El documento, que tiene cinco páginas, lo ha publicado la organización Middle East Briefing (1), que pudo tener acceso al mismo recurriendo a la legislación sobre libertad de información. Se titula «Middle East Partnership Initiative: Overview» y está fechado el 22 de octubre de 2010.
La Primavera Árabe comenzó en diciembre de aquel año con el derrocamiento del gobierno en Túnez, denominada «Revolución de los Jazmines» y desde entonces sacudió a varios países, afectando a Egipto, Libia, Yemen y Siria y causando cruentas guerras civiles y una conmoción sin precedentes en el mundo árabe.
El gobierno de Obama no escatimó en gastos para interferir sobre los asuntos internos de los países árabes. En 14 años se han gastado 600 millones de dólares en unos 1.000 grandes proyectos políticos. La financiación de las ONG ha supuesto más de la mitad de los proyectos del plan, señala el documento. Los agentes de enlace con las ONG locales los designa la embajada de Estados Unidos en cada país.
La Iniciativa «no suministra fondos a los gobiernos extranjeros y no negocia acuerdos bilaterales de asistencia», señala el informe, que establece una lista de los países destinatarios con prioridad: Yemen, Arabia Saudita, Túnez, Egipto y Bahrein. Libia y Siria fueron añadidos un año después de la elaboración del informe por el Departamento de Estado.
En Egipto el gobierno de Estados Unidos se centró en la Hermandad Musulmana, a la que consideraba compatible con la política imperialista de Estados Unidos. El gobierno de Obama aseguraba incluso el «servicio post-venta» de las ofensivas de desestabilización, que forman parte de la remodelación del «Gran Oriente Medio».
En septembre de 2011 la Iniciativa creó una oficina especial de coordinación de las transiciones políticas en aquella región estratégica, poniendo a William B. Taylor al frente. Se trata de un diplomático con experiencia en campañas de desestabilización ya que fue el embajador de Estados Unidos en Ucrania durante la «revolución naranja» de 2006 a 2009.
Según el informe del Departamento de Estado, su tarea es la de coordinar la asistencia de Estados Unidos a las «democracias emergentes» el norte de África y Oriente Medio, incluyendo a Egipto, Túnez y Libia.
Contra viento y marea, Santiago Alba Rico y otros miembros significados de Izquierda Anticapitalista siempre sostuvieron el carácter espontáneo de la Primavera Árabe (2) que, según dijeron, sirvió luego de detonante para que estallara el movimiento de los indignados del 15‑M en la Puerta del Sol. Esther Vivas llegó a decir que la Primavera Árabe tuvo un carácter «internacionalista», pero eso nunca lo entendí muy bien. En aquel momento pensé que la indignación estaba dirigida ‑entre otras cosas- contra la Casa Blanca. Ahora mismo me da la impresión de que la indignación no era de unos contra otros, sino que es muy posible que se tratara de la misma indignación, es decir, que la Casa Blanca y los indignados compartieran el mismo estado de ánimo.
Uno de los motivos que me lleva a pensar de esa manera es que tras la «Revolución de los Jazmines», el Foro Social Mundial se pudo reunir en Túnez en marzo de 2013. Creo que es a eso a lo que Vivas llama «internacionalismo»: el imperialismo abría las puertas a la «democracia», no sólo en el interior de aquel país árabe, sino a 5.000 indignados procedentes de todas las partes del mundo, que dos años después se pudieron congregar allá en paz y libertad para que luego Vivas nos lo pudiera contar a nosotros (3).
No sólo los árabes; todos los pueblos del mundo debemos sentirnos deudores de la política benefactora del Departamento de Estado, el Pentágono, la CIA y la Casa Blanca.
(1) U.S. State Dept. Document Confirms Regime Change Agenda in Middle East, http://mebriefing.com/?p=789
(2) Santiago Alba Rico, Libia, el caos y nosotros, Gara, 19 de septiembre de 2011, http://www.anticapitalistas.org/Libia-el-caos-y-nosotros
(3) Esther Vivas, Del Foro Social Mundial a las Revueltas Árabes, http://cemsenmoviment.wordpress.com/tag/movimiento-antiglobalizacion/