¿Es posi­ble la vía pací­fi­ca al socia­lis­mo?- Teo­do­ro Santana

Ya en el Mani­fies­to del Par­ti­do Comu­nis­ta, Marx y Engels seña­la­ban que “Los comu­nis­tas no tie­nen por qué guar­dar encu­bier­tas sus ideas e inten­cio­nes. Abier­ta­men­te decla­ran que sus obje­ti­vos sólo pue­den alcan­zar­se derro­can­do por la vio­len­cia todo el orden social exis­ten­te”. Fren­te al mar­xis­mo, se levan­ta como con­tra­pues­ta la ban­de­ra del paci­fis­mo a ultran­za, aun­que las ins­ti­tu­cio­nes bur­gue­sas recu­rran a la artillería.
Sin embar­go, el mar­xis­mo es algo más que la sim­pli­fi­ca­ción que de él se ha hecho en Euro­pa, don­de se le pre­ten­de rele­gar a una teo­ría de la gue­rra civil o el insureccionalismo.
Bien al con­tra­rio, el tema de la vía pací­fi­ca al socia­lis­mo ha sido plan­tea­do en nume­ro­sas oca­sio­nes por los teó­ri­cos comu­nis­tas. Así, en el artícu­lo Acer­ca del infan­ti­lis­mo «izquier­dis­ta» y del espí­ri­tu peque­ño­bur­gués de 1918, Lenin cita al pro­pio Marx, quién afir­ma­ba en 1870 que, en deter­mi­na­das con­di­cio­nes, lo más con­ve­nien­te sería des­ha­cer­se “por dine­ro”, es decir, median­te indem­ni­za­cio­nes, “de toda la cua­dri­lla de la burguesía”.
Se refie­re a una Ingla­te­rra que se encon­tra­ba en una fase pre mono­po­lis­ta, sien­do el país don­de había menos mili­ta­ris­mo y buro­cra­cia de toda Euro­pa y, por ello, don­de exis­tían mayo­res posi­bi­li­da­des de que los obre­ros con­si­guie­ran una vic­to­ria pací­fi­ca del socia­lis­mo, enten­dien­do por pací­fi­ca el que los obre­ros indem­ni­cen a la bur­gue­sía por las tie­rras, las fábri­cas y los demás medios de producción.
Marx afir­ma­ba que las cir­cuns­tan­cias que hacían posi­ble el obli­gar a los capi­ta­lis­tas a “some­ter­se pací­fi­ca­men­te” a sus obre­ros en la Ingla­te­rra de enton­ces eran las siguientes:

  • En pri­mer lugar, un pre­do­mi­nio abso­lu­to de los obre­ros entre la población.
  • En segun­do lugar, una exce­len­te orga­ni­za­ción del pro­le­ta­ria­do (asa­la­ria­dos) en unio­nes sindicales.
  • En ter­cer lugar, un nivel cul­tu­ral rela­ti­va­men­te alto del pro­le­ta­ria­do, dis­ci­pli­na­do por el secu­lar desa­rro­llo de la liber­tad política.
  • Por últi­mo, una lar­ga cos­tum­bre de los bien orga­ni­za­dos capi­ta­lis­tas para resol­ver los pro­ble­mas polí­ti­cos median­te nego­cia­cio­nes y compromisos.

Lenin, en el artícu­lo cita­do, seña­la que en Rusia ese some­ti­mien­to de la bur­gue­sía esta­ba garan­ti­za­do por el triun­fo revo­lu­cio­na­rio. Y que el pre­do­mi­nio abso­lu­to de los obre­ros entre la pobla­ción se veía sus­ti­tui­do por el apo­yo de los cam­pe­si­nos pobres al pro­le­ta­ria­do. Sin embar­go, no se daba un nivel cul­tu­ral alto del pro­le­ta­ria­do, ni éste había sido dis­ci­pli­na­do en una lar­ga tra­di­ción de liber­tad polí­ti­ca, inexis­ten­te en Rusia, ni exis­tía una desa­rro­lla­da cos­tum­bre de los capi­ta­lis­tas para resol­ver los pro­ble­mas polí­ti­cos median­te la nego­cia­ción, sino todo lo contrario.
Esta situa­ción obli­ga­ba a com­bi­nar una repre­sión impla­ca­ble con­tra los que Lenin deno­mi­na­ba “capi­ta­lis­tas incul­tos” que rea­li­za­ban una polí­ti­ca obs­truc­cio­nis­ta y no acep­ta­ban el “capi­ta­lis­mo de Esta­do”, por una par­te y, por otra, méto­dos de com­pro­mi­so o indem­ni­za­ción a los “capi­ta­lis­tas cul­tos”, es decir, los que acep­ta­ban el “capi­ta­lis­mo de Esta­do”, podían apli­car­lo y que “son úti­les al pro­le­ta­ria­do como orga­ni­za­do­res exper­tos de gran­dí­si­mas empre­sas que abar­quen el abas­te­ci­mien­to de millo­nes de personas”.
Cabe seña­lar tam­bién los ejem­plos de Chi­na o Viet­nam, don­de la tran­si­ción des­de las demo­cra­cias popu­la­res al socia­lis­mo se hace de for­ma pací­fi­ca, con­tan­do inclu­so con el apo­yo de sec­to­res de la bur­gue­sía nacio­nal y demo­crá­ti­ca que entien­de que es pre­fe­ri­ble lle­gar a acuer­dos que enfren­tar­se abier­ta­men­te al poder revo­lu­cio­na­rio y per­der­lo todo.
La nece­si­dad de los com­pro­mi­sos y la nego­cia­ción es el abe­cé de la polí­ti­ca, y ello impli­ca refor­mas. La dife­ren­cia entre refor­mis­tas y revo­lu­cio­na­rios no está en que estos últi­mos no acep­ten las refor­mas o las menos­pre­cien, sino en que las arti­cu­lan como for­ma de avan­zar hacia los obje­ti­vos supe­rio­res del socia­lis­mo, mien­tras que para los refor­mis­tas son la for­ma de ale­jar a la cla­se obre­ra de esos objetivos. 

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