo en el gobierno y en el régimen que los mantiene mudos, se le cayó la estantería de la trampa. Los cálculos electorales de Santos para su reelección quedaron en entre dicho, habían propagado la idea que las FARC-EP estaban divididas y en camino a la derrota, solo faltaba la firma de unos acuerdos parecidos a los firmados con el M‑19, y todo el mundo feliz.
Pero no, este Uribe II disfrazado de demócrata solo es un alfil de corto alcance de lo mas retardatario de la elite colombiana al servicio del imperio. Su inicua ley de victimas, restitución de tierras, la ley que pretende equiparar la dignidad de luchadores populares con los escuadrones de la muerte narcoparamilitares, en su “marco jurídico para la paz”, solo tienen el alcance de sus miserias para con este pueblo sacrificado y luchador.
Nada será fácil en el camino a seguir en la lucha por la dignidad y soberanía de nuestro pueblo, ya se descubrieron las cartas del tahúr, en un contexto donde reproducir la vida misma es un acto de magia. Basta recordar las cifras de Iván Marques. ¿No es escandaloso que paralelamente a los diálogos de paz se imponga una reforma fiscal para seguir exonerando o rebajando impuestos a las multinacionales y a los ricos mientras le traslada a la exigua clase media el peso de la reforma, como lo denuncia el senador Jorge Robledo hoy 23 de octubre, cuando dice que Santos le miente descaradamente al país? O no repugna que el fuero especial a las atrocidades militares para que asesinen en total impunidad ya este a punto de convertirse en ley de la republica contrariando a centenares de defensores de derechos humanos en Colombia y el mundo, o que en plena idea de las conversaciones se anuencia un aumento de pie de fuerza de 25 mil hombres de la “fuerza publica”, ¿para pelear contra quien? Diría cualquier desprevenido, o que se doten de nuevas y sofisticadas armas para combatir a la insurgencia y además anuncien que próximamente entraran a operar Drones o aviones no tripulados con equipamiento militar para dizque proteger la infraestructura publica y las inversiones internacionales.
Lo positivo de este nuevo engranaje o pulso sobre la paz, es que el pueblo y sus organizaciones de base, crecen desde el silencio y por fuera de los flash, ya no se engañan ni engañan con el falso camino desde las elecciones controladas, hoy cada vez se piden menos cosas y se exige mas participación, llegara el momento para las elecciones cuando las circunstancias lo permitan en total equilibrio y honradez y ello solo será posible cuando el poder popular defienda la salida política al conflicto y la imponga como un derecho del pueblo a la soberanía y la paz por encima de los monstruos de siempre.
Afortunadamente esa Colombia invisible esta imbricando un discurso en consonancia con su ejercito de rebeldes y sus múltiples formas de lucha, por ello para hablar de paz tenemos que conocer y hablar sobre la guerra y su lucha de clases. Como deber moral nos corresponde integrarnos en una sola bandera que rompa las cadenas de la falsa división, pues sabemos que desde algunos minoritarios sectores oportunistas de la autodenominada izquierda democrática disparan misiles para torpedearla mientras hablan de paz, porque de ella obtienen sus muy abundantes réditos.