En mis tiempos libres siempre busco mantenerme ocupada: estudio, leo, chechereo en mi equipo o simplemente le hago un favor a algún camarada. En este caso, me pidieron el favor de copiar la letra de una canción que otro camarada sabía de memoria, Guerrillera.
Guerrilleros del Bloque Magdalena Medio en marcha.
Así que fui a su caleta con ese propósito. Al sentarme, encontré a un lado una pequeña revista a colores titulada Paso a Paso construimos la paz, publicada por la Agencia Colombiana para la Reintegración. Al verla, mi impresión inicial fue preguntar ¿qué es esto?, a lo que el camarada me respondió: Mija, ya no hallan qué inventar contra nosotros.
Pasando al motivo que me llevaba allí, conseguí copiar la letra de la canción. Al terminar, me puse a leer la revista. En un comienzo me dio franca risa, pero luego, a medida que continué con la lectura, me fue dando… no sé qué. ¿Cómo puede ser posible que jueguen de ese modo con la realidad de las cosas? En Colombia somos muchos las jóvenes y los jóvenes que ingresamos a las FARC-EP, porque vemos en ellas la vía más razonable para conseguir el cambio del estado de cosas actuales en nuestro país, porque no es justo dejar que las cosas pasen y quedarse uno inerme al ver tantas injusticias y violencia y no hacer nada.
Nosotros, a diferencia de una pequeña minoría que se ha empotrado en el poder, tenemos sensibilidad por el dolor ajeno y por el propio, no pretendemos ser de otro planeta, somos seres de carne y hueso como cualquiera. La revista divulga la falsa imagen de que aquí nos humillan, nos maltratan, que las cosas se hacen al antojo de los comandantes, sin tener en cuenta los principios revolucionarios, la opinión o los sentimientos de los guerrilleros de base. Y por eso sostiene que debemos desertarnos, abandonar nuestra justa lucha. Y nos invita a eso.
Qué equivocados están. Estoy segura que ese cuento no se lo creen ni ellos mismos. Su problema con nosotros consiste en que saben que ya sus hilos no nos dominan, que no somos sus marionetas. Aquí todas y todos aprendemos a interpretar las intenciones de los gobiernos entreguistas que solo persiguen satisfacer los caprichos del gran capital.
Si decidimos hacer parte de las FARC-EP no fue movidos por supuestos beneficios personales, somos conscientes de la cuota de sacrificio que nos corresponde aportar. El único beneficio al que aspiramos es a la paz para todos los colombianos. Se pone uno a pensar que si se ven obligados a invertir tantos millones para atacarnos con publicaciones cochinas como esa, y de muchas otras maneras más, eso quiere decir que vamos por muy buen camino. Somos nosotros los que tenemos la razón y no ellos, aunque tengan mucho dinero y muchas armas para matar.
Montañas de Colombia, 28 de octubre de 2014.