Tras la pérdida de la Diputación de Gipuzkoa por parte del PNV, se descubrió que tres de los cuatro directores de BIDEGI y una auxiliar administrativa, gozaban de clausulas que blindaban sus contratos en caso de despido. Todo esto sucedió desde 2006 cuando el señor Joxe Joan González de Txabarri (PNV) era Diputado General.
La cuantía de las indemnizaciones ascendían a 1.091.000 euros que saldrían de los bolsillos de todos los guipuzcoanos, en vez de los 289.000 euros que se debieran pagar en virtud del convenio vigente, dependiente de la Diputación de Gipuzkoa.
Desde la creación de Bidegi uno de los principales objetivos de los responsables del PNV era convertir Bidegi en un chiringuito a su servicio.
Con la adjudicación en 2007 del cobro de los peajes que realizó la Mesa de Contratación de Bidegi a favor de la UTE que posteriormente tomaría el nombre de Bidelan, se dieron una serie de irregularidades que nunca tuvieron respuesta por parte del PNV. Durante aquel proceso, en el informe técnico que realizó una consultora independiente para aquella mesa de contratación, donde se valoraban tanto aspectos técnicos como económicos, aquella UTE quedó la tercera en la puntuación, sin embargo, los miembros del PNV que ocupaban aquella mesa puesieron la maquinaria jeltzale en marcha para proponer y conseguir que cambiara dicha puntuación, pasando la UTE del tercer al primer puesto, siendo la adjudicataria final del concurso. Fácil y sencillo. Tantos años de práctica deben servir para algo.
Durante esta etapa, hubo desfases de 92 millonesde euros en el coste del segundo Cinturón de Donostia, asi como un desfase de 155millones en dos tramos de la AP‑1 (Eibar – Gasteiz) respecto al precio de adjudicación, financiados a través de la sociedad pública BIDEGI, lo que hace un total nada despreciable de247millones de euros.
Todas estas modificaciones presupuestarias tuvieron en su dia el respaldo unánime del Consejo de administracion de la sociedad en cuestión donde estaban todos los partidos politicos, a excepción de la izquierda abertzale que se encontraba ilegalizada, incluyendo a los socios de coalición de esta en BILDU.
Los desfases millonarios en obras, las contrataciones a dedo y el enchufismo indisimulado son parte del paisaje de un pueblo acostumbrado a estas fechorias y muy poco dado a su denuncia pública. Esto no solo pasa en Marbella o Valencia, esto ha pasado, pasa y continuará pasando en una sociedad donde las elites politicas han hecho del pillaje y la corrupción su principal seña de identidad.