Rebeldes maoístas mataron el martes al menos a 75 policías indios tras una emboscada desde unas colinas en un denso bosque en el centro de India, en uno de los peores ataques de insurgentes en años. los militantes comunistas se hicieron obviamente, con las armas de los emboscados y con las segundo grupo que llegó en su auxilio, ambos fueron aniquilados.
El ataque de unos 700 combatientes maoístas en el estado de Chhattisgarh pone de relieve la fuerte presencia rebelde en amplias áreas de India, especialmente en zonas rurales remotas que han quedado excluidas del auge de la economía.
Además, recientes ataques contra la policía han planteado dudas sobre lo bien preparadas que están las fuerzas de seguridad a la hora de enfrentarse a los maoístas, especialmente durante una contraofensiva de las fuerzas de seguridad este año.
«Algo ha ido muy mal», dijo el ministro del Interior indio, Palaniappan Chidambaram.
«Parece que han entrado en un campamento o una trampa», agregó.
La policía dijo que los rebeldes maoístas, que controlan varias áreas ricas en recursos minerales, se habían retirado a los bosques en el distrito de Dantewada en la región de Bastar, sede de la mina de hierro NMDC , la mayor de India.
El ataque del martes no afectó a las operaciones de minería, pero sus responsables estaban afectados.
«Existe un absoluto pánico», dijo S.P. Himanshu Kumar, subdirector general de NDMC, frecuentemente atacada por maoístas.
Un grupo de refuerzos que trataba de recoger los cadáveres fue atacado por los maoístas que rodeaban la zona. Dos helicópteros de la Fuerza Aérea India fueron usados en la operación de rescate.
«Es un gran desastre y muestra que las fuerzas paramilitares obviamente no están entrenadas para abordar la rebelión maoísta y no parecen tener suficiente información de inteligencia», dijo el mayor general retirado Ravi Arora, editor de la Indian Military Review.
Los maoístas habitualmente atacan líneas férreas y fábricas, dañando negocios que potencialmente valen miles de millones de dólares por su riqueza mineral y a menudo situados en regiones remotas. Obtienen más de 300 millones de dólares de impuestos de guerra a compañías cada año, según el Gobierno.
El primer ministro, Manmohan Singh, ha descrito a los maoístas como una grave amenaza a la seguridad interna de India, es decir, al imperialimo pro norteamericano indú.
El domingo, unos rebeldes detonaron una mina que causó la muerte de 10 policías en el estado oriental de Orissa, rico en minerales.
Los maoístas han incrementado sus ataques en respuesta a una ofensiva policial que comenzó a finales del año pasado en varios estados, que de acuerdo a responsables indios ha debilitado por primera vez al movimiento insurgente.
Los maoístas, que dicen que luchan por los derechos de los granjeros pobres y peones sin tierra, está expandiendo su influencia en el este, el centro y el sur de India.
Miles de enemigos han muerto a manos de la insurgencia, que comenzó a actuar a finales de la década de 1960.