Más de 140 personas abarrotaron el pasado viernes 19 el Ateneo Republicano de Vallecas, en Madrid, en el acto convocado por el Ateneo Popular de Solidaridad entre los Pueblos, Iniciativa Comunista e Izquierda Castellana.
El acto estaba enmarcado dentro de la semana de solidaridad con Euskal Herria propuesta por Askapena, aunque unos días más tarde, desde las citadas organizaciones se convocó el acto, dando para ello la voz a diferentes colectivos que sufren la represión y que trabajan por acabar con la misma. La afluencia de gente fue tal que incluso hubo gente que se tuvo que quedar en la calle, ante el llenazo total de la sala.
En el acto intervinieron representantes de la Coordinadora Antifascista de Madrid, Behatokia, Etxerat y la Coordinadora para la Prevención de la Tortura.
Comenzó el acto con la proyección de un vídeo sobre la lucha en Euskal Herria y la represión a la que durante años están teniendo que hacer frente.
El encargado de presentar el acto en nombre de los colectivos convocantes, hizo hincapié en lo absurdo de que se criminalicen este tipo de actos por el simple hecho de querer informar sobre la realidad de la represión. Y subrayó que esa es una mayor razón para seguir solidarizándose con los represaliados.
Después tomo la palabra Elena Martínez, de la Coordinadora Antifascista de Madrid, quien señaló que aunque la represión es una constante, es necesario encuadrarla en el contexto, situarla en el tiempo y en cada pueblo, pues variará según el grado de desarrollo de las fuerzas populares, según el papel que desde el bloque dominante tenga asignado a cada pueblo. Para entender la represión que hoy sufrimos, hizo mención a la farsa que fue la transición, que dejó una serie de heridas abiertas (contradicciones en torno a la cuestión de clase, la forma de estado, la cuestión nacional y la de género) y también la pervivencia de una serie de instituciones y personas, debido a la impunidad y falta de depuración (como la monarquía o la Audiencia Nacional), así como el actual contexto de crisis. Todo ello, no sólo nos permite entender la represión, sino la lucha que hay detrás de ella, los proyectos que tratan de resolver de una manera favorable para los trabajadores, los pueblos y las mujeres dichas contradicciones. Al hablar de represión debemos mencionar los proyectos sobre los que esta recae. Resaltó, en el caso concreto del antifascismo, la criminalización mediática y la prohibición de convocatorias, así como un actual saldo represivo con varios compañeros a quienes además de multas, tienen peticiones de decenas de años de cárcel.
Continuo Iratxe, abogada y miembro de Behatokia, el Observatorio de Derechos Humanos de Euskal Herria, que informó sobre las medidas legales que se toman contra los presos políticos, destacando de su intervención que, medidas supuestamente “de excepción” son aplicadas sistemáticamente cuando se trata de Euskal Herria, “lo que en otros lados es la excepción, en Euskal Herria es la norma general”. Algunas de estas prácticas son puestas en marcha allí como laboratorio, para después poder exportarlas a otros pueblos. Prácticas como la incomunicación, las detenciones preventivas, torturas, excepcionalidad en las condenas o la dispersión. Repasó algunos casos como el de Igor Portu, detenido por la guardia civil y que a las horas de su detención tuvo que ser ingresado en la UCI con claros signos de haber sido torturado. Y dibujó el panorama actual, en el cuál cualquiera pude ser terrorista, explicando conceptos que baraja la judicatura, como el del “terrorismo desarmado” o el “terrorismo individual”. Denunció que el concepto de terrorismo cada día es más amplio y aplicable cada vez a más personas, a modo de «chicle» que no dejan de estirar.
El siguiente ponente fue Beñat, de Etxerat, que hizo un repaso a la evolución de los 30 últimos años en cuanto a presos se refiere, desde la amnistía del 78, de la que recordó que “sólo hubo una semana sin presos políticos vascos en las cárceles, a la semana siguiente ya había nuevos militantes presos”, la aparición de las primeras cárceles de máxima seguridad a las que calificó como “centros de exterminio”, la dispersión y todo el sufrimiento que ello conlleva tanto a los presos como a sus familiares y amigos, la doctrina Parot, la existencia de presos con enfermedades terminales que siguen en prisión, y en definitiva la política penitenciaria de venganza que aplica el estado español sobre los presos políticos.
Así, tras contar los cacheos y humillaciones a los que, especialmente en los últimos meses, son expuestos los familiares que recorren cientos de kilómetros para ver a algún allegado preso, o los Vis a Vis perdidos por la actitud prepotente de los funcionarios, recordó que actualmente el Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK) se encuentra en una dinámica de lucha dentro de las cárceles, convocando chapeos en las celdas y huelgas de hambre o de comunicación. Denunció también la dispersión dentro de la dispersión, dentro de las propias cárceles, prácticas como el aislamiento o la división en diferentes módulos Tras agradecer a los asistentes por arropar el acto cedió la palabra al siguiente ponente.
El último ponente fue Jorge del Cura, de la Coordinadora para la Prevención de la Tortura, que integra a 44 colectivos de todo el estado, el cual comenzó dando cifras sobre la tortura en el estado español, donde la Coordinadora tiene documentados más de 700 casos en el último año, “si bien son muchos más y es imposible saber cuantos casos de tortura y malos tratos existen ya que, la mayor parte no se denuncian por miedo a las represalias”. Valoró que la tortura persiste hoy en día en el estado español “porque no hay voluntad política para acabar con ella” y enumeró los distintos protocolos de prevención de la tortura, que en el caso del estado español se incumplen reiteradamente “incluso el famoso protocolo de Garzón en muchos casos no lo aplica ni él mismo”.
Tras intervenciones del público en las que preguntaron por el ciclo abierto tras la nueva propuesta de la Izquierda Abertzale o por el papel jugado por Amnistía Internacional en la denuncia de la tortura y la política penitenciaria, los ponentes resaltaron que no debemos quedarnos con una sensación negativa por toda la realidad represiva dibujada, porque si esto ocurre es porque existe lucha y porque hay un avance de los movimientos populares.
Por último el presentador del acto, en nombre de los convocantes y seguro que de la mayoria de quienes asistieron, despidió el acto mandando a los compañeros venidos de Euskal Herria “un fuerte abrazo desde el Madrid obrero, combativo y solidario con los pueblos”. Una agradable cena solidaria cerró el acto con muy buen sabor de boca.