Christian Castillo: Lo primero que uno recuerda de la guerra de Malvinas es el enorme contraste entre la monumental solidaridad popular con los soldados, y la acción de la Jefatura Militar de la guerra. Porque Malvinas era una causa tradicional anticolonialista sentida por la mayoría de la población argentina. En 1982 la dictadura intenta dar un manotazo de ahogado para frenar la movilización popular que venía claramente in crescendo desde el año 1979. El punto cúlmine fue el 30 de marzo de 1982, cuando miles de personas convocadas por la CGT se movilizaron hacia la Plaza de Mayo y hacía los principales centros del país. Ese día hubo más de 1000 detenidos. Pero la dictadura ya empezaba a tambalear. Entonces los militares se sirvieron de una causa justa, como era la expulsión de Gran Bretaña de las islas, para mantenerse en el poder. Ese fue su “golpe de mano”.
Malvinas era uno de los pocos casos del mundo que quedaban (y quedan) como marca de dominación colonial tradicional. En ese entonces centenares de declaraciones y resoluciones hasta de las Naciones Unidas condenaban la presencia británica en las islas. La dictadura encuentra en la guerra de Malvinas la posibilidad de ganar apoyo popular. Por los favores prestados por los genocidas argentinos a las bandas paramilitares de Centro América, se piensa – y a eso apuestan – que EE.UU. se iba mantener neutral. De ese modo, la dictadura cree que el imperialismo yanky iba a posibilitar alguna negociación de soberanía compartida favorable a Argentina. Esa fue la carta jugada para alargar su sobrevida en el poder.
Retomando la pregunta, se podría hacer una analogía entre Malvinas y lo sucedido en algunas de las guerras de Irak. En primer lugar nadie estaba contra Bush por simpatía con Sadam Hussein, que también era un opresor de su pueblo e incluso había jugado varias veces para los propios norteamericanos.
En 1991 Irak invade Kuwait, un estado fantoche de las petro-monarquías. Entonces un enorme conglomerado de Fuerzas internacionales invaden Irak. Todos los antiimperialistas del mundo estuvimos del lado de Irak contra el imperialismo norteamericano. Lo mismo sucedió con Argentina contra el imperialismo Inglés. En el mundo los que nos reclamamos antiimperialistas decíamos que a pesar de que la guerra había sido lanzada en forma aventurera, a pesar de su conducción, la causa era justa. Había un enfrentamiento militar, y lo más progresivo que podía salir de este era la derrota de la potencia imperialista, de la potencia colonial.
LVO: ¿Qué consecuencias trajo el triunfo británico para los pueblos del mundo?
Ch.C: Margaret Thatcher, junto a Ronald Reagan, representaba la cara más visible del neoliberalismo. Su fortalecimiento, luego del triunfo en Malvinas, fue enormemente trágico para los pueblos del mundo. El de Margaret Thatcher fue uno de los gobiernos más retrógrados de la historia reciente, un gobierno que produjo un retroceso monumental para la clase obrera y que fue uno de los grandes referentes ideológicos de una ofensiva social y política, y en algún caso militar y económico, contra los pueblos oprimidos y las masas de todo el mundo. Thatcher fue la inventora de la frase “No hay alternativa al neoliberalismo”. Ella misma reconoce la importancia que tuvo Malvinas en el fortalecimiento de su gobierno. En sus memorias “Los años de Downing Street” dice que “el significado de la guerra de Malvinas fue enorme tanto para la seguridad misma de la nación británica como para nuestra situación en el mundo. A partir de 1956, año del fiasco de Suez, la política exterior británica no ha sido sino una larga retirada. El gobierno británico, al igual que los gobiernos extranjeros, había asumido tácitamente que nuestro papel internacional estaba condenado a disminuir poco a poco. Había llegado un momento donde tanto nuestros amigos como nuestros enemigos nos veían como una nación desprovista de voluntad y de capacidad para defender sus intereses en tiempos de paz por no hablar de los tiempos de guerra. La victoria de las Malvinas cambió todo aquello. Después de la guerra cualquier lugar donde yo fuera en nombre de Gran Bretaña había adquirido un significado que antes no tenía. La guerra tuvo verdadera importancia entre las relaciones del este y el oeste…”.
Thatcher había sido elegida en 1979. Tres años más tarde su gobierno se encontraba sumergido en una crisis económica y social muy importante, con una desocupación creciente. Su gobernabilidad tambaleaba e incluso se temía que debiera llamar a elecciones anticipadas. Pero la “dama de hierro” pudo sostenerse porque, así como el Partido Demócrata avaló el lanzamiento de la guerra, la mayoría del partido laborista en la oposición la sostuvo avalando la experiencia colonialista. Hubo un sector de la izquierda inglesa que se movilizó, a pesar de que era muy difícil hacerlo porque había toda una ofensiva chovinista. Esas fueron las únicas manifestaciones de esos sectores valientes que enfrentaron a la aventura colonial. Dos años después de Malvinas, y con su poder consolidado, Thatcher logra reducir a una de las columnas centrales del proletariado británico: los mineros. Y luego de derrotar su huelga, avanza en la privatización del sector.
LVO: Hablabas del papel del Partido Laborista, de apoyo a la guerra… Ch. C: Thatcher pudo sostenerse porque la gran mayoría de la oposición, que era del Partido Laborista, la apoyó en el enfrentamiento contra Argentina.
También hay que destacar el papel del “socialista” Francois Mitterand. En 1982 el Partido Socialista llegaba al gobierno de Francia y Mitterand fue uno de los primeros en saludar la guerra de Margaret Thatcher. Su papel en el conflicto es clave, sobre todo desde el punto de vista militar. Francia había provisto a la dictadura argentina de los aviones Super Etendar y de los misiles Exocet. Pero en el momento de la guerra, Francia frena la entrega del armamento que ya estaba comprado y además les entrega a los ingleses unas claves con las cuales éstos pueden defenderse mejor de los ataques argentinos. En sus memorias Margaret Thatcher plantea: “Mi gratitud se dirigió de manera muy especial hacia el presidente Mitterrand quien, junto con los dirigentes de la antigua Commonwealth, fue uno de nuestros amigos más incondicionales. Durante los años siguientes serían muchos mis acuerdos con el presidente Mitterrand, pero jamás olvidé nuestra deuda en relación con su apoyo personal a lo largo de la crisis de las Malvinas”.
Mitterrand jugaba este papel en la guerra. Anteriormente el gobierno francés había sido el sostén de la propia dictadura Argentina, proveyendo el método de desaparición forzada de personas que había sido utilizado en Argelia. Esto está ampliamente difundido por la investigación de una periodista francesa en el libro “los escuadrones de la muerte”. La dictadura había instalado una oficina donde los generales franceses instruían a los militares argentinos en la técnica de secuestrar, torturar, sacarle información y tirar a los desaparecidos en los vuelos de la muerte, porque también la clase dominante francesa experiencia en esa materia.
Cuando había que apoyar a la dictadura argentina contra el pueblo trabajador, Francia otorgó todo su apoyo. Pero cuando había que desafiar al colonialismo británico, la “Francia democrática” se brindó por entera a Margaret Thatcher.
LVO: ¿Qué política tenían que levantar los socialistas revolucionarios en la guerra de Malvinas?
CH.C: Lo correcto era ubicarse militarmente en el campo de la nación oprimida (Argentina), pero levantando una política independiente de la de Galtieri y la dictadura. Como ha sucedido tantas veces cuando gobiernos de este tipo tienen enfrentamientos parciales con los gobiernos imperialistas, su objetivo no es la derrota del imperialismo, y por su propio carácter de clase no toman las medidas que son necesarias para llevar el enfrentamiento hasta el final. Por eso no se expropiaron las propiedades inglesas, ni se atentó contra sus intereses financieros, no se armó al pueblo, ni se promovió la movilización internacionalista, es decir no se tomaron ninguna de las medidas imprescindibles para efectivamente derrotar al imperialismo.
Era posible el enfrentamiento al imperialismo, había que distinguir entre la dirección de la guerra y la causa justa, donde había que señalar el carácter de país oprimido de la Argentina y la agresión británica. Que pese a una dirección totalmente contrarrevolucionaria como era la dictadura militar, la lucha antiimperialista exigía una definición en un campo militar aunque, insisto, desde el punto de vista de la izquierda había que plantear una política totalmente independiente y opuesta la dictadura. Si la dirección de la Junta Militar no era barrida en el curso de la guerra no había ninguna posibilidad de un triunfo contra el imperialismo. Esto era categóricamente así.
Como conclusión quería plantear que si no es la clase obrera la que lidera la lucha antiimperialista vamos inevitablemente a la derrota. Y en esto es justamente lo que venimos insistiendo desde el PTS, es una idea que queremos sembrar, entre los trabajadores y los jóvenes, la idea de construir un gran partido de la clase obrera que entre otros puntos tiene planteada la tarea de terminar con la dominación imperialista en la Argentina. Malvinas mostró que si no es una dirección conducida por los trabajadores la que lleva adelante todas las medidas para derrotar a las potencias colonialistas, terminamos en aventuras militares que provocan una regresión de la situación anterior en la cual estábamos.
LVO: ¿Querés agregar algo más?
CH.C: Nuestro principal homenaje a los 649 soldados que cayeron en Malvinas y a los soldados ex combatientes que luego fueron ocultados, maltratados y dejados de lado por aquellos mismos que los mandaron a la guerra y también por los gobiernos que le sucedieron. No se los trató de ninguna manera como merecían ser tratados quienes se jugaron la vida en aquella guerra. Me surge un recuerdo de ese entonces: En un acto en la cancha de Gimnasia Esgrima La Plata, ni bien terminada la guerra, se realiza una entrega de medallas a los soldados que habían combatido. Estaban todos los familiares de los ex combatientes y de golpe empieza un grito atronador. Son los propios ex combatientes que gritan “se va acabar, se va a acabar la dictadura militar”. Los militares debieron salir huyendo. Se estaba denunciando en las caras de los genocidas su responsabilidad por la derrota de la guerra.