Murió San­tia­go Feliú

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Santiago Feliú en concierto. Foto: Iván Soca/Cubadebate

San­tia­go Feliú en con­cier­to. Foto: Iván Soca/​Cubadebate

El can­tau­tor cubano San­tia­go Feliú murió esta madru­ga­da. San­tia­go, quien nació en La Haba­na el 29 de mar­zo de 1962,perteneció al movi­mien­to cono­ci­do como la Nue­va Tro­va y tuvo tam­bién una pre­sen­cia nota­ble en Noví­si­ma Tro­va, autor de can­cio­nes inol­vi­da­bles como “Para Bár­ba­ra”, “Vida”, “Ay, la vida” y otras.

Se pre­sen­tó jun­to a gran­des expo­nen­tes de las dos gene­ra­cio­nes de tro­va como Noel Nico­la, Frank Del­ga­do, Luis Eduar­do Aute, Luis Pas­tor, León Gie­co, Sil­vio Rodrí­guez, su her­mano Vicen­te Feliú, entre otros.

Repro­du­ci­mos la nota publi­ca­da por Sil­vio Rodrí­guez, esta maña­na en su blog Segun­da Cita:

Santy

Sue­na el telé­fono a las cua­tro de la maña­na y pien­so que oja­lá sea un equi­vo­ca­do. Des­de una con­cien­cia ador­me­ci­da el ins­tin­to de con­ser­va­ción lan­za ese pen­sa­mien­to. Si esa lla­ma­da no es error ¿qué bue­na noti­cia te pue­den dar a las cua­tro de la maña­na? El ins­tin­to no trai­cio­na, no mien­te, vie­ne de un lugar igno­to pero cor­ta como nava­ja, por­que cuan­do escu­cho Auro­ra y des­pués “cuán­do fue”, ya la cabe­za está en Vicen­te, que está en Gua­te­ma­la, en algún acci­den­te de avión o carre­te­ra, en un aten­ta­do loco.

Pero no es avión ni carre­te­ra ni aten­ta­do ni Vicen­te. Es San­tia­go, el más joven, a quien hace una hora se lo lle­vó un infarto.

Ayer mis­mo borré la car­pe­ta don­de le puse una selec­ción de fotos de su boda. ¿Por qué lle­va­ba días pen­san­do en él?

Muchas malas pala­bras se me ocu­rren. Muchas. “Son tan­tas, que se atropellan”.

Ay, la vida

San­tia­go Feliú

La vida es otra cosa,
si con las mis­mas ganas
te la sucedes
sin espe­rar más nada.

La vida es diferente,
si la pacien­cia gana
cuan­do la soledad
col­ma a la soledad.

La vida es otro cuento,
si enton­ces de momento
lo sacas todo
como te ocu­rre dentro.

Son unos pocos días
pres­ta­dos por el tiempo,
la suma de restar
las cica­tri­ces de los más tris­tes momentos.

La vida es una sola
entre todas las vidas,
una espe­ran­za gris,
un pes­ta­ñear y un beso,

una melan­co­lía,
un niño de regreso.
La vida siem­pre así:
qué te pudie­ra yo decir más de la vida.

La vida es más que menos,
si se des­cu­bre a tiempo
que todo lo tremendo
y lo terri­ble de estos días
son las venas del recuerdo.

La vida es cuan­to pasa
mien­tras planificamos
la vida por delante,
lo que nos pasará,
si nos que­da­mos o nos vamos.

La vida es el milagro
sin­ce­ra­men­te amado,
la cul­pa de morirse,
las men­ti­ras, las verdades
que nos que­dan de este lado.
La vida de imprevista,
sen­ci­lla y complicada,
absur­da y egoísta,
amo­ro­sa e inteligente,
extra­or­di­na­ria y desalmada.

La vida es suficiente,
si enton­ces no se acaba
cuan­do se halló el final
don­de se encuen­tra el pasa­do con la nada.

En Video, San­tia­go Feliú: “Para Bárbara”

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