Un principio democrático que no tiene parangón y que hace añicos esa idea de que en democracia se puede defender todo. Es la respuesta que ha dado y está dando el Gobierno de Patxi López a la inmensa mayoría de los trabajadores vascos y es la manera de hacer política, en este caso, de empleo y, me atrevería a decir, económica, siempre basadas en el márketing, pero no en la realidad mayoritaria de este pueblo.
Esa mesa de diálogo social sólo mira a Madrid y se ciñe a lo que los empresarios demanden y determinen. Así nos va. Porque si hablamos de ausentes, tenemos mucho que decir: ausentes de políticas eficaces de empleo y políticas económicas, y de políticas de salud y de prestaciones sociales reales y equiparables al resto de la Unión Europea. Con más de 181.000 parados ya, ¿de qué ausentes estamos hablando? Sin embargo, quienes figuran en esa mesa de diálogo social, coja y manca para con la defensa de los trabajadores vascos, esperan que Madrid decidida otra reforma laboral para decirnos las bondades de la misma. Solamente acarreará, el tiempo lo volverá a determinar, más precariedad y peores condiciones de trabajo para los trabajadores.
Los mismos que se sientan en la mesa de Patxi López y Gemma Zabaleta, se sientan y han sentado en Madrid desde hace ya más de 25 años. Son los que han llevado la precariedad a las cotas más altas de la Unión Europea. Son quienes han decidido políticas de empleo que han llevado al paro a miles de trabajadores a ritmos superiores que en la UE, incluso en países que han tenido evoluciones del PIB peores que el Estado español. Y son los que están beneficiando a los empresarios en su pugna por lograr más beneficios económicos a costa del sudor y la sangre de muchos trabajadores. Basta.