Enrique Dussel, 2014, 16 tesis de economía política. Interpretación filosófica, Siglo XXI, México (Filosofía).
Se pregunta el escritor inglés John Berger en uno de los artículos que componen su libro Con la esperanza entre los dientes ¿Por qué hay gente que no quiere hacerle caso a Marx, si fue él quien analizó y profetizó la devastación que vivimos ocasionada por la lógica de la ganancia? La respuesta que da me parece recoge el sentido del libro que reseño en esta ocasión: “La respuesta sería que la gente, mucha gente, ha perdido sus coordenadas políticas. Sin mapa alguno, no sabe a dónde se dirige” (Berger 2006, 89). Las 16 tesis de economía política de Dussel pretenden ser una brújula que oriente a los viajeros en su camino y que puedan llegar a su meta, la gestación de una sociedad futura, como lugar incierto:
La brújula en el presente impide ir ‘zigzagueando’, retornando, contradiciéndose permanentemente en el camino. Permite avanzar a pesar de que nadie pueda saber a qué tierra prometida llegará, pero se encaminará con seguridad porque existen los criterios y principios que permiten optar en cada decisión e ir iluminando parcialmente cada paso (Dussel 2014, 267).
Emprender este viaje se vuelve necesario, hoy más que nunca, cuando la aguda crisis económica que estamos viviendo de 2008 a la fecha, ha sobre pasado los límites económicos y se muestra como una crisis de la civilización en su conjunto. Las dimensiones de lo social que han sido afectadas por esta crisis son múltiples, aunque, cabe decir que, no todas ellas tienen el mismo origen, sino que se han recrudecido con este proceso: la dimensión medioambiental, la dimensión energética, la dimensión alimentaria, la dimensión política, la dimensión bélica. En suma tenemos una crisis multidimensional que vista en su conjunto es una catástrofe civilizatoria inédita (Bartra 2013, 25 – 71). Estamos pues en medio de una encrucijada histórica en donde es necesario contar con una brújula que nos de pistas de donde caminar.
16 tesis de economía política responden a la preocupación del autor de de-construir el campo de lo económico para desde ahí reemprender una relectura de la economía, como una actividad que este orientada hacia la vida. Este ejercicio de-constructor Dussel ya lo había efectuado en relación a la política, sus dos obras sobre Política de la liberación[2] y sus 20 tesis de política (2006), dan cuenta de ello. Sin embargo, esto no significa que el autor piensa que los campos de lo político y lo económico sean excluyentes, sino que deben establecerse sus interrelaciones. Los trabajos mismos que hemos mencionado tienen una correspondencia que trata de apuntar en el fondo a una reflexión sobre la totalidad de lo social. Así Dussel señala en sus 16 tesis de economía política:
Hemos descrito el sistema categorial e institucional del campo y los sistemas políticos en 20 tesis de política. Ahora se hace necesario efectuar algo semejante con la economía, y, cuando sea posible como en esta tesis 15, mostrar las mutuas determinaciones de lo económico sobre lo político, y viceversa. Aquí se cifra la originalidad de estudiar articulaciones más complejas donde los aparentes términos de una relación dialéctica (lo económico y lo político) no necesariamente se sitúan cada uno como última instancia del otro, sino, de una manera no simplista o unilateral (como nos tiene acostumbrados la economía capitalista clásica y neoliberal, y también el socialismo del siglo XX), es necesario articularlos mutuamente en sus diversas determinaciones sin últimas instancias. Como veremos, lo económico determina materialmente lo político, y lo político formalmente a lo económico (Dussel, 2014: 271 – 272).
El libro está compuesto por cuatro momentos argumentales, en donde el autor trata de repensar las categorías económicas en su forma histórica específica y transhistórica. El primer momento argumental abarca de la tesis 1 a la 4, donde se ofrece una introducción histórica-sistemática. Este grupo de tesis se encarga de poner el acento en el aspecto transhistórico del excedente y del trabajo vivo. Nos dice Dussel que todas las sociedades han tenido que enfrentarse a la regulación del excedente, lo cual ha tenido como consecuencia que todas ellas hayan experimentado el paso de un sistema equivalencial a un sistema no-equivalencial,[3] y quizá ahora que desde distintas tradiciones teórico-políticas se está discutiendo sobre “lo común”, “lo comunitario” la “common wealth” o “la comuna”, cuestión que para nuestro autor no significa otra cosa que la vuelta a la comunidad, podríamos pensar en este contexto, no sólo de debate teórico sino de lucha política, en el regreso a un sistema equivalencial global.
Este mismo paso hacía sistemas no-equivalenciales tiene como correlato el sometimiento del trabajo vivo en sistemas económicos en los cuales la vida de los seres humanos ya no es prioridad. Por ello, nos dirá Dussel: “[…] el trabajo vivo indiferenciado y como exterioridad o alteridad originaria de la totalidad) es el a priori critico que vale para todos los sistemas, en el que se incluyen los tributarios, esclavistas, feudal y otros anteriores (y posteriores) al capitalismo” (Dussel 2014, 59).
El segundo momento argumental va de la tesis 5 a la 7, en las cuales se da un primer abordaje a la crítica del sistema capitalista, teniendo como base de discusión la explotación sobre el trabajo. Una de las cuestiones que quizá pueda suscitar una discusión interesante es aquella en la cual el autor establece el aspecto transhistórico e histórico del plusvalor, pues nos dice que si bien este ha existido en todos los sistemas no-equivalenciales sólo dentro del sistema capitalista logra establecerse de manera hegemónica. Dussel en este punto se acerca a las tesis de André Gunder Frank (1993) pues sostiene que “el plusvalor ha existido por lo menos desde hace unos cinco mil años” (Dussel 2014, 87). La empatía por las tesis de Gunder Frank estriba en plantear una visión no eurocentrica del desarrollo de la economía y del dominio del capital. Cuando Dussel nos dice que del siglo XVI al XVIII Europa sigue siendo dependiente del capitalismo chino, está refiriendo a una tesis que ya había abordado en otros de sus textos (Dussel, 2007b: 195 – 198), y que ha tratado de ser desarrollada por José Gandarilla[4] en algunos trabajos, la cual propone hablar de un sistema anti eurocentrico tipo B de 200 años.[5]
El tercero momento argumental abarca de la tesis 8 a la 11, donde la crítica al sistema capitalista reflexiona sobre la explotación entre capitales. Dussel se encarga en este punto de restituir el lugar de la Teoría de la Dependencia dentro del corpus de la crítica marxista. Nos dice que tal lugar debe considerarse en el marco de una “teoría marxista de la competencia”. Para Dussel aún en la competencia dentro del mercado mundial la ley del valor sigue operando, pues aunque la competencia en sí misma no crea valor, esta regula la transferencia de plusvalor. Aquí vale la pena anotar la analogía que habría entre la renta de la tierra y la competencia, es decir, ni la una, ni la otra, violan la ley del valor: el “hecho de que todo valor y valor de cambio tiene como fuente al trabajo humano” se mantiene (Dussel 2014, 171); y todos los demás fenómenos que giran alrededor de esta como el aumento de la productividad, la baja tendencial de la tasa de ganancia, el aumento del capital fijo, la oferta y la demanda, etcétera, se fundan igualmente en la ley del valor (Dussel 2014, 171). La cuestión está en que en un esquema marxista de la competencia esta tiene que forzosamente estar regulada por una instancia de autoridad colectiva.
El argumento de la tesis 12 a la 16, y el apéndice final sobre la tecnología, se inscriben en el debate sobre las posibles maneras de superar la modernidad capitalista. Un debate fuerte, que más que concluido, sigue abierto, y donde el pensamiento crítico latinoamericano se juega su vigencia ya sea en su pertenencia al programa moderno o en una tentativa de llevarlo hacia otros planos cuando la practica social y teórica exige “ir más allá de la modernidad” misma y no sólo de su sometimiento por el capitalismo. La propuesta de Dussel es clara en este sentido: no puede haber superación del capitalismo sin que esto signifique a la vez una superación de la modernidad.
Nos dice el autor de las 16 Tesis de economía política que la superación de la modernidad capitalista no es un proceso futuro del cual se encargarán las generaciones venideras, sino que la superación de este sistema puede comenzar a vislumbrarse no sólo en la crítica, aunque es parte sustancial, sino en las experiencias político-sociales que actualmente se muestran como experimentos de ir contra y más allá de la modernidad capitalista. Estas experiencias se pueden ver en la vigencia que han cobrado los sistemas de reciprocidad de las culturas originarias de nuestro continente, la economía popular en los espacios urbanos, todas esas prácticas donde los intercambios mercantiles no se dan de manera transparente y que incluso amenazan, en escala micro, a la lógica de reproducción del capital, es decir, todos esos espacios de economía informal y de reciprocidad que Aníbal Quijano (1998) a denominado como el “Polo marginal” de la economía. Pero también, en aquellos proyectos como el caso venezolano que desde el Estado tratan de profundizar en el fortalecimiento de una economía basada en la cooperación y en la solidaridad. Un punto interesante en este sentido es la importancia que el autor le concede a China, como el ejemplo de una economía de transición en la cual el capitalismo tiene que enfrentarse a distintos momentos regulativos locales, regionales y estatales.
Una preocupación que atraviesa todo el libro y que trata de buscar una resolución final en este último bloque de tesis es el hecho de que si el Estado, el mercado, el excedente, son transhistóricos no se puede pensar que en una sociedad futura ya no vayan a existir. Cualquier sistema económico en este sentido tendrá que enfrentarse a esas instituciones y a la regulación del excedente. En este sentido es que Dussel nos entrega una serie de principios normativos que deben guiar a todo sistema económico futuro. El excedente, en este sentido, deberá recobrar su sentido comunitario, cuestión que se puede ver como síntoma de una necesidad en las teorizaciones actuales sobre lo común, lo comunitario o la comunidad. El mercado debe volverse un mercado no capitalista regulado por la intervención a nivel local, regional y estatal. La planificación, pues, de la economía, será una planificación social.
Los principios normativos que propone Dussel, regulación del mercado, restablecimiento del sistema de necesidades (y no de preferencias como actualmente), la mutua determinación entre economía y ecología, la redistribución del excedente entre los miembros de la comunidad, están orientados a establecer los principios de una economía que éste orientada hacia la vida.
Dussel nos ofrece en estas 16 tesis de economía política una brújula con la que podamos navegar en medio de un mar embravecido. Una brújula que nos permita transitar durante este siglo XXI hacia un sistema equivalencial globalizado. Esta nueva edad de la economía de la que nos habla Dussel, puede pensarse como ese paso hacia la historia del que nos hablaba Marx. Una nueva edad de la humanidad que no significa la cancelación de la historia sino que nos habla de una historia que permanece abierta.
Bibliografía
Bartra, Armando, 2013, “Crisis civilizatoria”, en Raúl Órnelas (Coord.), Crisis civilizatoria y superación del capitalismo, Instituto de Investigaciones Económicas-UNAM, México.
Berger, John, 2006, Con la esperanza entre los dientes, La Jornada ediciones/Ítaca, México.
Dussel, Enrique, 2014, 16 tesis de economía política. Interpretación filosófica, Siglo XXI, México (Filosofía).
Dussel, Enrique, 2009, Política de la liberación. Arquitectónica, Vol. 2, Trotta, Madrid.
Dussel, Enrique, 2007, Política de la liberación. Historia mundial y crítica, Vol. 1, Trotta, Madrid.
Dussel, Enrique, 2007b, Materiales para una política de la liberación, Plaza y Valdés, México.
Gandarilla Salgado, José G., 2012, Asedios a la totalidad. Poder y política en la modernidad desde un encare de-colonial, ANTHROPOS/CEIICH-UNAM, España.
— — — — — — — — — — — – 2012b, “Una nueva lectura de la historia: del sistema de los quinientos al sistema de los doscientos años”, Mundo siglo XXI. Revista del CIECAS-IPN, Vol. VII, Núm. 27, 5 – 16.
Gunder Frank, André, 1993, “El sistema mundial de los 5.000 años. Una introducción”, en A. G. Frank y B. K. Gills (ed.), The World System. Five Hundred Years or Five Thousand?, Routledge, Londres.
Quijano, Aníbal, 1998, La economía popular y sus caminos en América Latina, Mosca Azul Editores, Perú.
NOTAS
Víctor Hugo Pacheco es Estudiante de la Maestría en el Posgrado de Estudios Latinoamericanos de la UNAM. Miembro del proyecto PAPITT IN400814 “El programa de investigación modernidad/colonialidad como herencia del pensar latinoamericano y relevo de sentido en la Teoría Crítica”, victor29hugo29@gmail.com.
[2] Dussel, 2007 y Dussel, 2009.
[3] El capitalismo, junto al esclavismo, el feudalismo, etc., sería uno de varios sistemas no-equivalenciales que han existido hasta el momento.
[4] José G. Gandarilla Salgado es un académico mexicano de la UNAM, que ha dirigido sus reflexiones a la comprensión del desarrollo del capitalismo y la modernidad en América Latina, teniendo como base la crítica al eurocentrismo, la crítica de la economía política y la teoría de-colonial. En 2013 recibió la mención honorifica en el Premio Libertador Simón Bolívar al Pensamiento Crítico, uno de los mayores reconocimientos al pensamiento crítico en la región latinoamericana y que otorga el Gobierno Bolivariano de Venezuela, por su obra Asedios a la totalidad. Poder y política en la modernidad desde un encare de-colonial, cuyo capítulo 5 está basado en una larga reflexión sobre la obra de Enrique Dussel (Gandarilla, 2012: 241 – 294).
[5] Para José G. Gandarilla cierta visión tradicional del sistema mundo nos hablaría de una hegemonía de Occidente, la cual llamaremos, antieurocentrismo de “tipo A”, que propone una lógica de dominación mundial de 500 años. Sin embargo, si se trata de proponer una lectura no eurocéntrica del despliegue y desarrollo de la modernidad capitalista, se verá que es sólo hasta el siglo XIX, con el desmantelamiento del gran Imperio Chino y del desborde del capitalismo hacia la zona oriental, que por primera vez la modernidad capitalista puede tener una pretensión de totalidad. En este sentido, lo que se propondría sería pasar de un sistema antieurocéntrico de “tipo A” hacia uno de “tipo B”, que plantearía una dominación más modesta, en términos históricos, del capital, es decir, un sistema de 200 años (Gandarilla 2012, 5 – 16).