El Primero de Mayo es un día para reivindicar el valor de la lucha de los y las trabajadoras, un día que también nos lleva a reflexionar a cerca de esa lucha. Precisamente en relación al Primero de Mayo de este año, queremos hacer un alto para analizar la efectividad de nuestra lucha, reflexionar sobre las lecciones aprendidas y definir nuevos retos que nos permitan avanzar en el camino iniciado.
Entre los retos que LAB se propone, predomina la necesidad de reforzar el camino que nos lleve al cambio político y social, profundizando en las dinámicas que ya están en marcha e impulsando nuevas iniciativas.
El lema de este año, Langileon borroka, aldaketaren indarra, resume bien nuestra reflexión sobre el proceso de cambio al que nos referimos: no es momento de limitarnos sólo a hablar de cambio o a exigir a quienes intentan evitarlo que nos den una oportunidad. La oportunidad está aquí, la hemos creado nosotros y nosotras, quienes necesitamos el cambio. Somos muchas las personas dispuestas impulsarlo, y por lo tanto, ahora es el momento de definir el camino a recorrer, el momento de tomar decisiones para avanzar en ese sentido. Es el momento de acordar cómo se va a impulsar y encaminar el cambio.
Sobre el camino que nos llevará al cambio político y social, afirmamos que la clase trabajadora tiene la fuerza necesaria para recorrer el camino del que hablamos. Tenemos razón al defender la necesidad del cambio, tenemos razón cuando denunciamos que esos cambios hoy por hoy no vendrán de la mano de las instituciones, y cuando decimos que nuestra situación, la situación de las y los trabajadores empeorará si no se dan esos cambios tan necesarios.
Sí, tenemos razón, pero no basta con tener razón. Hace falta fuerza para cambiar las cosas, porque el cambio no vendrá dado ni se dará sólo, y menos aún, cuando el bloqueo de toda posibilidad de cambio se convierte en el objetivo principal de las decisiones adoptadas en relación a Euskal Herria. Cerrar las puertas al cambio, hoy por hoy esa es la prioridad principal de las instituciones, el objetivo de los Estados español y francés, y de quienes representan el Capital.
En la lucha de las y los trabajadores reside, sin lugar a dudas, la fuerza necesaria para el proceso del cambio, porque es la clase trabajadoras vasca, somos nosotros y nosotras, quienes necesitamos los cambios. Si la clase trabajadora hace suya objetivo del cambio y además se muestra dispuesta a protagonizarla, no habrá forma de obstaculizar el proceso del cambio.
A nuestro entender son cuatro los ejes en los que se debe sustentar el proceso del cambio:
-Realizar el recorrido par definir un nuevo marco político e institucional. Debemos tener la opción de decidir qué estructuración política e institucional queremos y poder elegir la relación que queremos tener con ambos Estados, para tener voz propia a nivel internacional, para definir nuestro modelo económico y social, y desarrollar nuestras políticas económicas y sociales. Debemos recorrer el camino que nos lleve a un marco que reconozca y garantice dichas opciones, sin límites, sin violencia, sin injerencias; un camino impulsado por las y los trabajadores vascos que sitúe siempre en las decisiones de la ciudadanía vasca la opción de avanzar en esa dirección.
-Poner a las instituciones al servicio de la ciudadanía. La ciudadanía vasca, las y los trabajadores vascos necesitan representantes institucionales que apuesten por ello, así como un modelo de participación social que les permita incidir en las decisiones. Son cambios a realizar en las instituciones democráticas, siendo imprescindible para ello garantizar la posibilidad de que todas las opciones políticas estén representadas en las mismas, garantizando así el derecho de todas las personas a elegir y ser elegidos.
-Mejorar las condiciones de vida y las condiciones laborales de los hombres y las mujeres de Euskal Herria, cambiando las políticas económicas y sociales que existen detrás de la crisis que vivimos y adoptando medidas efectivas, en el mundo laboral, para garantizar nuestros derechos. El Decálogo propuesto por la mayoría sindical y respaldado por 131.000 trabajadores y trabajadoras es nuestra referencia para cambiar las políticas actuales, una referencia a tener en cuenta por las instituciones.
-Construir los pilares para definir las bases del nuevo modelo económico y social. Los agentes de Euskal Herria podemos definir mediante un amplio acuerdo político y social las bases del nuevo modelo, a través de un efectivo ejercicio popular, que supondría contar con una referencia común y acordada en la que todos y todas tuviéramos sitio y pudiésemos participar.
Estos objetivos son factibles porque en Euskal Herria existe una gran masa social dispuesta a luchar por estos cambios y porque somos muchos los agentes políticos, sindicales y sociales que nos posicionamos a favor de estos objetivos. La llave, sin duda alguna, está en la capacidad de lograr alianzas conjuntas a la hora de decidir y luchar estos cambios.
El camino hacia estos objetivos lo marca el proceso democrático, un camino que no tiene alternativa. De este modo certificaremos que los cambios se realicen democráticamente. Avanzar en el proceso deberá propiciar la democratización de la vida de Euskal Herria, una premisa indispensable a día de hoy.
Mediante el diálogo y la negociación deberemos construir los acuerdos que necesita Euskal Herria. Acuerdos entre agentes y acuerdos entre Euskal Herria y los Estados. Todos y todas deberemos dar los paso que sean necesarios para así poder construir un acuerdo firme y efectivo.
Lograr cambios mediante un proceso democrático requiere de compromisos conjuntos. La clave en nuestra opinión, está en construir compromisos colectivos para Euskal Herria mediante compromisos personales, e impulsar los compromisos que sean necesarios para Euskal Herria.
Para llevar a buen puerto un proceso democrático es indispensable asegurar la libre actividad política y social en Euskal Herria, pues es ahí donde se encuentra la posibilidad de desarrollar compromisos a favor del proceso.
Donostia, 19 de abril de 2010