Dicen del afamado artista plástico peruano Bruno Portuguez que con él se inició la pintura nacional de Perú, como afirmó José Carlos Mariátegui del escritor Cesar Vallejo, en el caso de la literatura de esta nación andina.
Portuguez, un hombre sencillo, pero con una fuerza terrestre inmensa, y comprometido con las causas justas de este mundo, es un retratista por excelencia, y entre sus numerosas obras no podía faltar la figura de Ernesto Che Guevara.
El afamado artista peruano acaba de inaugurar en el Museo de Arte del Centro Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en Lima, su exposición “Retratos de Viento y Fuego II”, una muestra que incluye, además de la imagen del Guerrillero Heroico, la de Mariátegui, Tupac Amaru, Gabriel García Márquez, Vladimir Ilich Lenin, y otras muchas personalidades de nuestra historia y de la actualidad mundial.
Entre sus aspiraciones está pintar al líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, y a cada uno Los Cinco cubanos luchadores antiterroristas. De uno de esos Héroes de la mayor de las Antillas, Gerardo Hernández, ya hizo un retrato entregado a su esposa Adriana Pérez, cuando visitó Lima en 2013.
Los críticos subrayan de Portuguez que “nació con la mirada puesta en el color de las aguas profundas de cada conciencia humana, que no tiene vacíos, y su visión es innombrable”.
Añaden que ha recorrido y sigue recorriendo, como una hoguera poderosa la cultura peruana, que ha sobrevolado todos los pueblos, todos los cielos; y todas las tierras, las secas y las saladas, y las fecundas y tristes.
Igualmente señalan que es un hombre sólidamente instalado en su tiempo histórico, y comprometido con la transformación justiciera de su realidad.
Lo catalogan además como un artista en suma, que sabe separar la paja del trigo, y brinda lo esencial y trascendente del personaje escogido.
De otro lado, conocedores de la plástica son de la opinión que Bruno, como le llaman sus más cercanos amigos, es intrépido por lo que ha logrado obras prolíficas ejemplares en el género del retrato, tan poco cultivado, sin perder la plasticidad de su estilo, de grandes gruesos y trazos.
En sus obras, el color no solo conserva su pureza y riqueza, sino que al mismo tiempo que modela su personalidad da vida a una nueva expresión del retratado.
Suerte los que hemos conocido su obra y a Portuguez, por cierto casado con la afamada pintora peruana Fanny Palacios. Ambos destacados artistas de la plástica peruana no solo comparten su vida y profesión, sino también sus ideas en defensa de los pueblos latinoamericanos, de su independencia y de la unidad de la Patria Grande.