En un artículo titulado “De Madrid a Panamá sin pasar por Euskadi” publicado en diarios del Grupo Noticias,el senador del PNV Jokin Bildarratz le zurra la badana a la ministra de Fomento, Ana Pastor, a cuenta de su reciente viaje a Centroamérica para intentar sacarle las castañas del fuego a la constructora española Sacyr en el contencioso que mantiene con las autoridades de Panamá a cuenta de los sobrecostes de la ampliación del Canal. “No conozco –dice Bildarratz– los pormenores de cómo fue el proceso de adjudicación de las obras, pero lo que sí queda meridianamente claro es que la empresa española resultó adjudicataria después de una baja económica descomunal, al estilo marca España de los mejores momentos de la burbuja inmobiliaria”. En todo caso, el senador considera “plausible” que la ministra entre a mediar. “Ahora bien –añade – , el lector tiene que entender que me genere extrañeza la actitud de Pastor, puesto que ella no se aplica el cuento en obras que su ministerio adjudica”. Bildarratz se refiere, “evidentemente”, a la Y vasca, “la infraestructura más importante que se está construyendo y que, probablemente, jamás se haya construido en nuestra tierra”. El senador insiste: “A la vista de la visita relámpago a Panamá, cualquiera diría que la ministra tiene su casa totalmente organizada”; “mientras se va a Panamá a arreglar el problema de una constructora española, en Euskadi no se quiere reunir con la consejera de Medio Ambiente y Política Territorial, Ana Oregi, para hablar de los problemas que vive en estos momentos el proyecto de Alta Velocidad”.
Podemos coincidir con el senador jeltzale a la hora de darle estopa a la ministra por su viaje a Panamá (estos ultraliberales pregonan la no intervención del Estado… salvo que vengan mal dadas y se requiera el dinero de todos para rescatar bancos o, como en este caso, la intervención del gobierno para sacarle la cara a una empresa privada que se ha metido solita en un jardín). Ahora bien, también Bildarratz “entenderá” que a nosotros, como lectores, “nos genere extrañeza” que él “no se aplique el cuento”, como reclama a Ana Pastor. ¿Bajas económicas descomunales, al estilo marca España? ¿Acaso el incremento de costes brutal en obras públicas no ha sido una práctica corriente también aquí, con el aval de instituciones gestionadas, “por ejemplo”, por el partido en el que Bildarratz milita? En el caso concreto del Tren de Alta Velocidad, ¿acaso no es verdad que el presupuesto barajado inicialmente se ha superado ya, a pesar de que aún no están hechas ni la mitad de las obras? La consejera Ana Oregi ha reconocido este hecho (Berria, 02.01.14), afirmando que aquella estimación inicial fue fruto de “un cálculo de buena voluntad” (“Kalkulu hori borondate onez egin zen, baina nahiko eskas geratu zen, gerora proiektuek agerian utzi dutenaren arabera”). ¡Qué verdad es que en euskara pueden pasar desapercibidas manifestaciones que en castellano serían una auténtica bomba! O sea, “un cálculo de buena voluntad” está en la base de “la infraestructura más importante (la más cara, desde luego) que se está construyendo y que, probablemente, jamás se haya construido en nuestra tierra”, como dice Bildarratz. ¿Seguro que fue un “cálculo de buena voluntad”? Porque a lo mejor fue de mala voluntad, que ya se sabe que, por ejemplo, en una autopista el truco consiste en minimizar los costes reales, magnificar la supuesta demanda y los supuestos retornos vía peaje, y, luego, el agujero consiguiente, que lo tape el maestro armero a cuenta del dinero de todos. ¿Cuánto cobró quien hizo aquel “cálculo de buena voluntad”? ¿Siguen encargándosele cálculos de este tipo? ¿Es el mismo que ha calculado lo que nos va a costar lo que resta de la obra del TAV o su mantenimiento? ¿Es el mismo que ha calculado un número de usuarios que permitirá amortizar (no ya económicamente, que eso es imposible, sino socialmente) la obra?
Dice Ana Oregi que el debate TAV sí o TAV no ya no tiene sentido, que la infraestructura ya está en marcha y que no hay vuelta atrás, que solo queda tirar para adelante (“Jadanik ez du zentzurik AHTa bai ala ez eztabaidatzeak”; “Azpiegigura badago, Zer egingo dugu? Bota? Aurrera egin behar dugu”). Eso suena a sostenella y no enmendalla, algo que, coincidirá con nosotros Bildarratz, también cabe asociar perfectamente a la marca España y a lo que aquí tampoco somos ajenos. En realidad, lo propio hubiera sido no haber empezado las obras, pero, viendo el panorama, mejor parar hoy que mañana. No parece que lo más sensato sea huir hacia delante, por muy a alta velocidad que pretenda hacerse.
Por cierto, este año el billete de cercanías también ha subido, un 1’9%, en 6 años PSOE y PP nos han colado un 36’2 % , mientras tanto el billete del AVE sigue al mismo precio, en el 2013 lo rebajaron un 11%,¿porque será que siempre acabamos pagando los mismos?
Donostiako Eguzki