Pue­blo y eli­te, masa y poder- Arman­do B. Ginés

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El Ejér­ci­to espa­ñol está pre­pa­ran­do a la tro­pa mili­tar como poli­cía anti­dis­tur­bios por si la situa­ción de opre­sión social se des­bor­da y no es sufi­cien­te para dete­ner­la con las fuer­zas repre­si­vas tradicionales.

Los sol­da­dos dicen des­co­no­cer las razo­nes de este súbi­to adies­tra­mien­to, pero lla­man la aten­ción las mane­ras didác­ti­cas de sus ins­truc­to­res, que divi­den a la tro­pa en dos fac­cio­nes enfren­ta­das: masa de mani­fes­tan­tes y poli­cías. El cur­si­llo prác­ti­co, la teo­ría pare­ce inexis­ten­te, con­sis­te en moler a palos a la masa y sen­tir tam­bién el rol de ciu­da­dano “demo­crá­ti­ca­men­te” gol­pea­do por la furia de los anti­dis­tur­bios de nue­vo cuño. No cabe dudad a la hora de ele­gir equi­po: siem­pre mejor ser due­ño y señor de la porra que ele­men­to pasi­vo de su inqui­na violenta.

Nos vie­ne a la memo­ria una exce­len­te obra de Elías Canet­ti, Masa y poder, de 1960, un tex­to clá­si­co de la socio­lo­gía mun­dial. Canet­ti estu­dia a fon­do el con­cep­to “masa”, una cate­go­ría muy temi­da por las eli­tes y el poder esta­ble­ci­do, que des­de siem­pre han aspi­ra­do a su con­trol y direc­ción correc­ta den­tro de las estruc­tu­ras de domi­nio estatales.

El pue­blo llano con­ver­ti­do en masa es infor­me y no tie­ne nom­bre ni ape­lli­dos. En la masa no hay indi­vi­duos con­cre­tos. Se tra­ta de una com­ple­ji­dad que no sien­te ni pade­ce. Por esa razón, los ins­truc­to­res mili­ta­res del Ejér­ci­to espa­ñol incul­can tal idea a la tro­pa de base, con el pro­pó­si­to encu­bier­to de anu­lar la capa­ci­dad crí­ti­ca de los subor­di­na­dos y de cons­truir una reali­dad tota­li­ta­ria sin aris­tas ni con­flic­tos socia­les o polí­ti­cos. La masa se trans­for­ma así en un suje­to maligno per se. Todo lo que hue­la a masa, malo ha de ser.

Resul­ta preo­cu­pan­te que el poder esta­ble­ci­do esté pen­san­do en los mili­ta­res como poli­cías de oca­sión para hacer fren­te a la cri­sis total del régi­men capi­ta­lis­ta en Espa­ña. El Ejér­ci­to es la ter­ce­ra fuer­za a la que acu­den las eli­tes para “defen­der­se” de la masa tra­ba­ja­do­ra en coyun­tu­ras de máxi­mo ries­go. Las otras dos son la ideo­lo­gía y las fuer­zas de orden público.

Algu­nos estra­te­gas de la dere­cha deben estar dán­do­le vuel­tas aho­ra mis­mo a esce­na­rios de con­flic­ti­vi­dad social en aumen­to. La ideo­lo­gía de las cla­ses pro­pie­ta­rias está hacien­do aguas por todas par­tes y ya no sir­ve de pri­mer ani­llo o para­pe­to para sal­var las estruc­tu­ras de domi­nio a su favor. Ade­más, habrán echa­do cuen­tas, y las con­clu­sio­nes a las que han lle­ga­do es que con la poli­cía y la guar­dia civil sus posi­cio­nes polí­ti­cas y eco­nó­mi­cas pue­den sufrir un menos­ca­bo importante.

A pesar de que el rela­to ofi­cial des­de hace varias sema­nas es que ya hemos supe­ra­do la rece­sión y, por tan­to, la sen­da del cre­ci­mien­to está abier­ta de par en par, algo ha de suce­der para que entre las eli­tes crez­ca la des­con­fian­za con la masa incontrolada.

El FMI, la Unión Euro­pea y las prin­ci­pa­les empre­sas espa­ño­las del Ibex-35 exi­gen más recor­tes socia­les. Otro­sí, las expec­ta­ti­vas de cre­ci­mien­to que pre­ten­de ven­der el Gobierno del PP son mati­za­das a la baja a pos­te­rio­ri por Bru­se­las y otros orga­nis­mos inter­na­cio­na­les. El últi­mo dato elo­cuen­te regis­tra un rebro­te del paro bas­tan­te acusado.

Que los mili­ta­res apren­dan a ser anti­dis­tur­bios pue­de ser una noti­cia ruti­na­ria o un indi­ca­ti­vo indi­rec­to de que los pró­xi­mos meses la dure­za de la pro­lon­ga­da cri­sis se cobre nue­vas pie­zas del Esta­do social en pre­ca­rio y de la cla­se tra­ba­ja­do­ra en su conjunto.

La corrup­ción está ele­van­do las cotas de des­afec­ción a las ins­ti­tu­cio­nes de mane­ra muy peli­gro­sa. De momen­to, la tem­pe­ra­tu­ra de este cli­ma enra­re­ci­do resi­de en las inten­cio­nes de voto a Pode­mos, par­ti­do que sigue sien­do una incóg­ni­ta en cues­tio­nes ideo­ló­gi­cas y políticas.

Sin embar­go, la noti­cia en sí debe poner­nos en guar­dia a la masa. Cier­to es que esta­mos en el siglo XXI y per­te­ne­ce­mos a la Unión Euro­pea, dos razo­nes a prio­ri que pare­cen vacu­nas segu­ras con­tra el virus gol­pis­ta. No obs­tan­te, las aso­na­das anti­de­mo­crá­ti­cas pue­den adop­tar fór­mu­las muy avie­sas y suti­les. Recor­de­mos el gol­pe, apa­ren­te­men­te frus­tra­do, de Teje­ro en 1981.

De ese gol­pe no-gol­pe salie­ron for­ta­le­ci­dos el PSOE y el PP, la Coro­na y los resi­duos pos­fran­quis­tas ado­sa­dos a las estruc­tu­ras naci­das por el con­sen­so de la tran­si­ción. Tras la inten­to­na, falli­da for­mal­men­te, entra­mos en la OTAN, Juan Car­los adqui­rió un pres­ti­gio legen­da­rio y las izquier­das trans­for­ma­do­ras que­da­ron redu­ci­das a ceni­zas. Y tam­bién ganó el PSOE poco más tar­de para entrar en la moder­ni­dad del bipar­ti­dis­mo capi­ta­lis­ta sin posi­bi­li­dad de enmienda.

El pro­yec­to de un giro repen­tino o gol­pe blan­do nego­cia­do entre bam­ba­li­nas no es nin­gu­na locu­ra o fic­ción. Hace meses que diri­gen­tes del PP y el PSOE se pro­nun­cian en públi­co a favor de una gran coa­li­ción entre los dos par­ti­dos. Si a ello aña­di­mos la ines­ta­bi­li­dad en Cata­lu­ña y el pano­ra­ma de dete­rio­ro gene­ra­li­za­do, a buen segu­ro que esa enten­te con­tra natu­ra cuen­ta con apo­yos entre las eli­tes, el mer­ca­do, la cas­ta mili­tar irre­den­ta y la jerar­quía católica.

Habrá que estar muy al loro ante los teje­ma­ne­jes y manio­bras que se ave­ci­nan a cor­to y medio pla­zo. Si la situa­ción devie­ne en insos­te­ni­ble, el poder polí­ti­co esta­ble­ci­do y sus men­to­res en la som­bra no entre­ga­rán las armas demo­crá­ti­cas en bue­na ley y con­cor­dia. Las cla­ses pro­pie­ta­rias solo hui­rán en des­ban­da­da a sus cuen­tas en paraí­sos fis­ca­les tras haber pre­sen­ta­do dura y sucia bata­lla en su “ama­da patria”. En últi­ma ins­tan­cia, para eso está el Ejér­ci­to, para rete­ner a la masa sea como fuere.

El decli­ve del bipar­ti­dis­mo pare­ce una ten­den­cia que se afian­za día a día. Por tal cau­sa, PP y PSOE nece­si­tan con urgen­cia nue­vos héroes caris­má­ti­cos para ofre­cer­los a la masa. Ni Rajoy ni Sán­chez dan la talla para ele­var­se tan­to a los alta­res de las mul­ti­tu­des. Un poco de mie­do dosi­fi­ca­do en vita­mi­na gol­pis­ta de salón podría sem­brar dudas en el pue­blo llano y tomar como mal menor a sal­va­do­res emer­gen­tes. ¿Quién dijo que las dic­ta­du­ras son cosas del pasado?

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