Es conocido el episodio del incendio de Roma en el año 64 d.C. atribuido al emperador Nerón quien satisfecho del embriagador espectáculo de la destrucción pudo así disponer de terreno libre para construir su gran palacio, la Domus Aurea. Con el paso del tiempo este personaje evoca la capacidad del político autoritario para demoler la ciudad y con su nombre, en numerosas lugares del mundo, se distingue acusatoriamente a quienes poseen este instinto básico destructor.
Este urbicidio tiene su traducción también en Euskal Herria, concretamente en Bilbao con Iñaki Azkuna (Durango 1943) que como oportunamente dicen algunas enciclopedias, “es un político español del PNV y actual alcalde de Bilbao”. Sin duda el dirigente más españolista, adulador y servil monárquico desde la dictadura y de talante, con las oportunas adecuaciones al tiempo presente, semejante a las alcaldías fascistas franquistas de Jose Mª Areilza (1937−38) y Pilar Careaga (1969−1975).
En las elecciones municipales de 1999 fue elegido alcalde por la coalición entre el PNV y EA gracias a los votos de los concejales de Euskal Herritarrok. Reelegido tras las de 2003 de nuevo en coalición con EA, y 2007 ya en solitario, Recibió el apoyo de Ezker Batua (2003) que se incorporó al equipo de gobierno, y en 2007 de la coalición EB-Aralar. Finalmente, en las de 2011, alcanza la primera mayoría absoluta (15 concejales sobre 29) de la historia del PNV en la villa gobernando esta legislatura en solitario, es decir con prepotencia.
Distinciones adquiridas
El 28 de enero de 2011 recibió la condecoración de Officier de la Légion d’honneur de la République française por haber regalado previamente al Institut Française unos magníficos locales en el Campo del Volantín, 23 con fachada a Epalza de unos 500 m² de enorme valor inmobiliario. Es decir el patrimonio municipal a cambio de una medalla para satisfacción personal.
Autoproclamado, previa compra indirecta, nada menos que como World Mayor 2012, Alcalde del mundo, nada de el mejor que es un añadió localista. Una distinción que otorga, bajo acuerdo de prebendas, una extraña lucrativa empresa City Mayors Foundation, radicada en Londres dedicada a estos manipulados frívolos festejos dirigida por un sagaz empresario vinculado a asuntos económicos Tann vom Hove.
Recordemos la biografía arquitectónica del alcalde en su largo mandato. Hay realizaciones que iniciadas por sus antecesores se le atribuyen y otros proyectos que se adjudica como resoluciones meritorias cuando en realidad son catástrofes culturales. Este repertorio de brutalidades se ampara en la magistral declaración urbanística de asombro universal (1999) relativa al Depósito Franco de Uribitarte del entonces concejal de Urbanismo Ibon Areso: “Vamos a hacer una ordenanza que cumpla con el edificio, en lugar de un edificio que cumpla la ordenanza.” Con este salvoconducto a la prevaricación y la corrupción se inicia la impresentable cesión a la gigantesca especulación sobre el magnífico edificio Depósito Franco (1931) y la desfiguración de las bellas Rampas y Escaleras de Uribitarte (1892) destruidos en 2002, para generar una anodina y torpe urbanización, una barriada vertical, un “no lugar”. Se permitió el total desmantelamiento de las cinco magníficas naves de Santa Ana de Bolueta, excepto la demagógica chimenea (2005). La ilegal y denunciada ante la Justicia obra de derribo y reproducción del catalogado Mercado de la Ribera (2008) un hibrido y falso edificio. La misma irregularidad en la gravísima deformación de la Alhóndiga (2010) cediendo a todos los caprichos y banalidades de un afamado diseñador decorador Philippe Starck y sus complacientes colaboradores locales, pero ignorante en el concepto del espacio, la composición arquitectónica y urbana, tanto en el tenebroso interior del edificio y la agresiva irrupción volumétrica destrozando el elegante perfil de sus fachadas como la aberrante desfiguración de la Plaza Arriquibar. Consistiendo además un sospechoso despilfarro desde los 45 millones de euro del presupuesto a los 72 de la obra que plácidamente se admitió.
La denigrante descalificación del catalogo monumental de la tribuna y arco de San Mamés (2006) por la desacreditada Comisión del Patrimonio de Bilbao, un vergonzoso comité municipal de la calamidad integrado cínicamente por los mismos funcionarios que impulsan las demoliciones, para destruir uno de los más entrañables hitos tanto patrimonial como tecnológico y paisajístico de Bilbao, en combinación culturalmente fraudulenta con el Athletic Club. La incapacidad al desconsiderar las múltiples posibilidades de reutilización en el demolido (2012) recinto del Cuartel de Garellano. Azkunatuvo el cinismo de decir que “El regimiento es parte de la historia de Bilbao” (2012.11.30). Ensalza lo militar español, la edificación nada le importaba. La pobreza intelectual de no entender la belleza y versatilidad de una extraordinaria arquitectura industrial racionalista del edificio RAG (1933) demolido en 2012, lo mismo que en el edificio Besga Astoreka para Archivo Nacional, ambos desaparecidos.
Su conformidad con el despropósito del ministerio de Fomento de España y ADIF para el previsto derribo de la Estación de Abando. El vaciado total en 2008, prescindiendo de sus evidentes valores internos principalmente la espacialidad de la impresionante sala del Coliseo Albia (1916). La escasa sensibilidad en la ampliación del Teatro Campos Eliseos (1902) bajo las órdenes de los extorsionadores españoles de la SGAE (2010). La pérdida de singularidad urbana en la reforma de la Plaza Zabalburu y su desaparecida fuente (2008). La vulgar intervención y falsificación en la casa-torre de Urizar en Irala para centro cívico. El precipitado y corrupto derribo (2011) del interesante edificio industrial Cerezo (1950) que albergaba el irremplazable proyecto socio cultural Kukutza III, en Errekalde animando a la bestialidad represiva de una enloquecida Ertzaintza bajo las órdenes del consejero de interior Rodolfo Ares un reiterado y desdichado represor, Azkuna defendió la acción policial.
Permitir el vaciado (2009) y la posterior mayor edificabilidad de la antigua sede del Centro Farmacéutico Vizcaino (1926) en General Concha despreciando su interesante espacialidad interna. Admitir la inminente rotunda desfiguración del rascacielos de la calle Bailen, denunciada personalmente ante el Juzgado y otro vaciado destructivo, la sede actual de BBK en Gran Vía 23 animado por las palabras del concejal Areso de destrozar su valiosísimo interior y las incomprensibles facultades que se han concedido a un peligroso, patrimonial e identariamente, personaje que sin titulación ni representatividad alguna se ha infiltrado en el Ayuntamiento: el gerente Andoni Aldekoa. Un Bilbao cada vez más falso repleto de fachadismo.
Esta mezquindad está convirtiendo la Gran Vía en un tristísimo paisaje urbano comercial como una sucesión de rutinarios y repetitivos escaparates de ropa, asentamiento de franquicias lo que denota una gran vulgaridad e impersonalidad. Una ciudad que ha perdido veloz y recientemente empresas locales y alguna foránea, en locales que aportaban además de calidad y cierta originalidad de sus productos, una arquitectura notable. La última barbaridad esa chabacana tienda de la Plaza Elíptica.
En todas estas acciones existe una complicidad compartida con el concejal de Obras y Servicios José Luis Sabas un arquitecto de ínfima sensibilidad y reiteradamente denunciado por graves daños al patrimonio arquitectónico.
Su trayectoria como alcalde, vista la ideología manifiesta, está basada en el inestimable apoyo, a cambio de exclusivas, de El Correo (del) Español y TeleBilbao creando un personaje populista, un superhéroe de taberna. Lo mismo que el censurador mensual municipal “Bilbao” convertido en un monográfico de sus gestas. Todo ello se ajusta al histórico “Discurso de la servidumbre voluntaria” de escritor y político francés Étienne de La Boetie (1530−1563) “Los tiranos conciben técnicas que acostumbran al pueblo no solo a la obediencia y a la servidumbre sino que también a generar cierta devoción hacia ellos”
Conviene no olvidar la famosa frase latina alusiva a la destrucción de Roma, “Quod non fecerunt barbari fecerunt Barberini” que se refería a lo que no destrozaron los bárbaros lo destruyeron los Barberini, prestigiosa familia papal. En Euskal Herria puede traducirse en un sentido realista por: lo que no destruyeron los fascistas (1936−1975) lo demolieron los dirigentes, estos presuntos, nacionalistas del PNV especialmente en su feudo de Bizakia. Desgraciados aquellos pueblos que desprecian su biografía monumental. No serán nunca nada.
Un alcalde vengativo y vulgar con quienes se oponen o responden a sus decisiones. Además, es preciso recordar su furibundo rechazo y discriminación de toda expresión social y opinión de autodeterminación política identitaria y su despreciable inhibición ante detenciones tan absurdas como estériles de ciudadanos abertzales, memorable su cobarde silencio frente a las agresiones policiales especialmente el asesinato de Iñigo Cabacas. Su desentendimiento, se esconde cada año, ante la presencia de unos 50.000 patriotas venidos a la villa desde otros muchos pueblos para manifestarse a favor de los prisioneros políticos vascos. Actitud miserable frente al entusiasmo con que recibe a asesinos toreros y cualquier neofascista español a los que invita a la Villa y a los toros para obtener una foto y quedar gracioso en Madrid que es su verdadera patria.
Es por tanto ahora en este mes de enero de balances, que por desgracia en nuestro país se dedica mayoritaria y repetidamente a honrar los deportistas del año y a ensalzar hasta la saciedad a determinados cocineros, cuando hay que valorar al, sin duda, más nefasto alcalde con la arquitectura que ha soportado la villa desde el final del franquismo. Por ello trata de neutralizar, con agasajos, su indomable ímpetu destructivo de la hipotética crítica de un auto silenciado Colegio de Arquitectos que ha olvidado su función social que antaño le prestigió como una institución arraigada popularmente.
Sin duda alguna, la dictadura de la legislatura en la arquitectura tiene un Nerón: el alcalde Iñaki Azkuna