En una indignante carta a los irlandeses enviada por el Papa Benedicto XVI, y leída en las iglesias de Europa el domingo 14 de marzo del 2010, éste se refiere a los casos de pederastia y otros abusos cometidos a decenas de miles de niños y niñas en instituciones administradas por sacerdotes y monjas en dicho país y aísla allí lo ocurrido.
Esta carta viene tras un año de emitido el informe final de la Comisión de abuso infantil organizada en el año 2006. El informe irlandés de 2,600 páginas se tomó en cuenta, no así todo lo que se sabe ahora del escandaloso caso Maciel en Mèxico, ni los casos en Alemania ni menos en Estados Unidos ¿Serà que para Ratzinger, los católicos no europeos son irrelevantes a pesar de constituir la gran masa de creyentes? ¿Racismo religioso o solo colonialismo con la lógica de subordinación de “esos no merecen explicaciones”? En la carta trata a los violadores con guantes de seda, generoso y magnánimo. No los castiga ni los echa de la iglesia. De otro lado, el Papa escribió en el año 2003 sobre los matrimonios del mismo sexo: “Tienen que recordar los que se moverían de la tolerancia a la legitimación de derechos específicos de cohabitación para personas homosexuales que la aprobación o la legalización de mal es de lejos diferente de la tolerancia del mal”, Benedicto XVI prefiere a los violadores de niños y niñas que a los adultos que consienten. A los primeros les dice “Les incito a examinar su conciencia, tomar la responsabilidad de los pecados que usted ha cometido, y humildemente expresar su dolor. El arrepentimiento sincero abre la puerta al perdón de Dios y la gracia de enmienda verdadera. Ofreciendo rezos y penitencias para aquellos que usted ha dañado, usted debería procurar expiar personalmente sus acciones. El sacrificio redentor de Cristo tiene el poder de perdonar aún el más grave de los pecados, y sacar la bondad aún del mal más terrible”.
Para el Papa y la iglesia católica, lo que hacen dos adultos que consienten con su vida amorosa y sexual es una maldad sin derechos civiles pero lo que le hace un o una adulto/adulta a un niño o niña requiere de arrepentimiento y perdón y no la aplicación del derecho penal ni la excomunión. Tras la carta a los irlandeses la Iglesia católica tendrá un problema aún más severo de credibilidad.
Mientras tanto los casos en Alemania han ido haciéndose más públichttp://www.jornada.unam.mx/2010/03/17/index.php?section=sociedad&article=043n1socos y en Holanda igualmente. Las primeras denuncias por pederastia de parte de religiosos llevadas hasta sus últimas consecuencias se realizaron en Estados Unidos Fruto de ellos se creó en 1990, SNAP, red de sobrevivientes de aquellos abusados por sacerdotes, (Survivors Network of those abused by priests). Los juicios abiertos contra la iglesia por encubrir estos delitos, acompañado de los juicios abiertos a los sacerdotes violadores vivos llevaron a que la conferencia de obispos de la iglesia católica en Estados Unidos mandara hacer un informe a una comisión. Este informe se intitula The Nature and Scope of the Problem of Sexual Abuse of Minors by Catholic Priests and Deacons in the United States.(http://www.usccb.org/nrb/johnjaystudy/ )
Salta a la vista que no hay muchas denuncias en los países latinos, España, Francia, Italia, Portugal, ni en América Latina. Únicamente el escandaloso caso del monstruo Marcial Maciel, libertino, fundador de los Legionarios de Cristo y violador de sus hijos pequeños ha conmovido a la opinión pública. Los casos aislados de Brasil
y Chile recién aparecidos son acallados por la gran prensa como antes fueron acallados los casos en Estados Unidos, Irlanda, Alemania y Holanda. La prensa grande no le da espacio a este escándalo que va más allá de los países anglosajones donde ahora se concentra. Son casos que ponen sobre la mesa el enfoque de la iglesia católica sobre el sexo y el resultado que tiene dicho enfoque sobre aquellos que están educados para hacer respetar esa visión. La culpa y la represión generan monstruos sexuales.
El voto de silencio ha sido la manera como la jerarquía de la iglesia ha atacado este delito penal. Pero además de ser un delito penal la violación de niños y niñas de parte de religiosos y religiosas crea un problema ético esencial. Al fin y al cabo son formadores de la conciencia moral, que enseñan lo que está bien y está mal. Son homófobos por confesión religiosa, que ven el sexo como pervertido y las relaciones de amor no reproductivas como pecaminosas, y sin embargo practican la pederastia y la encubren con el voto de silencio y mejor, con nuevas leyes que impedirán que estos casos se ventilen penalmente en el futuro, como si esto no tuviera la menor importancia. Los que enseñan sobre el pecado de la carne, de pronto son aquellos que violentan sexualmente a niños y niñas indefensos.
La red de personas violadas en Estados Unidos se llama red de sobrevivientes porque al niño o niña, o al/la adolescente incierto o incierta sobre su deseo, la violación de parte de la persona en quien deposita su confianza le termina de quitar el apoyo mínimo que requiere para seguir con su vida. La persona a quien le abre su alma, quedando absolutamente vulnerable, termina abusando de él o ella y la destruye. Ante eso, ese niño o niña deja de tener en quien confiar y le queda frecuentemente solo el camino del suicidio o la locura. De esto no se habla aun pero es un tema anexo al anterior. Es parte de lo que ocurre con aquellos/aquellas violados/das que imposibilitados/das de decirle a sus propios padres por culpa o vergüenza se instalan en un silencio culposo que los/las asfixia. Los primeros que denunciaron estas monstruosidades fueron dos hombres de más de sesenta años. Ese fue el tiempo que les tomó dar el paso sobre hechos ocurridos cincuenta años atrás.
Las disculpas del Papa a los irlandeses es una burla. El Papa debería de una sola vez disculpar a la iglesia ante toda su feligresía y no esconder el problema ni aislarlo a un país. El argumento de la conferencia episcopal mexicana de que hay menos incidencia de pederastia en la iglesia que en el ejército es no solo banal sino una inmoralidad. Cuando el que hace la ley la viola, cuando el guardián de la moral abusa de indefensos, el problema no es de cantidades sino de esencias. A eso tiene que abocarse la iglesia en Roma. Los medios de prensa latinoamericanos ya deberían de terminar con el voto de silencio que no es más que complicidad. El lugar para la denuncia de estos delitos es la policía, no importan los años transcurridos y eso deben de saberlo todas las personas en todas partes.
México DF, 20 de marzo de 2010