1. Contexto político y social
En los últimos años el mundo árabe ha vivido cambios drásticos. Al 11‑S siguieron la ocupación estadounidense de Afganistán e Irak, la caída de Sadam Hussein, la guerra de Israel contra Líbano en 2006, las revoluciones populares árabes contra sus tiranos y más recientemente el autoproclamado Estado Islámico con su desencadenamiento de horrores: decapitaciones, destrucción de ciudades enteras, obligación a las minorías de convertirse, pagar fuertes multas o morir. Sometimiento de las mujeres a la esclavitud sexual, amenazas de mutilación genital femenina, circuncisión forzosa, matanzas masivas de opositores, mujeres, niños y ancianos enterrados vivos, poblaciones enteras a las que dejan morir de hambre, destrucción de legados culturales milenarios como templos, iglesias, mezquitas y otros símbolos de antiguas civilizaciones. Una de las peores pesadillas de los últimos decenios.
Según John Gray (1) el Estado Islámico agrupa a los cárteles criminales internacionales que actuaban en el siglo XX globalizado: atracos a bancos, control de los pozos de petróleo, chantajes y extorsiones de todo tipo, opresión de las mujeres y las minorías. Además es un culto de violencia milenaria, un Estado totalitario (2) y una organización terrorista mundial, una versión moderna de barbarie procedente de los Estados cuya estructura fue destruida por las intervenciones occidentales.
El autoproclamado Estado Islámico no solo está apoyado por las bandas que lo proclamaron, sino también por los talibanes de Pakistán y Boko Haram en África. «Occidente es responsable de la anarquía en la que el Estado Islámico prosigue sus conquistas para crear el califato. Dejar a los yazidíes y otros grupos perseguidos sin defensa frente a esas amenazas genocidas es un crimen como los que se perpetraron en las intervenciones anteriores» (3).
Las revoluciones de hace tres años comenzaron con mucha esperanza después de que un joven tunecino se inmolase para protestar contra las injusticias en su país, continuaron en Egipto en la plaza Tahrir contra la dictadura de Mubarak, después en Barhéin, Yemen, Libia, Marruecos y Siria. Esos levantamientos, denominados «primaveras árabes» por la esperanza que parecían aportar con sus reivindicaciones de democracia, libertad, justicia para los pueblos, caída de los regímenes tiránicos y de toda la corrupción que gangrena nuestras sociedades, se han transformado en tempestades y huracanes incontrolables.
Ha seguido el incremento de los fanatismos de todo tipo: regreso de la ley islámica ‑una tragedia para las mujeres- persecución de las minorías, vuelta de las guerras religiosas, infiltración de Al Qaida y movimientos salafistas wahabíes en los grupos pacíficos, laicos y democráticos, caos en Irak que se ha propagado a los países vecinos… Una triste realidad a la que desgraciadamente hay que hacer frente.
¿Qué ha ocurrido a las mujeres en esas primaveras transformadas en tempestades? ¿Cuál fue su papel en las revoluciones y cuál es su lugar ahora? ¿Qué anuncia su horizonte claro durante unos meses y otra vez sombrío? ¿Qué nos dicen ellas a través de sus luchas y reivindicaciones? ¿Cuáles son los medios de escape de los numerosos callejones sin salida a los que debemos enfrentarnos? ¿Podremos transformar a esos nuevos bárbaros en ciudadanos responsables? ¿La sangre vertida en sus ciclos de venganza puede transformarse en ríos de primavera, agua de la que la región tiene tanta necesidad?
2.- Lo personal es político
Mi compromiso de los últimos 40 años con la causa de las mujeres ha conllevado viajes de investigación y escritura. He entrevistado a muchas mujeres en todos los países del Magreb y del Máshreq y también he analizado el papel de las mujeres en la literatura de esos países. Asistí y participé en dos importantes conferencias en los mundos árabe y musulmán con mujeres a la cabeza de numerosos movimientos de liberación femenina en sociedades donde están muy sometidas a leyes y costumbres que prohíben sus libertades más básicas.
Mi trabajo pretende ser una evaluación del clima actual en relación con esas primaveras-tempestades árabes y el papel de las mujeres, así como su actual enfrentamiento al Estado Islámico, uno de los movimientos más retrógrados en cuanto a la posición de las mujeres en el mundo. Finalmente me detendré en diversas experiencias con las mujeres y movimientos de mujeres entrevistadas en el curso de mis viajes de investigación y recientes actividades de compromiso por las causas feminista y humanitaria.
3 – Participación de las mujeres
En diciembre de 2010 participé, con un buen número de feministas llegadas de todo el mundo, en la conferencia organizada en honor de la egipcia Nawal el Saadawi, mujer valiente e inteligente comprometida con la causa feminista cuyas novelas y ensayos han influido y siguen marcando a varias generaciones del mundo árabe. Pudimos sentir de forma tangible el malestar de la sociedad expresado por el descontento frente a la corrupción del Gobierno, una contaminación asfixiante de la atmósfera en la que se veía un buen número de mujeres enfermas y fatigadas en contraste con la esperanza de las mujeres presentes. Una de las conclusiones de la conferencia fue que los derechos de las mujeres están seriamente amenazados, en algunos entornos ni siquiera existen, y que debemos trabajar sin descanso para conseguir esos derechos y lograr que se cambien las leyes para hacerlos valer.
Poco después empezó la revolución en Túnez, se propagó a Egipto, luego a los demás países árabes y los tiranos dirigentes de de esos países (Túnez y Egipto) fueron obligados a salir, aparte de Muammar Gadafi en Libia a quien la OTAN y los países occidentales obligaron por la fuerza y la violencia de las armas a huir antes de asesinarlo.
En todas esas revoluciones el papel de las mujeres fue importante, participaron activamente organizando las manifestaciones y los movimientos ciudadanos y se presentaron a las elecciones. Nawal el Saadawi, que tenía entonces 90 años, participó en las sentadas de la plaza Tahrir en Egipto, el lugar donde nació el movimiento de la resistencia pacífica.
Nawal el Saadawi
Por otra parte algunos años antes ella misma fue candidata en las elecciones presidenciales para romper la hegemonía del partido único de Mubarak y para intentar quebrar el sistema. Nawal El Saadawi está considerada la Simone de Beauvoir del mundo árabe ya que fue la primera que denunció la condición deplorable de la mujer Hay que señalar especialmente los libros que le dieron fama , escritos en árabe y traducidos a varias lenguas: Al Mar’ah Wal Gins, donde denuncia la mutilación genital femenina de la que ella misma fue víctima, la poligamia, el velo, el repudio y los abusos de todo tipo que sufren las mujeres en nuestros países, y Al Mar’ah Inda Niktat el Sifir, la historia trágica de una mujer en Egipto que pone en cuestión toda la sociedad. Sus libros fueron censurados y prohibidos, El Saadawi fue despedida de su trabajo de médica del ministerio de Sanidad en los años 70. Encontró refugio en Líbano, donde reeditaron sus libros que se convirtieron en superventas.
Fui testigo y participante en uno de esos movimientos en el verano de 2011 cuando visité a mi amiga Amel Ben Aba, pionera del movimiento feminista y militante en Túnez. La acompañé a sus reuniones de trabajo. Un día fuimos a un teatro a ver la película de Nadia el Fani titulada Ni Allah ni Maître (Ni dios ni amo), donde fuimos atacadas por islamistas furiosos con porras y gas lacrimógeno para impedir la exhibición de la cinta. Consiguieron romper las puertas y vitrinas del teatro y herir al director de la sala, pero no intimidaron a los espectadores, que se enfrentaron a ellos en bloque. Pude admirar la actitud de los asistentes, que incluso intentaron calmarlos y les invitaron a ver la película y a participar en el debate posterior, pero en vano.
Nadia el Fani
Fue necesaria la intervención de la policía una hora después de que comenzase la agresión para desalojarlos y permitir que empezase la película. Supe que el teatro tuvo que cerrar sus puertas un año después. Y es una pena, porque era uno de los pocos sitios de Túnez donde se podían disfrutar espectáculos y películas de vanguardia y de arte y ensayo. No nos dimos cuenta ese verano de la amplitud de los movimientos islámicos, pensábamos ingenuamente que se trataba de pequeñas nubes que pasarían bajo una primavera soleada y desaparecerían rápidamente.
A menudo he visitado a feministas que conocí en la década de los 80, cuando gracias a una beca de investigación Fulbright viví un año en Túnez y pude asistir a las reuniones de concienciación que ellas organizaban en el club Taher Haddad, al nacimiento de la revista bilingüe Nissa’, al despertar de todo un movimiento feminista, a su vida cotidiana.
Rachida Ennaifer
Reporté y conté esas entrevistas y descubrimientos en uno de mis libros, Blessures des Mots: Journal de Tunisie (4), publicado en París por Côté-Femmes. Entre las mujeres extraordinarias que conocí estaba Rachida Ennaifer, presidenta de la Asociación de Periodistas Tunecinos y vicepresidenta de la Federación de Periodistas Árabes, puesto sorprendente para una mujer a la cabeza de un grupo compuesto principalmente de hombres.
Siham Ben Sedrine
Siham Ben Sedrine, que se ha señalado tantas veces por sus valientes posicionamientos frente a un Estado corrupto, contumaz y tiránico que la encarceló en varias ocasiones, la tuvo en libertad vigilada y finalmente la obligó al exilio, del que regresó en el verano de esa «primavera» para participar en lo que ella pensó que sería una renovación profunda de su país; y Amel Ben Aba, mi compañera, pionera del feminismo, profesora, filósofa y periodista, encarcelada en la época de Bourguiba por denunciar las condiciones de los mineros del sur. Y tantas otras mujeres maravillosas descritas en mi libro.
Fatima Mernissi
La feminista marroquí Fatima Mernissi acudió a Túnez para participar en un taller de escritura cuyos resultados fueron dos recopilaciones de estudios «Tunisiennes en devenir» (1992), donde Amel publicó un señalado artículo titulado «Clore pour éclore». Publicó también en «Femmes et société civile au Maghreb» bajo el título «Années 8O, ce qu’ont tramé les Maghrébines»; también participó en la película Tenez moi en el 92 en la elaboración del escenario y la preparación de la película, y en la cinta Mon coeur est témoin, sobre las mujeres árabes, película de la canadiense Louise Carré que recibió el premio Vues d’Afrique.
Louise Carré
Las mujeres adaptaron y montaron en teatro mi novela Blessures des Mots, que escribí sobre ellas y para ellas. Pude asistir y participar en esa obra en las décadas de 1990 y 2000; se titulaba Les filles de Taher Haddad, en homenaje al liberador de las mujeres cuyos libros y pensamiento inspiraron al presidente Bourguiba para sus reformas en favor de la mujer, en particular su nuevo código del estatuto personal que se alejaba del espíritu de la ley islámica que los islamistas han pretendido introducir tras las «primaveras» intentando modificar la constitución para que las mujeres estén subordinadas a los hombres.
Ya en esos recientes movimientos de revoluciones/liberación, denominados sin razón «primaveras», porque en realidad eran tempestades, hubo algunos informes inquietantes de mujeres violadas, arrestadas o encarceladas, informes rápidamente sofocados por los medios de comunicación, más preocupados por las intervenciones militares y las guerras que consideran más importantes que los derechos de las mujeres en cualquier país.
Las mujeres que participaron en las manifestaciones, sobre todo en Egipto, fueron arrestadas y sometidas a pruebas de virginidad para demostrar su «buena conducta». Cuando no eran vírgenes manchaban su reputación, las llamaban prostitutas, las perseguían, las desterraban y ponían en entredicho el «honor» del movimiento. En Túnez el matrimonio denominado mut’a (que significa «para el placer», del hombre por supuesto) en el que la mujer estaba a merced del hombre sexualmente, físicamente, moralmente y socialmente, sin ningún derecho, se volvió a implantar anulando las reformas de Bourguiba, quien eliminó la poligamia e instituyó numerosos derechos para las mujeres gracias a su reforma del Código del Estatuto Personal (5).
Las mujeres de muchos países árabes, musulmanes, e incluso occidentales, ofrecen sus cuerpos a los combatientes en lo que se denomina comúnmente la «yihad sexual», matrimonios más parecidos a la prostitución, incluso violaciones colectivas, actos dirigidos a apoyar a los combatientes en Siria e Irak y a servir al nuevo estado, el autoproclamado Estado Islámico que promete el paraíso y la vida después de la muerte. Las mujeres de Malasia van en masa a servir a esta causa, lo que se ha convertido en un auténtico problema para el Gobierno malasio que lo ve con malos ojos y quiere impedírselo, me ha contado mi hermano que vive en Singapur. Y no es más que un ejemplo para ilustrar la amplitud de este fenómeno que se extiende incluso a Asia.
4. La violencia sexual crece con el terrorismo
La violencia sexual contra las mujeres va en aumento desde las revoluciones de 2011, cuando las mujeres que protestaban fueron atacadas impunemente por los islamistas, durante la caída del régimen de Hosni Mubarak en primer lugar y después con la junta militar en las protestas contra el presidente Morsi. Entre noviembre de 2012 y enero de 2014 se reportaron 250 casos de violencia sexual contra las mujeres.
Siempre se reproduce el mismo esquema: decenas de hombres rodean a sus víctimas, les arrancan la ropa, sujetan sus cuerpos, muchas de ellas fueron violadas por bandas de malhechores a menudo armados con palos, cuchillas de afeitar y otros artefactos (6). Desde marzo de 2014 ninguno de esos criminales fue arrestado ni condenado por la justicia.
El autoproclamado Estado Islámico utiliza una orquestación de violencia y terror para infundir miedo en el corazón de sus enemigos y lograr el sometimiento y la obediencia de las comunidades conquistadas. Se podría comparar este movimiento al «terrorismo jacobino», a los principios del período soviético y a las masacres sistemáticas practicadas por los Jemeres Rojos. El Estado Islámico está comprometido en la construcción de un estado más ambicioso que Al Qaida, del cual es un retoño. El Estado Islámico ha conquistado casi un tercio de Siria y un cuarto de Irak, construyendo su «Estado» con los métodos de los regímenes totalitarios. Muestra un culto a la violencia apocalíptica que se ha podido observar en otros lugares y otros tiempos, como algunos períodos de la Edad Media y los principios de la Europa moderna.
Movimientos milenarios semejantes, en general muy violentos, se observan en la Edad Media pretendiendo limpiar la corrupción de la iglesia y de la sociedad. Imponían los bautismos en masa, expulsaban o ejecutaban a los que no se convertían y forzaban a las mujeres a la poligamia (7).
Según Jeremy Armstrong (8) las mujeres armadas por el PKK van a Irak a atacar a los yihadistas y a rescatar a las mujeres (más de 3.000) capturadas por el Estado Islámico que las vende como esclavas sexuales, las fuerza al matrimonio o las asesina si no se convierten al islam. Las mujeres kurdas son el terror de los yihadistas, que creen que morir a manos de una mujer les impedirá entrar en el paraíso.
Otras mujeres de las regiones kurdas (montañas de Erbil y de Sinjar donde miles de yizadíes fueron cazados y hambreados, donde muchos han muerto de hambre y de sed) se unieron a sus compañeras de armas para combatir al Estado Islámico con ayuda de los ataques estadounidenses.
Un batallón de mujeres kurdas (madres, hermanas e hijas), las segundas peshmergas (las que no tienen miedo a la muerte), se reunieron para enfrentarse al Estado Islámico con sus AK-47 y proteger a la población kurda iraquí. El Kurdistán es una de las pocas porciones de tierra musulmana donde las mujeres hacen el servicio militar, y en las zonas de combate. Los guerreros del Estado Islámico, que niegan a las mujeres sus derechos más elementales, irónicamente arderán en el infierno si son vencidos por las mujeres a las que quieren someter, vejar y destruir.
Al mismo tiempo se levantan otras voces feministas para denunciar que se utiliza a las mujeres kurdas cuando hacen falta pero están privadas de derechos en esa sociedad, la kurda, que continúa siendo muy patriarcal, en la que la autoridad masculina posee la supremacía y donde las mujeres siguen padeciendo crímenes de honor, abusos y violencia de todo tipo solo por ser mujeres.
«Existe una miopía típica de los medios occidentales, que harían mejor mirando la significación profunda y las implicaciones del hecho de que las mujeres tomen las armas en una sociedad férreamente tradicional contra un grupo que viola y vende a las mujeres como esclavas sexuales en vez de frivolizar y apropiarse de la lucha de las mujeres kurdas a golpe de sensacionalismo. Los reporteros incluso eligen a las combatientes más atractivas para entrevistarlas y las ‘exotizan’ con calificativos como ‘amazonas badass’».
«En paralelo con el combate existencial contra el Estado Islámico, las mujeres de la región siria kurda, tanto si son árabes como sirias, turcomanas o armenias, llevan a cabo una revolución social contra el orden patriarcal por medio de una gobernanza igualitaria y auténticos movimientos feministas» (9).
Por lo tanto la lucha continúa en todos los frentes y las mujeres tienen que combatir no solo para protegerse físicamente de los abusos, sino también psicológicamente, socialmente y políticamente. Todas las facetas constituyen un enredo complicado y exigen valentía y unidad. Hay que alabar a las mujeres kurdas que nos ofrecen ese modelo de valentía y resistencia, pero también tenemos que unirnos a ellas en su resistencia cotidiana que busca cambiar la sociedad y la familia desde dentro.
5. Motivaciones sexuales y atracción al nuevo culto
Los hombres jóvenes que sienten un placer sádico bombardeando, desmembrando, cortando cabezas, enterrando vivas a las personas, vendiendo, abusando y violando a las mujeres, pretenden justificar su violencia con una retórica religiosa, pero no es el fervor religioso el que los motiva. La mayoría son ignorantes de la religión, cuyo sentido es proteger a los humanos de la radicalización violenta. Para un mayor conocimiento de este fenómeno podemos leer al psiquiatra y politólogo Marc Sageman (10), al islamólogo Olivier Roy (11) y al antropólogo Scott Atran (12), quienes han estudiado la cuestión y han analizado la vida, el ambiente y el medio de cientos de esos jóvenes (la mayoría varones). Los estudiosos están de acuerdo en que el islam no avala su conducta.
Lo que inspira a esos peligros terroristas no es el Corán o las enseñanzas religiosas, sino la excitación de la causa del Estado Islámico, que se ha convertido a sus ojos en un llamamiento a la acción prometiéndoles la gloria, la estima de sus amigos, el respeto eterno y el reconocimiento en un mundo ampliado. La mayoría de esos jóvenes estaban desocupados, angustiados por el paro, y quieren la gloria y la excitación que les proporcionan la guerra, las violaciones y la violencia de todo tipo. La mayoría de ellos busca una nueva identidad (13). Los actos sexuales tal como los practican están intrínsecamente vinculados a la guerra y a la violencia, expresan la necesidad de gratificar sus frustraciones sociales a través de orgasmos perversos.
¿Y las mujeres que van al Estado Islámico y se ofrecen sexualmente a los combatientes? Las adoctrinan, les dicen que van a servir a la revolución islámica, que ayudarán a restablecer la utopía del islam, que gestarán y parirán hijos para una causa «noble» y que entrarán directamente en el paraíso en reconocimiento a su devoción, especialmente si se autoinmolan explosionándose en ataques suicidas. En 2005 Irak fue sacudido por una serie de ataques suicidas de mujeres. Esos actos, frutos del cerebro patológico de Abu Mussa’ab al-Zarqawi, el terrorista jordano mentor de Abu Bakr Al-Baghdadi, actual jefe del Estado Islámico, rompieron un tabú de Al Qaida respecto a las mujeres. Una de las mujeres que perpetraron ataques suicidas en aquella época era una belga de 38 años reclutada en la ciudad de Charleroi, cerca de la frontera francesa. El 9 de noviembre de 2005 se explosionó en un puesto de policía iraquí en la ciudad de Baqubah (14).
A menudo son mujeres con sentimientos masoquistas vinculados al sadismo de los varones que sienten placer dejándose dominar y aplastar por verdugos con los que mantienen relaciones que ellas consideran amorosas.
Solo una labor de concienciación como la que se realiza con mujeres maltratadas para que no recaigan en el síndrome les permitirá comprender los sentimientos de los que son víctimas.
Otras motivaciones para unirse al Estado Islámico y abrazar su causa es el espectáculo de crueldad y violencia que el Estado de Israel perpetra contra Gaza con su corolario de masacres de palestinos, su expansión contra todas las leyes internacionales y su política neocolonialista y racista. La visión de la destrucción de las casas, de los olivares y de las naranjas arrancadas, los niños enterrados bajo los escombros, sin apenas ninguna protesta de la comunidad occidental, ha fanatizado a un importante número de jóvenes en varios países del mundo conduciéndolos a unirse al régimen de terror del Estado Islámico al que estamos asistiendo. La violencia engendra violencia, el terror pare terror y la guerra no podrá acabar pronto con ese encadenamiento de horrores. Mientras Occidente siga apoyando las injusticias flagrantes que el Estado de Israel perpetúa con total impunidad no habrá soluciones reales al caos que sufrimos en esta región del mundo.
Nadera Shelhoub Kevorkian
Mi amiga Nadera Shelhoub Kevorkian, en un artículo reciente, ha analizado con elocuencia la situación: «La experiencia de la infancia en Palestina se caracteriza por una ansiedad constante, la pérdida de las casas, el miedo por falta de seguridad incluso en los dormitorios de los niños… Israel es consciente del poder que todos los niños palestinos poseen debido a su simple existencia y pretende mantenerlos bajo una constante amenaza de desaparición… Israel considera que los niños palestinos son amenazas a la seguridad y por lo tanto los arroja fuera de las leyes humanas aceptables… Desembarazarse de los indígenas, marcar pronto su existencia, es una estrategia de satanización criminal de los palestinos, encarcelarlos y matarlos, privarles de su derecho a resistir a la opresión… En los ataques a Gaza los cadáveres de los niños se convierten en objetos de protesta, se politizan… El Estado de Israel avala esas acciones convirtiendo a los niños en herramientas de su régimen que quiere despojar a Palestina… Los niños palestinos crean su propia resistencia.
Incluso entre las ruinas, sometidos a bombardeos asesinos… los niños encontraron medios para rediseñar sus casas… Nuevos medios para vivir, para jugar, para hacer que vuelva a salir el sol y para renovar la vida… Israel apunta y mata a los niños palestinos no solo porque son una amenaza en tanto que «futuros terroristas», sino porque ellos deberán construir la nueva generación… Todo esto exige una intervención inmediata, Israel no puede continuar perpetrando crímenes contra la humanidad y la comunidad internacional no puede seguir apoyándolo» (15).
Conclusión
A pesar de todos los reveses las mujeres no pierden la esperanza y siguen luchando por sus derechos. Los movimientos que piden más democracia y más derechos humanos se oyen en otros países como Barhéin, Siria y Yemen, donde una mujer admirable, la periodista Tawakkul Karma, ha levantado su voz para protestar contra las injusticias y la ausencia de derechos humanos en su país. Se distinguió de una forma tan extraordinaria (sobre todo en el tema de las transformaciones radicales de los movimientos islamistas) que ganó el Premio Nobel de la Paz en 2011.
Tawakkul Karma
Mi amiga la libanesa Tracy Chamoun (16), mujer de letras y de acción (autora de varios libros importantes) e hija de Dany Chamoun, asesinado con su mujer y sus hijos mientras dormía, volvió valientemente a Líbano para presentarse a las elecciones. Fundó su propio partido político, el Partido Liberal Democrático de Líbano. Ha ideado un plan para salvar el Líbano, desde soluciones ecológicas hasta la reestructuración de la política libanesa. El plan se encuentra en su importante libro Le sang de la paix. Todas las semanas publica análisis y propuestas para todos los problemas del momento, desde los refugiados a las enfermedades y las crisis que sacuden la región. Si le dan la oportunidad, ¿podrá Tracy Chamoun transformar Líbano y la región? (17). «Nadie ha analizado la política libanesa con tanta sutileza y profundidad», me decía recientemente Georges Corm, experto en la región (18). ¿Por qué no dan a Tracy la oportunidad de hacer los cambios necesarios?
¿Por qué el mundo, y mi región del mundo en particular, es sordo a esas voces redentoras? ¿Por qué la mayoría de los hombres tienen miedo de las mujeres y no las dejan que salven la tierra antes de que sea demasiado tarde?
Es como si las voces del poder y de las armas fuesen más fuertes que las de la democracia y los derechos humanos. En la actualidad asistimos a una vuelta a las tradiciones, a la barbarie y a leyes aberrantes bajo el signo del islam que evocan aspectos de la ley islámica que habían caído en desuso y a menudo son contrarias a las propias prescripciones coránicas.
Nada más establecerse, el nuevo régimen libio proclamó la ley islámica como ley del Estado (dicha proclamación apenas fue señalada por los medios de comunicación, más preocupados por mostrar el lado bueno de esa revolución, que prefirieron ignorar las señales precursoras de peligro para las mujeres y los seres humanos en general). Ennahda, el movimiento islamista que tomó el poder en Túnez intentó hacer lo mismo. Afortunadamente las elecciones de este año están demostrando lo contrario y desdicen esas predicciones espantosas. Pero en Egipto el ejército, que controla el país, está él mismo sometido a los islamistas. Y en Siria Al Qaida, los salafistas y los wahabíes se han infiltrado en los movimientos democráticos y pacifistas de la oposición y luchan contra el régimen sirio, que continúa inamovible, mezclando las cartas y convirtiendo la situación siria en un galimatías.
Y ahora la región se ve sometida a la peor forma del islamismo contemporáneo, ¡el Estado Islámico! Cuando los elementos armados se desencadenan en un país, las fuerzas de paz y armonía y las voces de las mujeres se asfixian. El caos, la anarquía y la violencia toman el mando y se instalan por la fuerza, es lo que está pasando.
Cuando los fundamentalismos religiosos, el militarismo y los nacionalismos alimentan el mito de la masculinidad y se alimentan de él, la libertad de las mujeres desaparece. Irak es un buen ejemplo: más de un millón de viudas, prostitución en pleno auge, las mujeres emigrando a los países vecinos (Siria, Jordania, Líbano), vendiendo sus cuerpos para poder dar de comer a sus familias, un país en un estado de desintegración total tras la caída del régimen y la ocupación de las fuerzas estadounidenses, luchas armadas entre los diversos grupos étnicos y religiosos, actos terroristas sembrando el espanto y dividiendo al país todavía más, guerra entre las diferentes facciones que se carga sobre las espaldas de las mujeres forzándolas a vestirse de cierta manera y según los códigos dictados por el ministerio de Asuntos Femeninos, sometiéndolas al velo incluso en las escuelas laicas.
Los movimientos políticos-religiosos casi siempre van contra los intereses de las mujeres. Cuando un pueblo está constantemente sometido a abusos, guerra, violencia, bombas, actos terroristas y terribles atrocidades, ¿cómo va a creer en el futuro y en que vendrán días mejores? Los jóvenes están desesperados y las mujeres paren carne de cañón.
Nos encontramos frente a amenazas de violencia, barbarie y terror raramente experimentadas con tanta intensidad y con tantas posibilidades de llevar al mundo a un caos total. ¿Cómo seguir buscando soluciones pacíficas en semejante contexto? ¿No habremos pasado ya el punto de no retorno de la desintegración de nuestro planeta debido a los abusos, las destrucciones y la violencia? ¿Hay algún atisbo de esperanza en el horizonte?
¿Los batallones de mujeres kurdas mencionados en este artículo son señales de mejora de la condición de las mujeres de la región, el único camino de recuperación de su dignidad y libertad? ¿Qué ocurrirá cuando acabe la guerra y los enemigos estén vencidos? ¿No se establecerán otras formas de abuso y opresión como pasó a las mujeres en otras partes del mundo cuando fueron reenviadas a sus casas y sometidas a opresiones a menudo más perniciosas cuando acabó la luchar armada? ¿Cómo pueden enseñar las mujeres a sus compañeros que no son objetos de consumo, sino compañeras a las que hay que amar y respetar?
Si el mundo sobrevive al espantoso caos actual, será también gracias a la transformación de las relaciones entre las mujeres y los hombres. Dichas relaciones deben basarse en la ternura y el reparto igualitario, en otra concepción del amor lejos de los sentimientos de posesión y celos que impiden a los compañeros ver la belleza del otro. El equilibrio de nuestro mundo está en juego. Mi esperanza para Líbano es darle «una oportunidad a la paz» (la canción de los Beatles resuena en mi cabeza: «Give Peace a Chance»). Dar a Líbano la esperanza a través de mujeres como Tracy Chamoun y tantas otras personas excepcionales (mujeres y hombres) entrevistadas aquí, muchas para poder citarlas a todas. Esas personas me hicieron volver a este país, apasionante a pesar de todo, que podría volver a convertirse en una antorcha y un ejemplo para la región. Espero que eso llegue antes de que sea demasiado tarde (19).
Notas:
(1) Filósofo y ensayista británico, ha escrito muchos libros de teoría política, entre ellos recientemente Straw Dogs: Thoughts on Humans and Other Animals (2002) y otras obras como Al Qaeda and What it Means to be Modern (2003), Heresies: Against Progress and Other Illusions (2004), Black Mass: Apocalyptic Religion and the Death of Utopia (2007), Gray’s Anatomy: Selected Writings (2009)
(2) Christiane Veauvy precisa que: «El Estado Islámico, autoproclamado en extrañas circunstancias, tiene poco que ver con las condiciones de emergencia y de creación de esta institución. Por lo tanto el término totalitario no es adecuado».
(3) John Gray, The Guardian, 26 de agosto de 2014.
(4) Blessures des Mots: Journal de Tunisie. París: Côté femmes, Collection Prémices, junio de 1993.
(5) Agence France Presse CAIRO: Readmore: http://www.rawstory.com/rs/2014/04/sexual-violence-against-egypt-women-goes-unpunished-report/.
(6) John Gray, The Guardian, 26 de agosto de 2014.
(7) Jeremy Armstrong, The New York Post, 19 de Agosto de 2014.
(8) «BEYOND THE BATTLEFIELD: THE KURDISH WOMEN’S RADICAL STRUGGLE» de Dilar Dirik, primer artículo publicado en Al-Yazira con el título «Western fascination with ‘badass’ Kurdish women», 2014.
(9) Especialista en terrorismo, ha publicado: Understanding Terror Networks (Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 2004), Leaderless Jihad: Terror Networks in the Twenty-First Century (Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 2008).
(10) Ha publicado, entre otros, L’échec de l’islam politique, Seuil, 1992. (2) The Terrorist in Search of Humanity: Militant Islam and Global Politics, Columbia University Press, 2008. (3) Seuil, 2008.
(11) Ha publicado, entre otros: In Gods We Trust: The Evolutionary Landscape of Religion Oxford University Press, 2002; Talking to the Enemy: Faith, Brother hood, and the (Un) Making of Terrorists Harper Collins, 2010.
(12) Mehdi Hasan, «What the Jihadists who bought ‘Islam for Dummies tell us about Radicalisation» blog Posted: 21/08/2014 10:04 BST Updated: 21/08/2014 17:59 BST.
(13) Jamie Dettmer, «The Bride of ISIS revealed» World News, 9/3/2014.
(14) Nadera Shalhoub-Kevorkian, « The constant presence of death in the lives of Palestinian children », 22 de Agosto de 2014.
(15) Tracy Chamoun, mujer de letras y activista libanesa, es una de las dos hijas supervivientes de Dany Chamoun, el líder del Partido Nacional Liberal y de la Tigers militia. Nieta del presidente Camille Chamoun, ha creado su propio partido, así como la «Dany Chamoun Foundation». En 1991, Tracy escribió su primer libro Au Nom du Pere, en el que cuenta lo que significa crecer en la guerra, libro que se publicó en Francia en 1991. Estuvo en la lista de los mejores libros del año en Francia y recibió dos premios, uno de ellos el «Prix Vérité». De 1993 à 1995 Tracy volvió a vivir a Líbano, donde asistió al proceso, muy mediatizado, del asesinato de su padre que ella cuenta en sus libros. En 1993 publicó su segundo libro, una novela titulada Amare, publicada también en Francia que figuró en la lista de los mejores libros de L’Express. Se publicó también en inglés en Estados Unidos y es destacable su aportación a los problemas de resolución de conflictos, así como las terapias postraumáticas. ¿Cómo curar las heridas profundas de la guerra? ¿Qué camino seguir para salir de las mutilaciones y destrucciones de la guerra y la violencia? Participante en numerosas conferencias y acciones por la paz, Tracy trabaja, escribe y habla de asuntos de importancia vital por todo el mundo, es una gran abogada de la tolerancia y la coexistencia. Su último libro, Le Sang de la Paix (París, Lattès, 2012, disponible también en árabe), ofrece un plan para salir de las crisis que sufre Líbano, muestra el camino para resolver los problemas libaneses, de las reformas políticas a las ecológicas, y otros flagelos que sacuden nuestra tierra.
(16) René Naba señala, con razón, que «La cuestión no se planteará porque no habrá ocasión mientras el machismo impregne las relaciones en las sociedades árabes». A pesar de esta constatación realista, pero muy pesimista, espero que ese machismo pueda transformarse y transformar la sociedad en lo más profundo.
(17) Georges Corm, economista e historiador libanés y asesor de numerosas organizaciones internacionales, es profesor de la Saint Joseph University de Beirut. Estudió en el Institut d’Etudes Politiques de París (1958−1961) y fue ministro de Finanzas de diciembre de 1998 a octubre de 2000 en el Gobierno de Salim El Hoss. Sus libros, traducidos a muchas lenguas, incluyen: Le Nouveau Gouvernement du Monde (Idéologies, Structures, Contre-Pouvoirs), La Découverte, 2010; L’Europe et le Mythe de l’Occident (La Construction d’une Histoire),La Découverte, 2009; Histoire du Moyen-Orient (De l’Antiquité à nos jours), La Découverte/Poche, 2007; Le Proche-Orient éclaté (1956 – 2012), Gallimard/Histoire; Orient-Occident, la fracture imaginaire, La découverte, 2002 y 2004; L’Europe et l’Orient: de la balkanisation à la libanisation; Histoire d’une modernité inaccomplie, La découverte, 1998, 2001 y 2003; Histoire du pluralisme religieux dans le bassin méditerranéen, Geuthner, 1998; Le Nouveau Désordre économique mundial, La découverte, 1993; La Mue (novela), 1989; Le Moyen-Orient, Flammarion/dominos, 1994; La Question religieuse au XXIme siècle; Géopolitique et crise de la post-modernité, La Découverte, 2006; Le nouveau gouvernement du monde – Idéologies, structures, contre-pouvoirs, La découverte, 2010.
(18) Roula Zoubiane, profesora de la universidad libanesa, autora de numerosas obras importantes y notable traductora de intelectuales muy conocidos en el mundo árabe, me envió estos interesantes comentarios: «Su artículo de temática cruelmente actual y precisión altamente científica interesan y mueven a quienes, alineándose a su ejemplo, luchan contra la infamia que prolifera en nuestra región, convertida en siniestra mientras rebosa de talentos prometedores de un futuro mejor. Sin embargo, y así como usted misma lo piensa, esta región no volverá a encontrar el camino de la luz y del verdadero progreso, en primer lugar humano, hasta que no reconozca a las mujeres, poniendo fin a su viacrucis e integrándolas en los procesos de toma de decisiones que garantizarán el progreso. La misma situación se impone en algunas regiones del África negra, donde la militarización de la juventud toma una nueva vuelta, en la medida en que el integrismo religioso extiende su lepra cada vez más y donde las primeras víctimas son naturalmente las mujeres. La temática de la mesa redonda que moderaré se articula en torno de «Cultura y violencia en el Mediterráneo» (Salon du Livre Francophone, Beyrouth, Biel, 2014). No sé si los conferenciantes se atreverán a abordar una cuestión tan espinosa en Líbano citando al Estado Islámico por miedo a que su intervención y toma de posición contra esa plaga se interpreten en términos de sectarismo religioso sunismo/chiísmo, reproduciendo así un antiguo conflicto que es ciertamente defensor pero todavía está más deseoso de valorar el consenso democrático y el proyecto de Estado político, que favorece el mérito humano en la perseverancia en el camino de la fe que, sin alejarse de Dios, desarrolla el potencial de sus criaturas. Independientemente del Estado Islámico y los artífices de su espíritu y su proyecto, el islam y el mundo árabe del que se reclama continúan sufriendo diariamente las secuelas de ese primer cisma radical».