Gaza: el gas en la miri­lla- Man­lio Dinucci

Para encon­trar una de las cau­sas del ata­que israe­lí con­tra Gaza hay que pro­fun­di­zar, por­que esa cau­sa se halla exac­ta­men­te a 600 metros por deba­jo del nivel del mar y a 30 kiló­me­tros de la cos­ta de la fran­ja de Gaza. Allí, en las aguas terri­to­ria­les pales­ti­nas, se encuen­tra un impor­tan­te yaci­mien­to de gas natu­ral, el lla­ma­do Gaza Mari­ne, esti­ma­do en 30 000 millo­nes de metros cúbi­cos y de un valor de varios miles de millo­nes de dóla­res. Según un mapa ela­bo­ra­do por la agen­cia guber­na­men­tal esta­dou­ni­den­se U.S. Geo­lo­gi­cal Sur­vey tam­bién exis­ten otros yaci­mien­tos de gas y de petró­leo en tie­rra fir­me, en Gaza y en Cisjordania.

En 1999, median­te un acuer­do fir­ma­do por Yaser Ara­fat, la Auto­ri­dad Pales­ti­na con­fía la explo­ta­ción de Gaza Mari­ne a un con­sor­cio con­for­ma­do por Bri­tish Group y la com­pa­ñía pri­va­da pales­ti­na Con­so­li­da­ted Con­trac­tors, que dis­po­nen res­pec­ti­va­men­te del 60 y el 30% de las accio­nes. El 10% res­tan­te corres­pon­de­ría al Fon­do de Inver­sio­nes de la Auto­ri­dad Pales­ti­na. Se per­fo­ran 2 pozos, Gaza Mari­ne 1 y Gaza Mari­ne 2. Pero nun­ca lle­gan a ini­ciar la pro­duc­ción por­que Israel, que quie­re todo el gas a pre­cios ínfi­mos, los bloquea.

A tra­vés del ex pri­mer minis­tro bri­tá­ni­co Tony Blair, envia­do del «Cuar­te­to para el Medio Orien­te», se pre­pa­ra un acuer­do con Israel, que pri­va a los pales­ti­nos de las tres cuar­tas par­tes de los futu­ros ingre­sos del gas y pone la par­te que les toca en una cuen­ta inter­na­cio­nal bajo con­trol de Washing­ton y Londres.

Pero, inme­dia­ta­men­te des­pués de ganar las elec­cio­nes de 2006, el Hamas recha­za ese acuer­do, cali­fi­cán­do­lo de robo, y exi­ge su rene­go­cia­ción. En 2007, el actual minis­tro israe­lí de Defen­sa Moshe Ya’alon decla­ra que «el gas no podrá extraer­se sin una ope­ra­ción mili­tar que pon­ga fin al con­trol del Hamas en Gaza».

En 2008, Israel des­ata con­tra Gaza la ope­ra­ción «Plo­mo Fun­di­do». En sep­tiem­bre de 2012, la Auto­ri­dad Pales­ti­na anun­cia que, a pesar de la opo­si­ción del Hamas, ha reanu­da­do las nego­cia­cio­nes con Israel sobre la cues­tión del gas. Dos meses des­pués, la admi­sión de Pales­ti­na en la ONU como «Esta­do obser­va­dor no miem­bro» for­ta­le­ce la posi­ción de la Auto­ri­dad Pales­ti­na en las nego­cia­cio­nes. Pero Gaza Mari­ne sigue blo­quea­do, lo cual impi­de que los pales­ti­nos pue­dan explo­tar la rique­za natu­ral exis­ten­te en su territorio.

La Auto­ri­dad Pales­ti­na se lan­zó enton­ces por otro camino. El 23 de enero de 2014, duran­te el encuen­tro del pre­si­den­te pales­tino Abbas con el pre­si­den­te ruso Putin, se dis­cu­tió la posi­bi­li­dad de con­fiar a la com­pa­ñía rusa Gaz­prom la explo­ta­ción del yaci­mien­to de gas de las aguas de Gaza. Así lo anun­cia la agen­cia Itar-Tass, sub­ra­yan­do que Rusia y Pales­ti­na tie­nen inten­cio­nes de for­ta­le­cer la coope­ra­ción bila­te­ral en el sec­tor ener­gé­ti­co. En ese mar­co, ade­más de la explo­ta­ción del yaci­mien­to marí­ti­mo de gas, se pre­vé tam­bién la de un yaci­mien­to de petró­leo en los alre­de­do­res de la ciu­dad pales­ti­na de Rama­llah, en Cis­jor­da­nia. Y la com­pa­ñía rusa Tech­no­pro­mex­port está dis­pues­ta a par­ti­ci­par en la cons­truc­ción de una ter­mo­eléc­tri­ca de una poten­cia de 200 MW en la mis­ma zona.

La for­ma­ción de un nue­vo gobierno pales­tino de uni­dad nacio­nal, el 2 de junio de 2014, acre­cien­ta las posi­bi­li­da­des de con­cre­tar el acuer­do entre Pales­ti­na y Rusia.

Diez días des­pués, el 12 de junio, se anun­cia el secues­tro de los 3 jóve­nes israe­líes, encon­tra­dos muer­tos el 30 de junio, pro­por­cio­nan­do así el “casus belli” que da ini­cio a la ope­ra­ción «Mar­gen pro­tec­tor» con­tra la fran­ja de Gaza. Ope­ra­ción que for­ma par­te de la estra­te­gia de Tel Aviv, que bus­ca apro­piar­se de las reser­vas ener­gé­ti­cas de toda la cuen­ca del Levan­te, inclu­yen­do las de Pales­ti­na, las del Líbano y las de Siria.

Y tam­bién enca­ja en la estra­te­gia de Washing­ton que, con su apo­yo a Israel, tra­ta de garan­ti­zar­se el con­trol de todo el Medio Orien­te impi­dien­do que Rusia vuel­va a ganar influen­cia en la región.

Esta­mos ante una mez­cla explo­si­va, cuyas víc­ti­mas son –otra vez– los palestinos.

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