Casi tres años permaneció el comandante Julian Conrado – Guillermo Enrique Torres antes de su adhesión a las FARC – en una cárcel venezolana.
Fue detenido en el Estado de Barinas a pedido del gobierno de Colombia, que exigió entonces su extradición con un montón de acusaciones falsas. La solicitud no fue, sin embargo, atendida.
Salió esta semana en libertad por decisión del Tribunal Supremo de Venezuela. Habría sido la intervención personal del presidente Nicolás Maduro, junto a Juan Manuel Santos, la que llevó el Poder Judicial colombiano a retirar la demanda de extradición. Pero es, sobretodo, a la solidaridad internacionalista que Conrado debe su liberación.
El comandante guerrillero, artista revolucionario, autor de famosas canciones guerrilleras farianas, adquirió en la prisión el perfil de un héroe mítico.
Inicialmente se admitió que seria uno de los guerrilleros asesinados durante el bombardeo pirata de las Fuerzas armadas de Colombia en 2008 al campamento de Sucumbío, instalado en territorio ecuatoriano por el comandante Raúl Reyes, masacre ejecutada con la complicidad de la CIA, del Pentágono y de la Mossad israelita. Hay que recordar que el crimen motivó entonces la ruptura de relaciones diplomáticas de Ecuador con Colombia por decisión del presidente Rafael Correa.
La noticia de la muerte de Conrado, difundida por el gobierno de Bogotá, era felizmente falsa. Julián estaba vivo, en el combate revolucionario. Pero fue grande la sorpresa cuando lo detuvieron en 2011 en Venezuela.
En la cárcel su voz no calló. Dio entrevistas, escribió poemas y artículos, creó nuevas canciones. De decenas de países llovieron en Caracas peticiones exigiendo su libertad.
El secretariado del Estado Mayor Central de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo, celebrando la decisión del Tribunal Supremo de Venezuela, decidió llamarlo ahora a la Habana para participar en la Mesa de Diálogos de Paz, cuyas reuniones prosiguen en la capital cubana y serán reiniciadas en los próximos días.
Julián Conrado, en sus primeras declaraciones, agradeció la torrencial solidaridad internacionalista e informó que, como miembro de la delegación de las FARC, proseguirá su lucha por una paz que abra las puertas a una Colombia libre, independiente, democrática y progresista. Con ese objetivo continuará simultáneamente haciendo de la canción un instrumento revolucionario al servicio de su Pueblo.