En una clínica de la localidad de Anand, al norte de la India, mujeres hindúes dan a luz a niños occidentales. Óvulos de mujeres blancas son inseminados con el esperma de hombres blancos y los embriones son seguidamente implantados en el útero de las mujeres hindúes. Los niños o niñas no tienen ningún atributo de las mujeres que las paren. No llevarán ni su nombre ni las conocerán. Después de dar a luz, las hindúes se separan de los bebés. Un contrato se ha firmado. En el momento en el que las mujeres renuncian a los bebés que han parido reciben entre 2.500−6.500 dólares por nacimiento1. Para estas mujeres, que mayormente son pobres que viven en pueblos cercanos a la clínica, esta suma puede representar el equivalente de diez años de salario2. Las clientes son fundamentalmente estadounidense, europeas, japonesas y ricas hindúes, parejas heterosexuales sin hijos, homosexuales y personas solteras. En una entrevista en la BBC, la madre de alquiler Rubina declara: Es un milagro, me pregunté como había podido parir un niño tan guapo, americano y blanco. No podía creerlo, soy tan feliz
.
Explica que uno de sus propios hijos, que tiene una enfermedad del corazón, tenía necesidad de una operación y que dar a luz al hijo de la pareja estadounidenses era el único medio para procurarse el dinero suficiente para pagar la intervención3.
Se podría creer que todo esto es ciencia-ficción, pero son los actos que definen la maternidad por sustitución, que se ha convertido en una industria floreciente y legal, entre otros, en Estados Unidos, en Ukrania y en India. En este último país, alrededor de mil niños o niñas son paridos a través de este método y, por su potencial de futuro, los expertos evalúan, en 2006, la industria india de la maternidad de sustitución a 449 millones de dólares4.
Recientemente, dos suecos explicaron en los medios de comunicación su viaje a la India para procurarse un bebé. No se me plantea ningún problema por que se haga esto por razones exclusivamente económicas, encuentro, por el contrario, que es una manera moderna y nueva de comprender la maternidad
declaró uno de ellos en la entrevista realizada en una radio sueca5.
La maternidad de sustitución ‑el hecho de que mujeres den a luz a hijos por contrato- no es legal en la mayoría de los países, pero, cada vez más, se reivindica que lo sea. En esta industria, una mujer es inseminada o recibe un embrión, después de nueve meses de gestación, da a luz a un bebé que abandona. Puede hacerlo gratuitamente o contra pago, pero, en los dos casos, una mujer firma un contrato estipulando que debe parir para otra persona.
Origen
El origen del comercio de la maternidad remonta a los años setenta en Estados Unidos. Los anuncios empezaron a aparecer en los periódicos: hombres, cuyas mujeres eran infértiles, buscaban otras mujeres susceptibles de dar a luz un hijo a cambio de cierta cantidad de dinero. Las mujeres eran inseminadas y los hombres adoptaban
su propio hijo. Esto se hacía de manera relativamente discreta y a pequeña escala.
Pasó poco tiempo antes de que alguien viera en esto una manera de enriquecerse. El abogado Noel Keane abrió una agencia con la idea de poner en relación mujeres con parejas sin hijos. Sabía que muchas parejas estaban dispuestas a pagar sumas importantes para tener hijos genéticamente descendientes del padre. Keane les garantizaba este resultado. Obtuvo una cierta popularidad al intervenir en emisiones televisivas en donde presentaba su agencia como una obra de caridad destinada a ayudar a las parejas sin hijos. Se ofreció dinero a mujeres jóvenes para que fueran madres de alquiler; al mismo tiempo se les convencía de que eran unas buenas samaritanas. La idea se expandió y Keane amasó una fortuna. A finales de los años setenta, había ya varias agencias en Estados Unidos implicadas en este tipo de actividades, que hasta ese momento ejercieron en condiciones de semi legalidad6.
No se tuvo que esperar mucho tiempo antes de que hubiera el primer conflicto de notoriedad pública sobre la custodia del bebé. Una mujer, que dio a luz un bebé después de ser inseminada en la clínica de Noel Keane, se negó a separarse de su hijo. Mary Beth Whitehead, madre de dos hijos, perteneciente a la clase media inferior, había aceptado parir un hijo para la pareja Stern, miembro de clase media superior. Whitehead fue inseminada con el esperma de Bill Stern a cambio de 10.000 dólares a la entrega del bebé. Sin embargo, después del parto, Whitehead sintió un sentimiento muy fuerte hacia este hijo, más de lo que ella hubiera podido imaginar. Cuando vio que era una niña no pudo abandonarla. En su biografía explica:
En este instante pensé: ¡que error he cometido! Yo no quería que este error se hiciera realidad. Me forzaba en pensar que no había existido, que era mi propia hija y que tendríamos una vida normal. Por un lado, sentía un sentimiento de culpabilidad a causa de la obligación que estimaba que tenía hacia los Stern y me inquietaba de lo que ellos pudieran resentir, pero al mismo tiempo estaba llena de un fuerte sentimiento de responsabilidad hacia esta hija como podría sentir cualquier madre. […] Pensé, Dios mío, ¿qué va a pensar cuando sepa que ha sido vendida por 10.000 dólares? ¡Se sentirá como se sentían las esclavas!7
Whitehead huyó a Florida con su hija en donde fueron localizadas por las fuerzas del orden. Entonces amenazó con suicidarse. Hubo seguidamente un largo juicio. La madre contra el padre, embarazo contra inseminación, clase contra clase, lazos de sangre contra contrato. Este juicio movilizó la opinión pública estadounidense e incluso fue la base para una serie de televisión. Las feministas se pusieron de lado del derecho de Whitehead a guardar su hija, mientras que una campaña de odio estallaba contra ellas en los medios de comunicación. Finalmente, el contrato se declaró nulo. Sin embargo, la pareja Stern obtuvo la custodia de la niña, el jurado estimó que serían mejores padres puesto que eran de una clase social superior8.
El asunto fue designado con el nombre de Baby M
y tuvo como consecuencia la prohibición en varios estados de la gestación para un tercero con fines comerciales. Sin embargo, un nuevo caso modificó las opiniones en los juicios respecto a la custodia y desplazó este comercio hacia países del tercer mundo. Al principio de los años noventa, la trasplantación del embrión –es decir la implantación del óvulo fecundado de una mujer en el útero de otra mujer– se convirtió en una técnica corriente. La madre de alquiler podía estar embarazada de un niño que no tenía ninguna relación genética con ella –por lo tanto no había ningún parentesco
biológico. A este fenómeno se le llama maternidad de sustitución
–a diferencia de la gestación tradicional, en la que la mujer lleva su propio óvulo.
A partir de ese momento, países como la India se han convertido en el destino a la moda, mientras que antes estaba localizado en Occidente. Una madre de alquilar hindú paría siempre un niño/niña hindú. Después ha sido técnicamente posible para una hindú parir un bebé blanco. Las parejas o personas interesadas en tener un hijo de Estados Unidos podían entonces pagar un tercio de lo que les habría costado en su país y volver a su casa con su propio
hijo, aunque hubiera sido parido por una hindú. La trasplantación del embrión ha conducido igualmente a los tribunales estadounidenses a cambar la manera de juzgar los conflictos relativos a la custodia del bebé. En el caso de 1993, que fue prácticamente idéntico al de Baby M
–la madre de alquiler sentía remordimientos después del nacimiento y decidió guardar el bebé– la sentencia afirmaba que ella no era la madre. Ella no había tomado la decisión de la elección de la reproducción, sino que había ofrecido un servicio
9. Puesto que el óvulo no era suyo, su embarazo no podía caracterizarse de verdadera maternidad, sino más bien de servicio
; por lo tanto no tenía ningún derecho sobre el bebé que había parido. Esta decisión hizo jurisprudencia en Estados Unidos. A partir de entonces, incluso cuando el óvulo implica a una tercera mujer, se concede la custodia a las personas que han encargado al bebé.
El comercio de la maternidad de sustitución avanza en todo el mundo. Es legal en Estados Unidos, en India, Ukrania, Hungría, Corea del Sur, África del Sur, Israel, Países Bajos. Gran Bretaña y Australia han legalizado esta práctica a condición de que no tenga un carácter comercial. Parece que el comercio ilegal de embarazos en donde se ofrece a las mujeres una suma equivalente a 12.000 dólares por niño10 ha empezado en China. Es difícil saber cuántos niños han nacido por intermediario de la maternidad de sustitución hasta hoy, puesto que pocos países tiene estadísticas. Sin embargo, los datos estadounidenses oficiales muestran que, durante un año, es decir en 2000, se efecturaron 1.210 intervenciones con este método de gestación –una cifra que posiblemente ha aumentado desde entonces11. En Suecia, hay parejas que han encargado hijos a madres de alquiler originarias tanto en Estados Unidos como en el tercer mundo.
Las que compran – las que paren
Las personas que desean un hijo a través de la maternidad de sustitución son principalmente parejas heterosexuales occidentales. De edades comprendidas entre 35 – 45 años y que tienen, en general, un nivel de estudios elevado12. Han intentado, por término medio, durante siete años tener un hijo con hormonas y fecundación in vitro, pero la mujer es infértil por las causas que sean13. Una minoría (que está creciendo) está compuesta de parejas homosexuales o de hombres solos que desean tener un hijo biológico y porque en muchos países no se permite al adopción. Lo que tienen en común todas estas personas es el hecho de desear un hijo genéticamente descendiente del padre. No quieren, sin embargo, que las mujeres que den a luz su hijo tenga derecho a la custodia compartida. En la web oneinsix.com, un hombre pregunta: He visto vuestra web sobre las madres de alquiler, quisiera saber exactamente lo que cuesta (en total) tener un hijo. Quiero ser padre, ¿qué tengo que hacer? ¿Y cuánto cuesta una madre de alquiler?
14. Una mujer que ya ha tenido hijos, pero que no puede tener ningún embarazo más explica: Voy a cumplir 40 años el mes de agosto y me gustaría muchísimo tener uno o dos hijos más. Me gustaría utilizar nuestro embrión y una madre de sustitución solamente para el embarazo
. Otras personas quieren cosas concretas en relación a los atributos físicos del hijo: Soy S. de Inglaterra. Me gustaría ser padre y sería muy feliz si pudiera encontrar una mujer que aceptara quedar embarazada de mi hijo utilizando sus propios óvulos. Me encantaría tener un hijo asiático o a lo mejor keniano. ¿Puede ser?
15
Dos parejas suecas están buscan, igualmente, madres de alquiler. En la web familijeliv.se, una mujer escribe: Quisiera saber si alguien ya ha tenido alguna experiencia con una madre de alquiler en Ukrania o en Estados Unidos. ¿Cómo funciona? ¿Cuáles son las formalidades a realizar en Suecia al volver al país y cuánto cuesta?
16. Hay anuncios como este: Pareja casada busca madre de alquiler. Remuneración importante
17, se trata, sin lugar a dudas, de una maternidad de sustitución con carácter comercial, incluso si todas las formas de esta actividad están prohibidas en Suecia. Otra muer escribe: Hemos hablado sobre la posibilidad de una maternidad de sustitución. Mi marido es escéptico y tiene miedo de que se le engañe. Queremos saber cuánto quisiera recibir. ¿Qué garantía podemos pedir para que la madre de alquiler no cambie de opinión una vez que el bebé haya nacido?
18. Un hombre escribe: Soy un soltero que quisiera tener un hijo. Vivo en Malmö y tengo 43 años
19.
Que viva en Ukrania, en India o en Estados Unidos, en la mayoría de los casos, la mujer que da a luz es más pobre que las personas que encargan un bebé. En India, muchas veces es de un pueblo cercano a la clínica. En Estados Unidos, normalmente es una mujer casada de la clase obrera20.
Kajsa Ekis Ekman, autora de L’être et la marchandise. Prostitution, maternité de substitution et dissociation de soi.
29 de junio de 2016
Fuente: Entre les lignes entre les mots
[Traducido del francés por Boltxe Kolektiboa.]
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Homosexuellt par anlitar indisk surrogatmamma
, Sveriges Radio PI,29, mayo de 2008. -
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Mary Beth Whitehead y Loretta Schwartz-Nobel: A Mother’s Story. The Truth About the Baby M Case, New York, St Martins Press, 1989, p. 19.
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Cindy Jaquith: Surrogate Motherhood, Women’s Rights, and the Working Class, New York, Pathfinder Press, 1988, p. 31.
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http://www.oneinsix.com/surrogacy-india.html
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http://www.villhabarn.com/forum_surrogatmoder. php?p=8
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http://www.villhabarn.com/forum_surrogatmoder. php?p=5
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Ibid.
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Chesler, op. cit., p. 44.
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