Boltxe entrevista a Euskal Herria-Donbas, internacionalistas e infatigables en la denuncia del fascismo y la defensa del pueblo trabajador de Donbas
Lleva ya varios meses funcionando en Euskal Herria un comité de apoyo a la causa antifascista de las y los trabajadores de Novorossia. Han realizado varias acciones realmente llamativas, quizás las mas conocidas las encarteladas en Barakaldo con motivo del mundial de basket y la visita de Ucrania o la realizada frente a San Mames ante la visita del Shartas Donetsk.
Hemos charlado con un miembro del comité para que nos explique estas y otras cuestiones
B- Lo primero explícanos un poco los orígenes del conflicto que se da en Novorosia
K‑El conflicto de Novorossiya lo detonó sobre todo el golpe de Estado del 22 de febrero contra el entonces presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich. Fue un golpe de Estado realizado por la extrema derecha, que aupó al poder a los políticos y oligarcas entonces en la oposición, pero auspiciado y legitimado desde varios países de la UE. El pueblo de Donetsk y Lugansk, un pueblo sobre todo de carácter trabajador industrial y agradecido a la experiencia soviética, ha visto cómo lo mejor que tenía (trabajo, bienestar, futuro, instituciones obreras colectivas) le ha sido robado en estos 23 años de régimen post-soviético; pero el golpe del Euromaidan ha sido la gota que ha colmado el vaso. Los trabajadores de la región del Donbass han visto que ese golpe de Estado iba a traer la subordinación de su país a las políticas de Bruselas y Washington, con el brutal impacto económico que iba a sufrir su región industrial (eran frecuentes las declaraciones hostiles de los liberales ucranianos y europeos sobre la “obsoleta industria soviética” del Donbass), la continuación, si no acentuación, del dominio de la oligarquía o de los clanes que financiaron el movimiento europeísta, y el secuestro de la nación y del concepto de Ucrania por parte de los banderistas, herederos ideológico de los colaboracionistas pro nazis de la II Guerra Mundial, lo que significaba su exclusión de Ucrania. Debido a esto, el pueblo del Este de Ucrania se ha levantado contra ese golpe de Estado bajo dos banderas unificadoras: el antifascismo y la defensa de su dignidad como trabajadores. Realmente, los componentes de las milicias populares de Novorossiya son hijos de ese pueblo, trabajadores.
Cabe decir que en una fase inicial, las protestas en el Este de Ucrania tenían un carácter civil. Por otra parte, los crímenes de Mayo, tanto la masacre de la Casa de los Sindicatos de Odessa, como los bombardeos sobre Mariupol y Slaviansk han llevado el conflicto a una agudización; tanto en el plano militar, debido a que no hablamos ya de protestas civiles, sino de guerra civil, porque que los rebeldes novorrusos se han percatado que les es preciso armarse para hacer frente a la agresión; como en el político, debido a que desde entonces la intención inicial de “federalización de Ucrania” se ha abandonado a favor de “independencia de Novorossiya”, un programa votado democráticamente por los ciudadanos de Donetsk y Lugansk en referéndum el 25 de Mayo de 2014. Nosotros, como defensores de derecho de autodeterminación apoyamos este referéndum, y a las milicias populares que defienden la soberanía aquí expresada.
Se habla del conflicto falsamente, reduciéndolo a una cuestión nacional: “ucranianos” contra “pro-rusos”, como si estos últimos fuesen “extranjerizantes” o “ordenados por Rusia” (es curiosa la analogía con la Guerra Civil española: “nacionales” contra “republicanos”). Esto significa no entender el detonante del conflicto: un golpe de Estado ilegítimo contra un Gobierno democráticamente establecido.
También significa olvidar las otras dimensiones del conflicto: la histórico-cultural, en lo que respecta por ejemplo al derribo de los monumentos soviéticos o antifascistas; el económico, debido a las políticas colonizadoras de la UE y Occidente que iban a redundar en más recortes sociales y privatizaciones; y el social, que ha visto como un pueblo ha sido saqueado por diferentes oligarcas, siendo estos la clase más beneficiado por el Euromaidan.
B- ¿Qué papel juega Rusia en todo este conflicto y que intereses puede tener aparte de los puramente geoestratégico?
K‑El papel de Rusia, tanto militar como político, en el conflicto ha sido mínimo comparado con Occidente, y en lo que a Novorossiya respecta, los intereses del Estado ruso no han coincidido con los del pueblo novorruso (se ha visto en el acuerdo de Minsk, auspiciado por el Gobierno ruso). Es un gran mito de la prensa occidental este que habla de los acontecimientos en el Este de Ucrania como “provocados por Putin” y a los rebeldes novorrusos como “peones del imperialismo de Putin”.
La verdad es muy curioso, porque ahora acusan a Rusia de instigar a la rebelión, pero cuando Ucrania tenía un presidente democráticamente elegido, acusaban a Putin de lo contrario: de mantener esa legalidad a la que desde Occidente se llamaba “despótica” (considerar la legalidad Poroshenko como un “régimen democrático” y la legalidad Yanukovich como un “régimen tiránico” ante el cual es legítima cualquier cosa, muestra bien claro cual es el baremo de estas potencias).
La realidad es que salvo en el caso de Crimea, donde por cierto la población ya pidió la unión con Rusia en 1992 (Crimea era una región rusa hasta 1954, cuando Jruschev la traspasa a Ucrania), la actitud de Rusia ha sido muy comedida. En la época de Yanukovich ni siquiera planteó como una obligación la entrada de ucrania en la Unión Aduanera (Unión que planteaba menos condiciones para la soberanía ucraniana que el Acuerdo económico). Ahora no ha mandado tropas, sino sólo convoyes humanitarios. Sin embargo nos machacan propagandísticamente con la “intervención rusa”, en parte para tapar las propias vergüenzas imperialistas, pensando que así equiparan a las “dos potencias”.
Rusia sabe que conflictos nacionales aparte, Ucrania depende de su gas, y ahí va a tener a un buen cliente. Por eso al Kremlin le conviene una Ucrania estable, siempre que ésta esté fuera de la OTAN, por la razón de que los intereses de Rusia son asegurar una frontera inmediata y extensa, de más de 2.000 kilómetros, ante esta organización expansiva y amenazante. Otra cosa es la popularidad política de las autoridades rusas si dejan totalmente de lado a sus hermanos novorrusos.
Por eso creo que desde el Kremlin están intentando jugar a una política de equilibrios.
B‑Cuando no gobernaban los neonazis en Kiev, ¿Por qué pensáis que la cuestión nacional no salió a flote en Novorosia?
K‑La llamada “cuestión nacional” siempre ha estado latente en Ucrania, por lo menos desde la creación de la “Ucrania independiente” en 1991. Hay que tener en cuenta que Ucrania se formó como Estado por primera vez de mano de los bolcheviques, al albor de la Revolución de Octubre. La política cultural bolchevique en el nuevo Estado ucraniano hizo que por primera vez el ucraniano fuese idioma oficial del Estado y considerado como un idioma de cultura, dándose un auténtico renacimiento cultural. La República Socialista Soviética de Ucrania fue miembro fundador de la ONU, con asiento propio, desde la misma Asamblea Fundacional de San Francisco en 1945. Ucrania, se encontró por primera vez como Estado “independiente” en 1991 tras el colapso de la URSS. Entonces se encontraron en un mismo estado grandes bolsas de población muy diferentes entre sí, con una historia y sentimientos muy diferentes. Básicamente en Ucrania ha habido dos maneras de entender la “ucranianiedad”: una opuesta a Rusia y la otra como hermandad con Rusia.
En estos 23 años de “independencia” (que no es tal, porque el país ha estado secuestrado por los oligarcas), el Estado ucraniano ha fallado en crear una narrativa compartida de la “ucranianiedad”; y progresivamente se ha ido deslizándose al “banderismo”: desde la asunción de los tiempos de Kuchma del ejército colaboracionista pronazi UPA como “tercera fuerza” en la II Guerra Mundial (es decir, “opuesto tanto a alemanes como a soviéticos”, lo cual significa aceptar una falsedad histórica) hasta la denominación de “Héroe de Ucrania” al mismo Stepan Bandera en 2010 por el mismo presidente Yuschenko. Y así llegamos al paroxismo del Euromaidan, el cual hace que la extrema derecha se adueñe de posiciones clave del Estado y que la ideología de la extrema derecha banderista se convierta en mainstream (incluso los partidos europeístas llamados “moderados” hacen suya la narrativa y simbología banderista) No podía ser de otra manera, ya que el Euromaidan basó gran parte de su “épica” en el banderismo.
Obviamente ante esta situación los ucranianos del Este no pueden estar contentos, debido a que la idea de “Ucrania” ha sido secuestrada por los herederos ideológicos de los invasores y colaboracionistas, que invadieron su País Soviético en 1941, causando un gran genocidio fascista. Ahora todo lo que los trabajadores del Donbass han querido o han sentido como suyo; la estrella roja, Lenin, el Ejército Rojo, la construcción socialista, ven que es condenado como “totalitario” o “genocida”.
Debemos de tener en cuenta que la cuestión nacional no es la misma en Crimea que en Novorossiya. En Crimea, parte de Rusia hasta 1954, la población se sentía rusa sin ambages, como lo expresó en el referéndum de 1992. Ahí la cuestión nacional ha tenido más importancia.
En Novorossiya, la mayoría de los habitantes se sentían ucranianos antes de la crisis (obviamente, su identidad ucraniana, su Ucrania es diferente a la Ucrania de los banderistas), incluso en las primeras protestas anti-Maidan podían verse banderas ucranianas. Como hemos dicho al principio, el programa inicial era una Ucrania federal. Ha sido tras la monopolización de la idea ucraniana por la extrema derecha y el bombardeo a la población civil que ha empujado a los ciudadanos de Donetsk y Lugansk al rechazo a Ucrania. Pero nosotros diríamos que en Novorossiya, la cuestión nacional, teniendo su importancia, es subordinada a la cuestión política antifascista. En todo caso, como defensores del derecho de la autodeterminación, entendemos que la respuesta dada por el pueblo de Novorossiya el referéndum del 25 de Mayo debe ser respetada.
B-¿Pensáis que militarmente hablando es posible la victoria del pueblo de Novorosia?
K‑Deprende de muchos factores, y depende cómo definamos los objetivos de Novorossiya (quedarse en las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk o librar otros territorios; o mantener el territorio liberado). Por un lado, la moral de los combatientes novorrusos es alta: ellos luchan por defender su tierra natal, sus familias, su dignidad, su historia y sus puestos de trabajo contra la agresión que están sufriendo.
Cuando un trabajador que no tiene nada que perder se lanza al combate por lo poco que le queda; es un combatiente feroz y decidido. Por otra parte la moral de la tropa regular ucraniana es baja: muchos de ellos, lógicamente, no quieres luchar contra sus compatriotas, a quienes consideran sus hermanos sólo para complacer a un Gobierno golpista. Las deserciones son un problema para la Junta de Kiev: hubo más de 5.000 soldados desertado el mes de julio.
Hay que tener en cuenta que el actual Estado ucraniano carece de fondos: sus reservas de oro fueros trasladadas por la Junta colonial euromaidanista, la deuda es apabullante, han perdido sus suministros de materia prima que llegan de Rusia… y eso hace que muchos soldados propios estén a disgusto. Debido a ello, el Gobierno ha armado a los batallones asesinos de ultraderechistas, ahora encuadrados en la “Guardia Nacional”, así como incrustado personal “político” del Sector Derecho en algunos mandos del Ejército.
Hay que tener en cuenta que el FMI y las instituciones de la llamada “comunidad internacional” han presionado a la Junta de Poroshenko para que conquiste lo más rápido posible todo el territorio de (ex)Ucrania, bajo amenaza de no facilitarle más créditos; necesarios para el Estado, debido a la ruina total de la economía. Los imperialistas occidentales saben que el potencial económico de Ucrania está en el Este, y no están dispuestos a una partición sea de iure o de facto, que haga que ese potencial quede en manos de los “pro-rusos”. No están dispuestos a que se repita el episodio de Crimea. Por eso presionan a la Junta de Poroshenko, y este a su vez presiona a los mandos militares. Es por ello que la Junta está dispuesta a todo para aplastar a Novorossiya: desde a la utilización de los batallones neonazis, a acelerar la entrada en la OTAN (ya han constituido una brigada militar mixta con Polonia y Lituania, países OTAN) e incluso a contratar mercenarios extranjeros.
Pero la otra cara de la moneda es la “logística”. El territorio liberado por la Repúblicas Populares no es muy extenso; lo que significa que Novorossiya carece de retaguardia; y por tanto casi todo su territorio está expuesto a bombardeos. Esto significa la imposibilidad de mantener una economía bélica autosuficiente durante mucho tiempo; ya que las infraestructuras económicas están a tiro del enemigo (hay estudios que indican que la guerra está causando un fuerte impacto en el Donbass, del que tardará en recuperarse). La Junta está siguiendo la misma táctica que la OTAN en Serbia en 99: además de castigar a la población civil, destruir la infraestructura económica para que esa tierra no se vuelva a levantar en años.
Por tanto, no es fácil dilucidar esta cuestión. Pero parece claro que la Junta de Kiev es incapaz de conquistar los territorios ya liberados por Novorossiya.
B‑Tras la presumible y deseable independencia de Novorosia ¿Pensáis que se implantara una republica socialista?
K‑Es difícil preveerlo. De momento, Novorossiya está aportando algo fresco: una lucha centrada en la clase obrera (que forma la base social del proyecto), una lucha que ha entendido que lo importante es la consecución del poder político para esos mismo trabajadores, y una lucha en un país exsoviético supuestamente “democratizado” por el capitalismo. La lucha contra la oligarquía, la clase que se ha enriquecido estos 23 años, refleja la lucha por una idea de país sin oligarcas, algo que se tuvo en los tiempos de la URSS. La comparación entre los tiempos soviéticos y la situación actual es algo muy presente en el pueblo y dirigentes novorrusos. El Gobierno ya ha tomado algunas medidas antioligárquicas, y ha declarado que la economía del nuevo Estado va a ser una economía popular.
Pero el mayor problema para establecer el socialismo en Novorossiya es la ausencia de un Partido Comunista de vanguardia. No hay un partido revolucionario firme y disciplinado. En parte esto es una herencia de 20 años de política de los Partidos Comunistas tanto Ruso como Ucraniano: estos partidos en parte se han replegado hacia una nostalgia política mal entendida que les ha llevado a identificar como las sociedades post-soviéticas como “socialistas de por sí”, como si al agua iba a volver a su cauce de por sí, sin la necesidad de ninguna acción revolucionaria.
Por otra parte, en la ideología de estos partidos, ha entrado un cierto “comunitarismo eslavo”, esto es, identificar los “valores rusos” o “civilización rusa” con “socialismo” automáticamente (en nuestra opinión una cosa es el derecho del pueblo ruso o eslavo a vivir conforme a su cultura y valores históricos, incluso el papel positivo que pueden tener frente a la globalización neoliberal; y otra cosa un proyecto político de clase como el socialismo). En este sentido recuerdan a las lecturas ideológicas de la izquierda abertzale actual sobre el “socialismo identitario vasco”.
Así las cosas, no sabemos cómo van a evolucionar las circunstancias, si en un sentido socialista-marxista clásico, si en una economía mixta, en un sistema parecido al bolivariano… Pero parece que los valores socialistas y comunitarios son mayoritarios en la fundación del nuevo Estado; algo muy reseñable.
B- Internacionalistas vascos han acudido allí a mostrar la solidaridad vasco para con Novorosia, háblanos un poco del papel que van a jugar sobre el terreno
K- Un grupo de internacionalistas vascos tuvo el placer de formar parte de la Caravana Antifascista organizada en torno al grupo italiano Banda Bassotti y formada por 50 voluntarios de diferentes países: Grecia, Italia, Euskal Herria, Andalucía, Asturies y Castilla. La Caravana empezó en Moscú el día 25 con un concierto en la Rock House y prosiguió su marcha hacia el Donbass junto a un convoy humanitario del PCFR (Partido Comunista de la Federación Rusa). En el solemne acto de arranque del convoy hubo presencia de diputados comunistas y el presidente del parlamento de Novorossiya, también fueron condecorados algunos héroes soviéticos que participaron en la liberación de Crimea en la Gran Guerra Patria.
Tras 20 horas de Convoy se llega al Donets’k ruso, en el Don ruso, en la zona fronteriza con Novorossiya.
En Donets’k ruso nos llevamos la sorpresa de no poder entrar al Donbass. Los acuerdos de Minsk (falsa tregua) ha provocado que las fronteras estén plagadas de observadores de la OSCE y por lo tanto solo una pequeña delegación tuvo el privilegio de entrar en la zona de guerra. A pesar de ello representantes políticos y militares de Novorossiya tuvieron el detalle de, en plena guerra, acercarse hasta nuestro campamento en el Donets’k ruso. Allí Banda Bassotti hizo un concierto en la plaza de la cultura frente a la estatua de Lenin donde se congregó numerosa gente del pueblo que nos daban las gracias por ir a apoyarles. Tras el concierto tuvimos un encuentro con una de las brigadas milicianas del Donbass, que fue muy emotiva.
Creemos que a pesar de los inconvenientes legales el objetivo de esta brigada se ha cumplido con creces. Hemos logrado romper el bloqueo mediático que casi todos los medios vascos (incluso los supuestamente ideológicamente afines) han ejercido sobre el conflicto en el Este de Ucrania. Además de llevar la ayuda humanitaria recogida y la solidaridad política. Es importante el hecho de que 50 occidentales viajen hasta Rusia para denunciar las políticas criminales de nuestros gobierno (bloqueo y sanciones económicas que repercuten en las clases trabajadoras) hacia la población rusa.
El éxito de la brigada y del trabajo del comité se puede apreciar en las dinámicas solidarias que se están abriendo en toda Euskal Herria. Nosotros vamos a seguir trabajando en favor de los trabajadores del Donbass y en el desgaste del ilegitimo gobierno nazi-fascista de Ucrania. de Donbass
B‑A parte de este internacionalista ¿Qué solidaridad percibís desde Euskal Herria hacia el pueblo en lucha de Novorosia?
K‑A nivel de bases de lo que es el campo izquierdista tradicionalmente movilizado, incluyendo las bases de la izquierda abertzale, la solidaridad es muy grande. Este Comité ha hecho agitación a nivel de calle, escrito artículos de prensa, mantiene un blog con varias actualizaciones diarias, ha dado entrevistas en radio y televisión, ha dado charlas en muchas localidades de Euskal Herria con una asistencia considerable, así como fuera de ella, como en Madrid, lo que demuestra el prestigio de este comité. Lógicamente eso tiene su impacto a nivel popular. A nivel institucional también hemos tenido apoyo del grupo parlamentario de EH Bildu en Gasteiz, que ha prestado ayuda a la brigada, algo que nos parece muy importante.
Nosotros creemos que las claves para entender esta solidaridad con el pueblo novorruso son sobre todo, que se ve como una lucha obrera, antiimperialista y la sensibilidad hacia el derecho de autodeterminación.
B‑Ya para terminar, quisiéramos unas palabras para animar las posturas solidarias e internacionalistas hacia ese pueblo heroico y en armas…
K‑Para el pueblo novorruso es muy importante que se visualicen todas las muestras de solidaridad, por pequeñas que sean que se den en Europa/Occidente; que les muestre que no están solos en su titánica lucha contra un enemigo (Junta, Ejército de Kiev más la “comunidad internacional”) mucho más poderoso, y estén orgullosos de estar en la primera línea de esta lucha antiimperialista, dando un ejemplo histórico al movimiento revolucionario internacional.
Pues eskerrik asko por el tiempo y las respuestas dadas y ojala podamos hablar muy pronto acerca de la victoria del hermano pueblo del Donbass
Hemos charlado con un miembro del comité para que nos explique estas y otras cuestiones
B- Lo primero explícanos un poco los orígenes del conflicto que se da en Novorosia
K‑El conflicto de Novorossiya lo detonó sobre todo el golpe de Estado del 22 de febrero contra el entonces presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich. Fue un golpe de Estado realizado por la extrema derecha, que aupó al poder a los políticos y oligarcas entonces en la oposición, pero auspiciado y legitimado desde varios países de la UE. El pueblo de Donetsk y Lugansk, un pueblo sobre todo de carácter trabajador industrial y agradecido a la experiencia soviética, ha visto cómo lo mejor que tenía (trabajo, bienestar, futuro, instituciones obreras colectivas) le ha sido robado en estos 23 años de régimen post-soviético; pero el golpe del Euromaidan ha sido la gota que ha colmado el vaso. Los trabajadores de la región del Donbass han visto que ese golpe de Estado iba a traer la subordinación de su país a las políticas de Bruselas y Washington, con el brutal impacto económico que iba a sufrir su región industrial (eran frecuentes las declaraciones hostiles de los liberales ucranianos y europeos sobre la “obsoleta industria soviética” del Donbass), la continuación, si no acentuación, del dominio de la oligarquía o de los clanes que financiaron el movimiento europeísta, y el secuestro de la nación y del concepto de Ucrania por parte de los banderistas, herederos ideológico de los colaboracionistas pro nazis de la II Guerra Mundial, lo que significaba su exclusión de Ucrania. Debido a esto, el pueblo del Este de Ucrania se ha levantado contra ese golpe de Estado bajo dos banderas unificadoras: el antifascismo y la defensa de su dignidad como trabajadores. Realmente, los componentes de las milicias populares de Novorossiya son hijos de ese pueblo, trabajadores.
Cabe decir que en una fase inicial, las protestas en el Este de Ucrania tenían un carácter civil. Por otra parte, los crímenes de Mayo, tanto la masacre de la Casa de los Sindicatos de Odessa, como los bombardeos sobre Mariupol y Slaviansk han llevado el conflicto a una agudización; tanto en el plano militar, debido a que no hablamos ya de protestas civiles, sino de guerra civil, porque que los rebeldes novorrusos se han percatado que les es preciso armarse para hacer frente a la agresión; como en el político, debido a que desde entonces la intención inicial de “federalización de Ucrania” se ha abandonado a favor de “independencia de Novorossiya”, un programa votado democráticamente por los ciudadanos de Donetsk y Lugansk en referéndum el 25 de Mayo de 2014. Nosotros, como defensores de derecho de autodeterminación apoyamos este referéndum, y a las milicias populares que defienden la soberanía aquí expresada.
Se habla del conflicto falsamente, reduciéndolo a una cuestión nacional: “ucranianos” contra “pro-rusos”, como si estos últimos fuesen “extranjerizantes” o “ordenados por Rusia” (es curiosa la analogía con la Guerra Civil española: “nacionales” contra “republicanos”). Esto significa no entender el detonante del conflicto: un golpe de Estado ilegítimo contra un Gobierno democráticamente establecido.
También significa olvidar las otras dimensiones del conflicto: la histórico-cultural, en lo que respecta por ejemplo al derribo de los monumentos soviéticos o antifascistas; el económico, debido a las políticas colonizadoras de la UE y Occidente que iban a redundar en más recortes sociales y privatizaciones; y el social, que ha visto como un pueblo ha sido saqueado por diferentes oligarcas, siendo estos la clase más beneficiado por el Euromaidan.
B- ¿Qué papel juega Rusia en todo este conflicto y que intereses puede tener aparte de los puramente geoestratégico?
K‑El papel de Rusia, tanto militar como político, en el conflicto ha sido mínimo comparado con Occidente, y en lo que a Novorossiya respecta, los intereses del Estado ruso no han coincidido con los del pueblo novorruso (se ha visto en el acuerdo de Minsk, auspiciado por el Gobierno ruso). Es un gran mito de la prensa occidental este que habla de los acontecimientos en el Este de Ucrania como “provocados por Putin” y a los rebeldes novorrusos como “peones del imperialismo de Putin”.
La verdad es muy curioso, porque ahora acusan a Rusia de instigar a la rebelión, pero cuando Ucrania tenía un presidente democráticamente elegido, acusaban a Putin de lo contrario: de mantener esa legalidad a la que desde Occidente se llamaba “despótica” (considerar la legalidad Poroshenko como un “régimen democrático” y la legalidad Yanukovich como un “régimen tiránico” ante el cual es legítima cualquier cosa, muestra bien claro cual es el baremo de estas potencias).
La realidad es que salvo en el caso de Crimea, donde por cierto la población ya pidió la unión con Rusia en 1992 (Crimea era una región rusa hasta 1954, cuando Jruschev la traspasa a Ucrania), la actitud de Rusia ha sido muy comedida. En la época de Yanukovich ni siquiera planteó como una obligación la entrada de ucrania en la Unión Aduanera (Unión que planteaba menos condiciones para la soberanía ucraniana que el Acuerdo económico). Ahora no ha mandado tropas, sino sólo convoyes humanitarios. Sin embargo nos machacan propagandísticamente con la “intervención rusa”, en parte para tapar las propias vergüenzas imperialistas, pensando que así equiparan a las “dos potencias”.
Rusia sabe que conflictos nacionales aparte, Ucrania depende de su gas, y ahí va a tener a un buen cliente. Por eso al Kremlin le conviene una Ucrania estable, siempre que ésta esté fuera de la OTAN, por la razón de que los intereses de Rusia son asegurar una frontera inmediata y extensa, de más de 2.000 kilómetros, ante esta organización expansiva y amenazante. Otra cosa es la popularidad política de las autoridades rusas si dejan totalmente de lado a sus hermanos novorrusos.
Por eso creo que desde el Kremlin están intentando jugar a una política de equilibrios.
B‑Cuando no gobernaban los neonazis en Kiev, ¿Por qué pensáis que la cuestión nacional no salió a flote en Novorosia?
K‑La llamada “cuestión nacional” siempre ha estado latente en Ucrania, por lo menos desde la creación de la “Ucrania independiente” en 1991. Hay que tener en cuenta que Ucrania se formó como Estado por primera vez de mano de los bolcheviques, al albor de la Revolución de Octubre. La política cultural bolchevique en el nuevo Estado ucraniano hizo que por primera vez el ucraniano fuese idioma oficial del Estado y considerado como un idioma de cultura, dándose un auténtico renacimiento cultural. La República Socialista Soviética de Ucrania fue miembro fundador de la ONU, con asiento propio, desde la misma Asamblea Fundacional de San Francisco en 1945. Ucrania, se encontró por primera vez como Estado “independiente” en 1991 tras el colapso de la URSS. Entonces se encontraron en un mismo estado grandes bolsas de población muy diferentes entre sí, con una historia y sentimientos muy diferentes. Básicamente en Ucrania ha habido dos maneras de entender la “ucranianiedad”: una opuesta a Rusia y la otra como hermandad con Rusia.
En estos 23 años de “independencia” (que no es tal, porque el país ha estado secuestrado por los oligarcas), el Estado ucraniano ha fallado en crear una narrativa compartida de la “ucranianiedad”; y progresivamente se ha ido deslizándose al “banderismo”: desde la asunción de los tiempos de Kuchma del ejército colaboracionista pronazi UPA como “tercera fuerza” en la II Guerra Mundial (es decir, “opuesto tanto a alemanes como a soviéticos”, lo cual significa aceptar una falsedad histórica) hasta la denominación de “Héroe de Ucrania” al mismo Stepan Bandera en 2010 por el mismo presidente Yuschenko. Y así llegamos al paroxismo del Euromaidan, el cual hace que la extrema derecha se adueñe de posiciones clave del Estado y que la ideología de la extrema derecha banderista se convierta en mainstream (incluso los partidos europeístas llamados “moderados” hacen suya la narrativa y simbología banderista) No podía ser de otra manera, ya que el Euromaidan basó gran parte de su “épica” en el banderismo.
Obviamente ante esta situación los ucranianos del Este no pueden estar contentos, debido a que la idea de “Ucrania” ha sido secuestrada por los herederos ideológicos de los invasores y colaboracionistas, que invadieron su País Soviético en 1941, causando un gran genocidio fascista. Ahora todo lo que los trabajadores del Donbass han querido o han sentido como suyo; la estrella roja, Lenin, el Ejército Rojo, la construcción socialista, ven que es condenado como “totalitario” o “genocida”.
Debemos de tener en cuenta que la cuestión nacional no es la misma en Crimea que en Novorossiya. En Crimea, parte de Rusia hasta 1954, la población se sentía rusa sin ambages, como lo expresó en el referéndum de 1992. Ahí la cuestión nacional ha tenido más importancia.
En Novorossiya, la mayoría de los habitantes se sentían ucranianos antes de la crisis (obviamente, su identidad ucraniana, su Ucrania es diferente a la Ucrania de los banderistas), incluso en las primeras protestas anti-Maidan podían verse banderas ucranianas. Como hemos dicho al principio, el programa inicial era una Ucrania federal. Ha sido tras la monopolización de la idea ucraniana por la extrema derecha y el bombardeo a la población civil que ha empujado a los ciudadanos de Donetsk y Lugansk al rechazo a Ucrania. Pero nosotros diríamos que en Novorossiya, la cuestión nacional, teniendo su importancia, es subordinada a la cuestión política antifascista. En todo caso, como defensores del derecho de la autodeterminación, entendemos que la respuesta dada por el pueblo de Novorossiya el referéndum del 25 de Mayo debe ser respetada.
B-¿Pensáis que militarmente hablando es posible la victoria del pueblo de Novorosia?
K‑Deprende de muchos factores, y depende cómo definamos los objetivos de Novorossiya (quedarse en las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk o librar otros territorios; o mantener el territorio liberado). Por un lado, la moral de los combatientes novorrusos es alta: ellos luchan por defender su tierra natal, sus familias, su dignidad, su historia y sus puestos de trabajo contra la agresión que están sufriendo.
Cuando un trabajador que no tiene nada que perder se lanza al combate por lo poco que le queda; es un combatiente feroz y decidido. Por otra parte la moral de la tropa regular ucraniana es baja: muchos de ellos, lógicamente, no quieres luchar contra sus compatriotas, a quienes consideran sus hermanos sólo para complacer a un Gobierno golpista. Las deserciones son un problema para la Junta de Kiev: hubo más de 5.000 soldados desertado el mes de julio.
Hay que tener en cuenta que el actual Estado ucraniano carece de fondos: sus reservas de oro fueros trasladadas por la Junta colonial euromaidanista, la deuda es apabullante, han perdido sus suministros de materia prima que llegan de Rusia… y eso hace que muchos soldados propios estén a disgusto. Debido a ello, el Gobierno ha armado a los batallones asesinos de ultraderechistas, ahora encuadrados en la “Guardia Nacional”, así como incrustado personal “político” del Sector Derecho en algunos mandos del Ejército.
Hay que tener en cuenta que el FMI y las instituciones de la llamada “comunidad internacional” han presionado a la Junta de Poroshenko para que conquiste lo más rápido posible todo el territorio de (ex)Ucrania, bajo amenaza de no facilitarle más créditos; necesarios para el Estado, debido a la ruina total de la economía. Los imperialistas occidentales saben que el potencial económico de Ucrania está en el Este, y no están dispuestos a una partición sea de iure o de facto, que haga que ese potencial quede en manos de los “pro-rusos”. No están dispuestos a que se repita el episodio de Crimea. Por eso presionan a la Junta de Poroshenko, y este a su vez presiona a los mandos militares. Es por ello que la Junta está dispuesta a todo para aplastar a Novorossiya: desde a la utilización de los batallones neonazis, a acelerar la entrada en la OTAN (ya han constituido una brigada militar mixta con Polonia y Lituania, países OTAN) e incluso a contratar mercenarios extranjeros.
Pero la otra cara de la moneda es la “logística”. El territorio liberado por la Repúblicas Populares no es muy extenso; lo que significa que Novorossiya carece de retaguardia; y por tanto casi todo su territorio está expuesto a bombardeos. Esto significa la imposibilidad de mantener una economía bélica autosuficiente durante mucho tiempo; ya que las infraestructuras económicas están a tiro del enemigo (hay estudios que indican que la guerra está causando un fuerte impacto en el Donbass, del que tardará en recuperarse). La Junta está siguiendo la misma táctica que la OTAN en Serbia en 99: además de castigar a la población civil, destruir la infraestructura económica para que esa tierra no se vuelva a levantar en años.
Por tanto, no es fácil dilucidar esta cuestión. Pero parece claro que la Junta de Kiev es incapaz de conquistar los territorios ya liberados por Novorossiya.
B‑Tras la presumible y deseable independencia de Novorosia ¿Pensáis que se implantara una republica socialista?
K‑Es difícil preveerlo. De momento, Novorossiya está aportando algo fresco: una lucha centrada en la clase obrera (que forma la base social del proyecto), una lucha que ha entendido que lo importante es la consecución del poder político para esos mismo trabajadores, y una lucha en un país exsoviético supuestamente “democratizado” por el capitalismo. La lucha contra la oligarquía, la clase que se ha enriquecido estos 23 años, refleja la lucha por una idea de país sin oligarcas, algo que se tuvo en los tiempos de la URSS. La comparación entre los tiempos soviéticos y la situación actual es algo muy presente en el pueblo y dirigentes novorrusos. El Gobierno ya ha tomado algunas medidas antioligárquicas, y ha declarado que la economía del nuevo Estado va a ser una economía popular.
Pero el mayor problema para establecer el socialismo en Novorossiya es la ausencia de un Partido Comunista de vanguardia. No hay un partido revolucionario firme y disciplinado. En parte esto es una herencia de 20 años de política de los Partidos Comunistas tanto Ruso como Ucraniano: estos partidos en parte se han replegado hacia una nostalgia política mal entendida que les ha llevado a identificar como las sociedades post-soviéticas como “socialistas de por sí”, como si al agua iba a volver a su cauce de por sí, sin la necesidad de ninguna acción revolucionaria.
Por otra parte, en la ideología de estos partidos, ha entrado un cierto “comunitarismo eslavo”, esto es, identificar los “valores rusos” o “civilización rusa” con “socialismo” automáticamente (en nuestra opinión una cosa es el derecho del pueblo ruso o eslavo a vivir conforme a su cultura y valores históricos, incluso el papel positivo que pueden tener frente a la globalización neoliberal; y otra cosa un proyecto político de clase como el socialismo). En este sentido recuerdan a las lecturas ideológicas de la izquierda abertzale actual sobre el “socialismo identitario vasco”.
Así las cosas, no sabemos cómo van a evolucionar las circunstancias, si en un sentido socialista-marxista clásico, si en una economía mixta, en un sistema parecido al bolivariano… Pero parece que los valores socialistas y comunitarios son mayoritarios en la fundación del nuevo Estado; algo muy reseñable.
B- Internacionalistas vascos han acudido allí a mostrar la solidaridad vasco para con Novorosia, háblanos un poco del papel que van a jugar sobre el terreno
K- Un grupo de internacionalistas vascos tuvo el placer de formar parte de la Caravana Antifascista organizada en torno al grupo italiano Banda Bassotti y formada por 50 voluntarios de diferentes países: Grecia, Italia, Euskal Herria, Andalucía, Asturies y Castilla. La Caravana empezó en Moscú el día 25 con un concierto en la Rock House y prosiguió su marcha hacia el Donbass junto a un convoy humanitario del PCFR (Partido Comunista de la Federación Rusa). En el solemne acto de arranque del convoy hubo presencia de diputados comunistas y el presidente del parlamento de Novorossiya, también fueron condecorados algunos héroes soviéticos que participaron en la liberación de Crimea en la Gran Guerra Patria.
Tras 20 horas de Convoy se llega al Donets’k ruso, en el Don ruso, en la zona fronteriza con Novorossiya.
En Donets’k ruso nos llevamos la sorpresa de no poder entrar al Donbass. Los acuerdos de Minsk (falsa tregua) ha provocado que las fronteras estén plagadas de observadores de la OSCE y por lo tanto solo una pequeña delegación tuvo el privilegio de entrar en la zona de guerra. A pesar de ello representantes políticos y militares de Novorossiya tuvieron el detalle de, en plena guerra, acercarse hasta nuestro campamento en el Donets’k ruso. Allí Banda Bassotti hizo un concierto en la plaza de la cultura frente a la estatua de Lenin donde se congregó numerosa gente del pueblo que nos daban las gracias por ir a apoyarles. Tras el concierto tuvimos un encuentro con una de las brigadas milicianas del Donbass, que fue muy emotiva.
Creemos que a pesar de los inconvenientes legales el objetivo de esta brigada se ha cumplido con creces. Hemos logrado romper el bloqueo mediático que casi todos los medios vascos (incluso los supuestamente ideológicamente afines) han ejercido sobre el conflicto en el Este de Ucrania. Además de llevar la ayuda humanitaria recogida y la solidaridad política. Es importante el hecho de que 50 occidentales viajen hasta Rusia para denunciar las políticas criminales de nuestros gobierno (bloqueo y sanciones económicas que repercuten en las clases trabajadoras) hacia la población rusa.
El éxito de la brigada y del trabajo del comité se puede apreciar en las dinámicas solidarias que se están abriendo en toda Euskal Herria. Nosotros vamos a seguir trabajando en favor de los trabajadores del Donbass y en el desgaste del ilegitimo gobierno nazi-fascista de Ucrania. de Donbass
B‑A parte de este internacionalista ¿Qué solidaridad percibís desde Euskal Herria hacia el pueblo en lucha de Novorosia?
K‑A nivel de bases de lo que es el campo izquierdista tradicionalmente movilizado, incluyendo las bases de la izquierda abertzale, la solidaridad es muy grande. Este Comité ha hecho agitación a nivel de calle, escrito artículos de prensa, mantiene un blog con varias actualizaciones diarias, ha dado entrevistas en radio y televisión, ha dado charlas en muchas localidades de Euskal Herria con una asistencia considerable, así como fuera de ella, como en Madrid, lo que demuestra el prestigio de este comité. Lógicamente eso tiene su impacto a nivel popular. A nivel institucional también hemos tenido apoyo del grupo parlamentario de EH Bildu en Gasteiz, que ha prestado ayuda a la brigada, algo que nos parece muy importante.
Nosotros creemos que las claves para entender esta solidaridad con el pueblo novorruso son sobre todo, que se ve como una lucha obrera, antiimperialista y la sensibilidad hacia el derecho de autodeterminación.
B‑Ya para terminar, quisiéramos unas palabras para animar las posturas solidarias e internacionalistas hacia ese pueblo heroico y en armas…
K‑Para el pueblo novorruso es muy importante que se visualicen todas las muestras de solidaridad, por pequeñas que sean que se den en Europa/Occidente; que les muestre que no están solos en su titánica lucha contra un enemigo (Junta, Ejército de Kiev más la “comunidad internacional”) mucho más poderoso, y estén orgullosos de estar en la primera línea de esta lucha antiimperialista, dando un ejemplo histórico al movimiento revolucionario internacional.
Pues eskerrik asko por el tiempo y las respuestas dadas y ojala podamos hablar muy pronto acerca de la victoria del hermano pueblo del Donbass