Femi­nis­mo y pers­pec­ti­va de cla­se- Sabo­ta­je Femi­nis­ta Con­cep­ción /​Vic­to­ria Aldunate

Femi­nis­mo, cuer­po y sexualidad
El femi­nis­mo se hace y no hay otro lugar des­de don­de hacer­lo que no sea el cuer­po. Los sím­bo­los se cons­tru­yen lue­go de, para jus­ti­fi­car cosas, pero las opre­sio­nes que noso­tras vivi­mos son en el cuer­po mis­mo, en el pro­pio sen­tir cor­po­ral, que no eres sufi­cien­te­men­te boni­ta, fla­ca, blan­ca, alta… es la opre­sión coti­dia­na que se metió como si fue­ras tu mis­ma. No se pue­de hacer femi­nis­mo sin hacer­lo des­de des­ar­mar lo que ocu­rre en el pro­pio cuer­po, que no pasa sólo por la men­te ya que no exis­te dicha sepa­ra­ción, está pasan­do por todo el cuer­po, des­de las sen­sa­cio­nes, emo­cio­nes, la for­ma de ves­tir, las expre­sio­nes cor­po­ra­les has­ta la for­ma en que inter­ac­túas con las demás, todo tie­ne que ver con lo que se está vivien­do, por lo tan­to no hay posi­bi­li­da­des de reve­lar­se fren­te a eso si no es con el pro­pio cuerpo.
No hay femi­nis­mo sin el cuer­po. Los dis­cur­sos aguan­tan dema­sia­do, dón­de real­men­te pasan cosas es cuan­do se sien­te y se pien­sa, es un pro­ce­so com­ple­to, no sepa­ra­do como se nos ense­ña. Las muje­res muchas veces hacen femi­nis­mo sin saber­lo, y cuan­do se dan cuen­ta que lo hacen entien­den que no han des­cu­bier­to nada sino que se han encon­tra­do con­si­go mis­mas, por­que en el fon­do el femi­nis­mo es eso, es el encuen­tro colec­ti­vo. El desar­me de la vio­len­cia estruc­tu­ral y del colo­nia­lis­mo interno sólo es posi­ble des­de lo colec­ti­vo, dis­tin­to a las resis­ten­cias indi­vi­dua­les que en la vida son muchas, las que pue­den ser bene­fi­cio­sas o dañi­nas para el pro­pio cuer­po, pero que se trans­for­man en rebel­día sólo cuan­do se hacen colectivas.
Femi­nis­mo y pers­pec­ti­va de clase
No es posi­ble hacer un femi­nis­mo revo­lu­cio­na­rio, de cam­bio pro­fun­do, sin asu­mir la cla­se en la que se está. Las muje­res somos géne­ro, somos par­te de un terri­to­rio, somos una memo­ria ances­tral y esta­mos en un lugar social que se nos ha asig­na­do que no es pre­ci­sa­men­te la bur­gue­sía. Las muje­res femi­nis­tas no podrian no asu­mir un lugar de cla­se; yo no conoz­co un femi­nis­mo bur­gués excep­to el femi­nis­mo libe­ral, que por cier­to es bas­tan­te ambi­guo, muje­res de cla­se media, tes blan­ca, occi­den­tal, etc…
La mira­da de cla­se en el femi­nis­mo es tan impor­tan­te como la mira­da femi­nis­ta misma.
«Femi­nis­mo» institucional
No bas­ta ser mujer para ser radi­cal­men­te femi­nis­ta, tam­po­co para que­rer revo­lu­cio­nar el mun­do. Cuan­do se asu­me una lógi­ca estruc­tu­ral polí­ti­ca como es el esta­do y sus inti­tu­cio­nes, se sabe lo que se esta eligiendo.
Se van modi­fi­can­do y sua­vi­zan­do los dis­cur­sos en la medi­da en que se depen­de de las ins­ti­tu­cio­nes, se pier­de toda auto­no­mía, enton­ces ya no hay denun­cia, rebel­día ni resis­ten­cia real. Cuan­do las muje­res asu­men ese lugar saben en que estan, y lo que estan hacien­do es cla­ra­men­te apo­yar y for­ta­le­cer el sis­te­ma patriarcal.
Femi­nis­mo latinoamericano
Está habien­do un des­per­tar femi­nis­ta en amé­ri­ca lati­na bas­tan­te intere­san­te, muje­res con la idea de poder reco­no­cer­se a sí mis­mas como par­te de un terri­to­rio que tie­ne his­to­ria y memo­ria, que ha lle­ga­do a este lugar no por gene­ra­ción espon­tá­nea sino por­que se ha vivi­do de una mane­ra deter­mi­na­da. Los femi­nis­mos que hablan des­de una mira­da que, si bien es cier­to con­vi­ve con un femi­nis­mo blan­co que nos mos­tró muchos mapas pero que no es terri­to­rio, son pro­fun­da­men­te impor­tan­tes ya que son una mues­tra más de auto­no­mía en este con­ti­nen­te, que se opo­ne al esta­do, asu­me la devo­lu­ción de los terri­to­rios a los pue­blos, no es arri­bis­ta ni quie­re ser como el femi­nis­mo occi­den­tal, es un femi­nis­mo que tie­ne mucho que des­ar­mar del colo­nia­lis­mo interno. Esos son los femi­nis­mos que hoy día me ins­pi­ran más.
Femi­nis­mo y autonomía
Ser autó­no­ma es lo úni­co que pue­de ser femi­nis­ta. La auto­no­mía ha sido la mane­ra ances­tral de orga­ni­za­ción entre muje­res, es el úni­co espa­cio polí­ti­co posi­ble. Cuan­do nos jun­ta­mos con otras muje­res se bus­ca en el fon­do tra­ba­jar con­ti­go mis­ma, siem­pre expe­ri­men­tan­do el goce con las otras, pen­san­do jun­tas, tra­ba­jan­do jun­tas, sin depen­der de otros, dán­do­nos cuen­ta de las opre­sio­nes que se viven día a día y eso es pro­fun­da­men­te polí­ti­co. En la coyun­tu­ra de la pos­mo­der­ni­dad, la auto­no­mía es fun­da­men­tal. Si no hay auto­no­mía no hay polí­ti­ca femi­nis­ta radi­cal. Cuan­do se depen­de de los fon­dos, por ejem­plo, se está depen­dien­do de su mira­da éti­ca, ade­más de el lugar de cla­se en el mun­do que tie­ne aquel que otor­ga la pla­ta. Con esto no quie­ro decir que no sea posi­ble fisu­rar aque­llos espa­cios, robar­les un poco de eso, yo creo que es posi­ble, de hecho todas las tra­ba­ja­do­ras asa­la­ria­das lo hace­mos, por lo que pode­mos qui­tar­le un poco al sis­te­ma, sin embar­go es ver­dad que pue­de coop­tar­nos pro­fun­da­men­te y eso es lo que ha hecho con gran par­te del femi­nis­mo: ate­rri­zar­lo con su mira­da polí­ti­ca y lle­var­lo inclu­so al esta­do. Cuan­do no hay auto­no­mía, se pier­de el feminismo.

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *