Cuántos compañer@s han caído presos en la lucha contra las cárceles y a favor de la libertad. Cuántas compañer@s muertas en la lucha por una vida digna. Cuánto sufrimiento, cuántos golpes e insultos por decantarnos por la lucha y cuántas caricias, abrazos y gestos de solidaridad hemos conocido gracias al camino tomado. Cuántas cosas se pierden por esa lucha y cuántas se ganan. Todo o nada, todos o ninguno. Por encima de las contradicciones siempre adelante. La lucha ha sido un arma de doble filo para nosotros y nosotras, porque sabíamos que quedarnos a mitad de camino sin llegar al destino, una vez llegada la noche, siempre acarrea volverse atrás.
Aún así, y siendo conscientes de todos los peligros, nos involucramos en esta cruda pelea, nos pusimos manos a la obra a favor de la independencia y el socialismo siguiendo la estela de dignidad que habían dejado quienes pasaron antes y, todavía más importante, atrajimos hacia nosotros a quienes vinieron después. Y eso es, precisamente, lo que actualmente más nos preocupa: el lugar en el que quedan la dignidad de esa lucha de décadas y en qué lugar quedan, como militantes, esos compañeros y compañeras que la han sacado adelante, esos a los que arrastramos a la lucha y todavía están sufriendo las consecuencias, en este momento en el que nos encontramos inmersos en un intento de despolitización de la lucha.
Para nosotros y nosotras, como militantes, ha quedado atrás una fase, pero eso no quiere decir que no tengamos responsabilidad alguna sobre la situación en la que están los kides que nos quedan en la cárcel y fuera de Euskal Herria y, cómo no, en la medida en la que hemos puesto nuestro granito de arena para escribir la historia de este pueblo, que no tengamos responsabilidad en la tarea del campo de la memoria.
En enero, quienes firmamos esta carta y otros militantes que al igual que nosotras han sufrido la represión, hemos llevado a cabo una asamblea para debatir sobre la situación política y para establecer cuál es el trabajo que en la actualidad debemos realizar como militantes. En los próximos meses iremos dando cuerpo a esta idea en torno a estos tres puntos:
- Mantener la dignidad de la lucha y hacer frente a los intentos de manipulación de la historia.
- No cerrar las puertas para crear un futuro mejor a las generaciones venideras.
- Dar nuestro apoyo a l@s represaliados políticos y hacerles saber que nadie se quedará tirad@ por no ceder ante los chantajes del enemigo.
Para terminar, destacar que ser ex represaliados no nos convierte en ex militantes. Seguimos siendo militantes políticos y venimos a poner nuestras experiencias y nuestras vivencias al servicio de la lucha por la liberación social y nacional de Euskal Herria. Convencidos de que nuestra aportación será positiva, jo ta ke irabazi arte!
Errepresaliatu ohiak Asamblada